El celebrado 8,8% de inflación mensual registrado en abril —cuarto de caída consecutiva— se inscribe en un marco de derrumbe de la actividad económica. Mientras que en marzo la producción industrial cayó 21,2% de modo interanual, el consumo de carne vacuna se hundió un 17,5% y comienzan a suscitarse despidos y suspensiones en grandes compañías.
«No hay plata»: la consigna esgrimida por el presidente Milei al asumir ya se hizo carne en la economía real. El ajuste «con motosierra» dispuesto por el Gobierno se refleja en un deterioro vertiginoso de la actividad. Mientras el oficialismo celebra el 8,8% de inflación mensual registrado en abril —cuarto consecutivo de descenso—, los principales indicadores dan cuenta de una caída libre en la producción y el consumo.
Según el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en marzo de 2024 la producción manufacturera registró un drástico derrumbe del 21,2% interanual en promedio, con especial énfasis en rubros sensibles como equipos (37,9%) o industrias metálicas básicas (34%). Con todo, la industria funciona a media máquina: utiliza apenas el 53% de la capacidad instalada total.
Un indicador directo y acaso más elocuente del freno económico en ciernes está dado por la construcción. Tras la decisión gubernamental de suspender toda la obra pública a nivel nacional, el rubro registró una retracción del 42,2% interanual, apenas comparable con las cifras vislumbradas durante la pandemia de coronavirus. Según la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), en lo que va del año se perdieron más de 100.000 puestos de trabajo.
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Una recesión galopante: ¿a qué costo está logrando Milei bajar la inflación en Argentina?
hace 20 horas (actualizado: hace 16 horas)
© AP Photo / Manu Fernandez
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Juan Lehmann
Desde Argentina
El celebrado 8,8% de inflación mensual registrado en abril —cuarto de caída consecutiva— se inscribe en un marco de derrumbe de la actividad económica. Mientras que en marzo la producción industrial cayó 21,2% de modo interanual, el consumo de carne vacuna se hundió un 17,5% y comienzan a suscitarse despidos y suspensiones en grandes compañías.
«No hay plata»: la consigna esgrimida por el presidente Milei al asumir ya se hizo carne en la economía real. El ajuste «con motosierra» dispuesto por el Gobierno se refleja en un deterioro vertiginoso de la actividad. Mientras el oficialismo celebra el 8,8% de inflación mensual registrado en abril —cuarto consecutivo de descenso—, los principales indicadores dan cuenta de una caída libre en la producción y el consumo.
Según el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en marzo de 2024 la producción manufacturera registró un drástico derrumbe del 21,2% interanual en promedio, con especial énfasis en rubros sensibles como equipos (37,9%) o industrias metálicas básicas (34%). Con todo, la industria funciona a media máquina: utiliza apenas el 53% de la capacidad instalada total.
Un indicador directo y acaso más elocuente del freno económico en ciernes está dado por la construcción. Tras la decisión gubernamental de suspender toda la obra pública a nivel nacional, el rubro registró una retracción del 42,2% interanual, apenas comparable con las cifras vislumbradas durante la pandemia de coronavirus. Según la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), en lo que va del año se perdieron más de 100.000 puestos de trabajo.
La merma en la producción se condice con la caída en las ventas. De acuerdo a la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), el consumo de carne sufrió un derrumbe del 17,5% y registró en el primer cuatrimestre de 2024 su peor marca en tres décadas.
La voz de alerta
«El escenario es más que preocupante: en el primer trimestre las ventas en supermercados han caído hasta un 14% de manera interanual. El más grave es el capítulo de alimentos, que se derrumbó un 23%«, dijo a Sputnik Isaac Rudnik, especialista en consumo y director del Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana.
La alerta roja afecta directamente a los pequeños comerciantes. Según Rudnik, «las ventas de los pequeños negocios están en caída libre ante los grandes supermercados dadas las ofertas de descuentos, y eso puede forzar su cierre y afectar miles de puestos de trabajo.
La sensible situación fue narrada en primera persona por Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires. En diálogo con Sputnik, el representante del sector afirmó que «mucha gente ha optado por resignar volúmenes de compras en los supermercados. Si la situación económica no empieza a repuntar, muchos comercios van a empezar a cerrar sus puertas«.