Se está viviendo un proceso extraordinario. Cada movida occidental genera resultados opuestos a los proclamados. Y al no revertir el sentido, todo se acelera.
Por Gabriel Fernández *
El panorama internacional es electrizante porque todas las acciones se cruzan a enorme velocidad. Esa aceleración sin precedentes puede favorecer el ansia bélica de quienes usufructúan los enredos, pero también el diseño cuidado de quienes, con rumbos estratégicos sólidos, saben pensar en medio de la vorágine. La idea que este periodista desea transmitir es esta: mientras misiles, tropas, elecciones, reuniones y declaraciones surcan la historia viva dejando estelas de fuego -físicas y conceptuales- varios estadistas parecen moverse en cámara lenta e influir, con leves toques oportunos, en el rumbo general.
Si la referencia clásica al respecto es el proceder de Xi Jingpin al frente de la República Popular de China, sería injusto dejar de lado el paciente tejido de Ebrahin Raisi y Ali Jamenei en la conducción de la República Islámica de Irán. Pero, sobre todo, y ahí es preciso enfocar, los movimientos cerebrales de Vladimir Putin, que deben canalizar en un justo término el rasgo temperamental de su Federación.
Sin prisa, claro, aunque sin pausa, vamos a los ejes.
RUSIA. La operación comunicacional de Putin al aceptar la entrevista con el ex Fox News Tucker Carlson, resultó tan exitosa que facilitó la expansión mundial de su palabra como nunca había sucedido, y la misma estuvo acompañada por una densidad argumental de singular potencia. El hecho en sí mismo evidenció que cuando se elabora política vale detenerse y reflexionar, sea cual fuere la extensión del planteo, y dejar de lado los consejos de quienes suponen que todo se resuelve con un twitt breve que clasifique buenos y malos.
Luego, la organización en Moscú de un encuentro internacional contra el colonialismo, mostró que la cabeza de su canciller, Serguei Lavrov, funciona a pleno. La reunión sirvió para congregar 50 naciones y un centenar de corrientes políticas y permitió al ministro expresar una clave de la historia en proyección: aquellas luchas del Movimiento de los No Alineados están dentro del sendero multipolar. Semejante aseveración brinda volumen a las batallas presentes, que intentan ser devaluadas por interpretaciones sobre nuevas hegemonías. África fue una de las estrellas del cónclave.
Esta semana las Fuerzas Armadas de Rusia informaron -y Kiev reconoció- el nuevo y definitivo avance sobre el Donbas al ocupar la clave ciudad de Avdéyevka, que configuraba el nudo defensivo del ejército ucraniano. En simultáneo, la Federación abandonó la lejanía en el conflicto de Oriente Medio y, ya confiada al afirmarse en Ucrania, recibió una delegación de la Resistencia Palestina; ante las protestas israelíes, se ofreció como garante para un alto el fuego en la Franja de Gaza.
Al adoptar esa decisión, el Oso empezó a deshacer el rumbo previo destinado a mejorar sus vínculos con Israel. Tras observar el incremento de los ataques contra la población palestina y el despliegue del espacio resistente en toda Asia Occidental, el Kremlin optó por priorizar la relación con Irán, nación que articula los movimientos político militares en la región. Contra la estrechez informativa al respecto, cabe indicar que desde el Líbano hasta Irak múltiples organizaciones con decenas de miles de combatientes hacen frente a las provocaciones anglosajonas y han logrado la adhesión masiva de los pueblos árabes.
Rusia, presidiendo los BRICS + y formando parte de su novedoso aliado, la OPEP +, gesta un 2024 desequilibrado: China puede contar con todo el combustible que necesite y sabe que rusos e iraníes constituyen las mejores herramientas para instaurar la paz que exige su Iniciativa de la Franja y la Ruta. El silencio de los miembros de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) implica distancia de los litigios, precisamente lo que anhela el Dragón para avanzar en una fase esencial de la contienda económica, la fabricación de semiconductores.
Mientras tanto, entre bombas y especulaciones, las economías occidentales evidencian su deterioro. Nada es inmediato, cabe recordar, pero los datos fríos están a la vista. La recesión avanza en la que fue potencia industrial hace poco más de un año, Alemania. También, fíjese lector, en Gran Bretaña. La City londinense ha conseguido progresar en la desterritorialización del estado pirata, así como Delaware, Nevada, Montana, Wyoming y Dakota del Sur lo vienen haciendo en los Estados Unidos. Si se suman las islas que operan en esa dirección desde años atrás, puede comprobarse que las corporaciones financieras crecieron en base al saqueo de los Estados.
De los Estados antes llamados periféricos, pero también de los centrales en Occidente.
PAKISTÁN. Es pertinente zambullirse en algunos factores que han pasado desapercibidos. Como se anticipó en estas Fuentes, el ex primer ministro Imran Khan sostuvo su popularidad e impactó a los Estados Unidos y sus aliados con una importante victoria de su partido en las elecciones parlamentarias del 8 de febrero. Tras las rejas, cumpliendo una sentencia acumulativa de 30 años por presunta corrupción, alcanzó el triunfo mediante su partido Pakistán Tehrik-e-Insaf (PTI) y consiguió la mayoría de los escaños.
Vale recordar que su destitución del cargo en abril de 2022 tras una moción parlamentaria de censura, fue orquestada por el gobierno norteamericano. La audaz decisión de Khan de visitar Moscú el 23 de febrero de 2022, en vísperas de la irrupción rusa en Ucrania y el deterioro de sus vínculos con Occidente, enfureció a Washington y al establishment militar paquistaní.
Los gobernantes de facto, aterrorizados por la “inesperada” victoria electoral de Khan, plantean por estas horas establecer un gobierno de “unidad” sin el PTI, y buscan disminuir su influencia parlamentaria mediante presiones para demembrar su bloque (amenazas, coimas) pese a la ostensible masividad del ex campeón mundial de críquet.
Según la Comisión Electoral del país (ECP), que anunció los resultados preliminares más de 60 horas después de finalizar las elecciones, los candidatos independientes –presentados por el PTI– obtuvieron 93 escaños en la Asamblea Nacional (AN). Sin embargo, el recuento previo del ECP mostraba que la fuerza más popular había conseguido 100 escaños; más tarde, los miembros independientes que no formaban parte del PTI pero concurrieron como aliados, se enumeraron por separado.
Las irregularidades no terminaron allí. Las redes sociales de los referentes del partido de Imran Kahn fueron bloqueadas; así, sus adherentes no lograban enterarse de la victoria que estaban obteniendo; eso obturó la convocatoria a movilizaciones para celebrar. Sí pudo expresarse el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Syed Asim Munir, quien haciendo caso omiso de los resultados convocó a un “gobierno de unidad” para asegurar la “estabilidad necesaria” e impulsar “el progreso económico de Pakistán”.
Pakistán es una potencia nuclear. Es, además, el quinto país más poblado del mundo (unos 231 millones de habitantes); está inmerso en una fuerte crisis económica y padece una inflación que ronda el 30%; su crecimiento se desacelera alrededor del 2%. El político y empresario Shehbaz Sharif, que asumió el gobierno tras la destitución de Khan, reinsertó al país en el Fondo Monetario Internacional (FMI). Habrá que prestar atención a la continuidad del proceso en marcha, tanto desde su flanco económico como desde su perfil político. En nuestras Fuentes Seguras dedicadas al tema, se trazó un cuadro de situación que puede resultar de interés.
Lo cierto es que, con todos los poderes en contra, el candidato multipolar logró imponerse en las elecciones pakistaníes.
EL ENEMIGO INTERIOR. Que la vida es rara no lo va a descubrir este cronista. Sin embargo, y sin olvidar la lógica absorbente del capitalismo financiero que explicamos aquí, cabe indicar que, entre cuestionamientos, sanciones y ataques, los Estados Unidos forjaron -y forzaron- la acerada amistad entre China y Rusia que caracteriza este presente. Justo la pesadilla que intentaron evitar los grandes pensadores norteamericanos del siglo XX. Pueden repasarse los textos referidos a Henry Kissinger.
Lo apuntó con una fina sonrisa el profesor Michael Hudson semanas atrás: “Durante más de una generación, los diplomáticos estadounidenses más prominentes han advertido sobre lo que pensaban que representaría la última amenaza externa: una alianza de Rusia y China que domine Eurasia. Las sanciones económicas y la confrontación militar de Estados Unidos los han impulsado juntos, y están llevando a otros países a su órbita euroasiática emergente”. Qué curioso, señaló: “Se esperaba que el poder económico y financiero estadounidense evitara este destino”.
Es cierto. Las sanciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con los Estados Unidos como mascarón de proa, originaron una situación inversa a la prevista, ya que en lugar de deteriorar la economía rusa y alentar la caída del gobierno y el desmembramiento del país, facilitaron un enlace de necesidad con China, agilizaron el protagonismo de los BRICS, atrajeron a la Unión Económica Euroasiática, redireccionaron la Liga Arabe, acentuaron la relación con Africa, modificaron el alineamiento de buena parte de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) y pusieron patas para arriba a la OPEP. Entre otros asuntos.
¿Por qué? Aunque Hudson lo analizó con matices si se lo compara con estos apuntes, vale tomarlo muy en cuenta. “Este privilegio monetario -señorío en dólares- ha permitido a la diplomacia estadounidense imponer políticas neoliberales al resto del mundo, sin tener que usar mucha fuerza militar propia, excepto para apoderarse del petróleo del Cercano Oriente”. Hay varias referencias que ejemplifican el comentario, pero sin dudas Irak es la más relevante.
Añadió que la adopción de sanciones para bloquear “el comercio y la inversión con Rusia, Irán y China en Europa, Asia y otros países ha impuesto enormes costos de oportunidad -el costo de las oportunidades perdidas- a los aliados de Estados Unidos. Y la reciente confiscación de las reservas de oro y extranjeras de Venezuela, Afganistán y ahora Rusia, junto con el acaparamiento selectivo de cuentas bancarias de extranjeros ricos (con la esperanza de ganar sus corazones y mentes, junto con la recuperación de sus cuentas secuestradas), ha terminado con la idea de que las tenencias de dólares o las de sus satélites de la OTAN en libras esterlinas y euros son un refugio de inversión seguro cuando las condiciones económicas mundiales se vuelven inestables”.
EL DESCUBRIMIENTO. De hecho, se azoró Hudson, “los diplomáticos estadounidenses han optado por poner fin a la dolarización internacional, al tiempo que ayudan a Rusia a construir sus propios medios de producción agrícola e industrial autosuficientes. Este proceso de fractura global en realidad ha estado ocurriendo desde hace algunos años, comenzando con las sanciones que bloquean a los aliados de la OTAN de Estados Unidos y otros satélites económicos del comercio con Rusia. Para Rusia, estas sanciones tuvieron el mismo efecto que los aranceles protectores habrían tenido”.
Qué interesante. Qué cosa de locos: “Rusia había permanecido demasiado cautivada por la ideología del libre mercado como para tomar medidas para proteger su propia agricultura o industria. Los Estados Unidos proporcionaron la ayuda que se necesitaba al imponer la autosuficiencia interna a Rusia (a través de sanciones). Cuando los estados bálticos perdieron el mercado ruso de queso y otros productos agrícolas, Rusia creó rápidamente su propio sector de queso y lácteos, al tiempo que se convirtió en el principal exportador de granos del mundo”.
Entonces, “Rusia está descubriendo que no necesita dólares estadounidenses como respaldo para el tipo de cambio del rublo. Su banco central puede crear los rublos necesarios para pagar los salarios nacionales y financiar la formación de capital. Por lo tanto, las confiscaciones de los Estados Unidos pueden finalmente llevar a Rusia a poner fin a la filosofía monetaria neoliberal, como Sergei Glaziev ha estado abogando durante mucho tiempo a favor de la TMM (Teoría Monetaria Moderna)”.
UN ALINEAMIENTO FORZADO. Es pertinente añadir que semejante acción agresiva contra la Federación, habilitó el desarrollo de una burguesía nacional que se abrazó a Putin para seguir existiendo. Los famosos millonarios rusos, llamados oligarcas en la gran prensa, observaron que las embestidas atlantistas podían privarlos de mercados internos y externos; sin más convicción que su interés sectorial, sacaron cuentas y resolvieron alinearse junto al resto de su comunidad. Para nada bonachones ni solidarios: sucede que los Estados Unidos y Europa quebraron los vínculos comerciales y se adueñaron de depósitos en la banca internacional.
Por eso Hudson deslizó que “el efecto de convertir en rehenes las tenencias de dólares rusos, libras esterlinas y euros ha sido hacer de la City de Londres un lugar demasiado arriesgado en el que mantener sus activos. Al imponer sanciones a los rusos más ricos cercanos a Putin, los funcionarios estadounidenses esperaban inducirlos a oponerse a su separación de Occidente y, por lo tanto, a servir efectivamente como agentes de influencia de la OTAN. Pero para los multimillonarios rusos, su propio país está empezando a parecer más seguro”.
De ahí que en esta saga se insista con decisión en informar sobre el emerger de un nuevo orden internacional, aún difícil de atisbar en el horizonte pero con razones de base muy sólidas para su despliegue. En este juego de paredes futboleras con Hudson, se inserta una evaluación crucial: “Está surgiendo un orden económico internacional verdaderamente nuevo, aunque aún no está claro qué forma tomará. Pero «empujar al Oso» con la confrontación de Estados Unidos y la OTAN con Rusia ha pasado el nivel de masa crítica. Ya no se trata solo de Ucrania. Eso es simplemente el detonante, un catalizador para alejar a gran parte del mundo de la órbita de Estados Unidos y la OTAN”.
Ahora bien: las empresas productivas norteamericanas y europeas también se sienten hostigadas por la extraña política impuesta por el capital financiero. ¿Cuánto resistirán sin resistir? Por el momento, están languideciendo; algunas tratan de adecuarse al esquema, trasladando sus recursos a la órbita rentística. Sin embargo, enseguida comprueban que los mismos se difuminan en el agujero negro y pasan a formar parte de la etérea capitalización de sus adversarios internos, que declaman capitalismo y aplican la vieja usura. Con rasgos violentos, claro. Es que como si todo esto fuera poco, bueno es recordar que con guerras y mas guerras, no pueden producir, ni vender.
GOL EN CONTRA. Dentro de la sorpresa que surge cuando se intenta aplicar el raciocinio al análisis político, pide lugar el estupor. Pues semejante dislate económico aparece ligado a la admisión sin sentido de las premisas políticas lanzadas desde los medios de comunicación orientados por las corporaciones. Personas mayores, cuyo futuro depende de la industrialización, ponen el grito en el cielo por las malas mañas de declarantes objetables como Donald Trump, entre otros, en vez de analizar qué ideas activan para dinamizar la industria en sus propias zonas de influencia. Aquí se ha dicho: en realidad Eurasia le explica a Occidente cómo apuntalar y mejorar el capitalismo.
No es necesario ir muy lejos para entender la noción recién postulada. Hace pocos días Trump fue condenado a pagar una multa de 355 millones de dólares por inflar cifras de activos para lograr ventajas con aseguradoras y bancos. La decisión judicial -otro impacto destinado a correr al rubicundo de la carrera electoral- sería humorística si no resultara dramática para la vertebración interna norteamericana. El mensaje implícito en toda la campaña anti trumpista es no inviertan, no amplíen la producción con valor agregado, no acrecienten el PBI, hagan como los buenos empresarios y gobiernos europeos que obedecen los científicos parámetros económicos de la cúspide reunida en Davos.
(Nótese la diferencia en el trato al empresariado impulsor de productos con valor agregado. Mientras la Federación de Rusia lo integra, los Estados Unidos lo expulsa).
Todo el discurso aparece envuelto en premisas sin lógica presentadas como verdades extraordinarias. Por un lado, se indica aquí y allá que el objetivo primordial de los Estados debe ser el equilibrio fiscal. Así, presuntos ahorros y desafinados recortes comandan las decisiones de las grandes naciones centrales. Por otro, que la defensa de algo llamado democracia debe basarse en la anulación de vínculos comerciales con Eurasia y con todos aquellos que brinden respaldo a los BRICS + y compañía. Entonces los gobiernos aceptan dejar de intervenir (orientar) las economías de sus territorios y también admiten prescindir de combustibles en precios razonables, y de minerales imprescindibles para los procesos productivos vinculados a las nuevas tecnologías.
Esa parafernalia argumental, que ya era difícil de absorber en el inicio de la nueva etapa del conflicto ucraniano, se ha desbarrancado notablemente al dispararse la agresión israelí contra los palestinos de la Franja de Gaza, pues el único respaldo real de la administración de Benjamín Netanyahu se articula en los Estados Unidos. La pretensión de erradicar el pueblo palestino, establecer control de Israel en todo el espacio desde la Franja hasta Cisjordania, quedarse con los recursos gasíferos y reducir la influencia iraní, son elementos que saltan a la vista.
Qué significa. Sin entrar ahora en los aspectos mas finos de este litigio, sirve apuntar que los mismos norteamericanos globalistas han contribuido a deteriorar la imagen de Joseph Biden con vistas a las elecciones de noviembre; además, han puesto en movimiento el vigor de Ansrallah, damnificando el tránsito por el mar Rojo pero también “ayudando” a resolver un garabato sin salida como el yemení y a intensificar, por tanto, la incidencia persa sobre ese gran productor petrolero. En definitiva, cuando la coalición Rusia – Irán – Turquía, con ostensible aquiescencia china, había conseguido pacificar la región (Siria incluida), la irrupción norteamericano israelí desbocó el panorama. Y activó la Resistencia en Medio Oriente.
Por lo antedicho, todas las naciones -sea cual fuere su posición- comprenden que los Estados Unidos y la OTAN son más peligrosos que China y Rusia. Esa certeza labra conceptos que, aunque tarden en progresar, se van instalando al interior de las comunidades. El Oriente intentó, hasta el 2022, abrir una puerta para que la nación del Norte y la Unión Europea se inserten en el sendero multipolar como protagonistas importantes, pero no excluyentes. Era una gran idea. Los beneficiarios la rechazaron. Es que la dirigencia que está al frente de esos lugares no responde al interés geoeconómico profundo de los mismos, sino a las corporaciones infladas por el capital financiero.
Cerramos, lector, con dos consideraciones poco difundidas de los estrategas más renombrados. Solo para reflexionar, sin prisa, mientras se toma unos mates y procesa el material precedente, en su conjunto.
Si tus fuerzas están en orden mientras que las suyas están inmersas en el caos, si tú y tus fuerzas están con ánimo y ellos desmoralizados, entonces, aunque sean más numerosos, puedes entrar en batalla. Sun Tzu.
Cuanto más intensos y poderosos sean los motivos y las tensiones que justifiquen la guerra, más estrecha relación guardará ésta con su concepción abstracta. Carl von Clausewitz.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal