Con la autogestión como estandarte, trato más humano y mejores condiciones laborales, en un rubro altamente precarizado.
Trabajadores Repartidores Unidos (TRU) surgió durante la pandemia en Villa Ballester, con el objetivo de plantearse como un modelo que compita contra las aplicaciones de Pedidos Ya y Rappi.
La Cooperativa actualmente está compuesta por 17 integrantes cuya zona de influencia es la calle de adoquines Lacroze, en el partido de San Martín. Allí, cuentan con el apoyo de comercios y comunidad vecinal.
El presidente de la entidad, Pablo Gómez, explicó que comenzó a trabajar durante los años ’90, cuando ya “el trabajo era tan precarizado que, con la propina, el plato de comida y unos mangos se sustentaba. Sin obra social, sin aguinaldo”.
“Ahora se cree que el repartidor está bajo todas las normas laborales vigentes. Está bien visto que sea monotributista o que trabaje para una aplicación. Yo trabajé para una y hace dos años que estoy queriendo que me reciban una carta documento porque no se sabe ni dónde están”, enfatizó.
En este contexto, las y los trabajadores comenzaron a notar que no contaban con los mismos incentivos que sus compañeros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), zona norte, oeste, sur o Gran La Plata. Así empezaron a discutir si debían sindicalizarse, armar una empresa u otro tipo de emprendimiento.
Tomar acción
De a poco, con Gómez realizando una experiencia piloto, se organizó un circuito de locales adheridos que precisaba de ese tipo de servicios. Hoy, las y los repartidores se organizan en turnos para trabajar los siete días de la semana, de 8 a 24hs, y están en contacto con cincuenta locales de Villa Ballester.
Si bien no pueden sumar más negocios por falta de repartidores, mantienen su objetivo de mantener la mejor calidad del servicio, es decir, que el pedido llegue en las mejores condiciones, directo del local gastronómico al domicilio de la persona.
Gómez explicó que “solo nos apoyaron organizaciones sociales como el Movimiento Evita. Hoy somos parte de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP)”. Más allá de que la esencia es la calle, junto a otras seis cooperativas comparten un espacio en el edificio de La Disco de Oro, una fábrica de empanadas emblemática de San Andrés que fue recuperada por sus trabajadores y trabajadoras.
“En cuanto a la cantidad de pedidos estamos un poco por debajo de Pedidos Ya, que tienen grandes clientes como McDonald’s y Burger King, pero por encima del volumen de Rappi. Tenemos un grupo de WhatsApp para cada cliente, que conoce a los repartidores. Hay una relación más humana, personal”, añade.
Para el referente, la fórmula es simple: “el repartidor que viene a trabajar en la cooperativa tiene que llevarse bien con el comerciante y con sus compañeros, tratar bien al vecino y ser responsable, porque si falla, le falla al compañero”.
Fuente: El Portal de las Cooperativas