El Congreso fue el epicentro de los principales reclamos de las mujeres trabajoras y disidencias sexuales. También hubo una marcha hacia plaza de Mayo. Una jornada con menos gliter pero más abrazos feministas.
La potencia feminista volvió a sentirse en las calles durante este 8 marzo, en la conmemoración del Día internacional de las mujeres y disidencias trabajadoras. Fue una jornada extensa que reunió una gran cantidad de reclamos pero también una serie de consensos plasmados en el documento de cierre y compuesto por una variada y abultada serie de acuerdos.
En este Paro Internacional Feminista los consensos se siguen construyendo con convicciones claras en contra de las violencias patriarcales y la desigualdad de oportunidades. En las calles las representaciones de las luchas históricas se hicieron presentes ante un abanico infinito de realidades que se volvieron visibles con la organización y la fuerza de un movimiento que sigue avanzando. Un movimiento que reconfigura sus acuerdos, que disputa privilegios y renueva su agenda ante las adversidades económicas que viven los sectores más vulnerados y las trabajadoras.
Justicia, trabajo genuino, reparación histórica para las travestis y trans, fin de la violencia política y de la violencia de género fueron los ejes de este nuevo y masivo encuentro en las calles cuya consigna este año fue “Con esta justicia no hay derecho ni democracia a la deuda con nosotras y con nosotres”.
Trabajadoras a marchar
Son las tres de la tarde y el sol quema. Gorritas, agua fría, pecheras pasan de mano en mano entre las columnas que comienzan a acomodarse para marchar hasta el Congreso. El Frente Darío Santillán (FDS) tuvo una extensa jornada que comenzó con asambleas barriales feministas y ahora continúa en la marcha.
Las mujeres reclaman el reconocimiento como trabajadoras comunitarias. “Estamos movilizando en las calles por todas las que no están. Estamos luchando para conseguir un reconocimiento como promotoras de género. Pero también para seguir pisando y mirando adelante, como mujeres”, dice Lourdes, integrante del FDS.
La intersección de Av De Mayo y Av 9 de Julio es un punto de abrazos y sonrisas. Allí están entre varias organizaciones Ni Una Menos, el colectivo que tuvo una vital importancia a la hora de unir los reclamos para esta jornada.
Foto: Soledad Quiroga
“Hoy marchamos por muchas cosas”, explica Luci Cavallero mientras coordina desde allí lo que horas después sucederá en el escenario. “Marchamos por muchas cosas porque queremos, en primer lugar, denunciar el carácter patriarcal racista y clasista de la justicia que, además de que no nos da soluciones reales. Está persiguiendo y criminalizando liderazgos populares como el de Milagro Sala, como el de Cristina. Y además marchamos para decir que la deuda es con nosotras, que la situación económica es cada vez más acuciante para las trabajadoras, que se da el fenómeno de las trabajadoras pobres de salarios y subsidios que no le ganan a la inflación y porque tenemos una agenda reivindicativa que en muchos puntos todavía no está cumplida. Por ejemplo, el reconocimiento de los trabajos comunitarios que hacen las compañeras en los barrios”.
A uno metros de Ni Una Menos, la columna del Frente Grande comienza a crecer. De a poco llegan las referentas de este espacio. Allí encabezando la columna, la diputada del Frente de Todos e integrante del Frente Grande, Natalia Zaracho saluda a las mujeres que se acercan a pedir, tímidamente, una foto. “Como todos los años, venimos a estar en la calle, a mostrar la organización. A mí siempre me conmueve esta fecha. Encontrarnos en la lucha como siempre, con los sectores que milito todo el tiempo, con una agenda de tierra, techo y trabajo”, expresó a Tiempo Argentino. “No podemos pensar un feminismo popular donde todavía tengamos pibas que estén en situación de calle, de consumo, con problemas de vivienda o trabajo. Queremos un feminismo popular donde todas las pibas puedan ser parte, donde podamos ofrecer una independencia económica donde la tierra se distribuya como puede ser”, manifestó.
La diputada también aludió a la violencia política y se refirió a la situación de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. “No podemos no nombrarla a Cristina. Es una compañera que hoy la persiguen por representar a los sectores más pobres de los barrios populares. A ella la persiguen por defender los intereses que defiende, por pararse frente a los poderes económicos judiciales y mediáticos de este país”, concluyó Zaracho quien luego de la marcha participó de la vigilia ante Tribunales.
Por su parte, la legisladora porteña, Ofelia Fernández expresó: “El movimiento feminista tiene que entender más temprano que tarde que si ser mujer en este mundo es difícil, más difícil es ser mujer y pobre; más difícil es ser mujer pobre y migrante, más difícil es ser mujer trans pobre y migrante. El feminismo tiene que ser popular y tiene que entender cómo se cruzan las desigualdades, y eso tiene que tener un lugar central en esta movilización. Creo que la dimensión de los cuidados tiene hoy un lugar central de la discusión
Brillos y elegancia. Con la foto de Diana Sacayán en alto, travestis y trans llegan al punto de encuentro, detrás de la columna de Ni Una Menos. “Cuántas, cuantos, cuantes más tenemos que morir para que le importe al Estado”, dice uno de los carteles que levantan las mujeres. También la pregunta que flota en el aire hace ya dos años: “¿Dónde está Tehuel?”
Foto: Soledad Quiroga
“Hoy es 8 de marzo y en esta marcha las travas, las personas trans no binarias estamos acá. En principio por la reparación histórica, para las travas y que este país se dé cuenta de una vez y por siempre que ha cometido muchos genocidios. El peor de ellos con la comunidad trans”, dice Marlene Wayar mientras reparte besos y abrazos, recién llegada a la columna.
En la esquina de Lima e Hipólito Irigoyen, una banda de sikuris inaugura el ritual de mujeres indígenas celebra un ritual, antes de arrancar marchando hacia el Congreso. Entre ellas está Ana Gamarra, peruana autoconvocada. “Nos hemos con las hermanas del Abya Yala para denunciar todo lo que está pasando en Perú, donde están matando a nuestras compatriotas y criminalizándolas por luchar. Nuestros derechos están siendo vulnerados”, expresó a Tiempo.
Pasadas las cuatro de la tarde, la jornada ya es una fiesta. Las performances, las coreografías y las banderas se van multiplicando, mientras avenida de Mayo parece achicarse: una vez más las mujeres ganaron las calles.
Hacia Plaza de Mayo
En la esquina de Av de Mayo y 9 de Julio hay otra marcha que partirá hacia Plaza de Mayo. Cerca de las 16 las manifestantes de la Campaña por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito están todavía acomodando sus banderas para una hora después marchar. Gisela Iris, integrante de la campaña afirma. “Estamos movilizando porque conquistamos la ley hace dos años, pero seguimos luchando por la efectiva implementación de la IVE, de la ESI, por la liberación de todas las presas, por abortos y eventos obstétrico y porque finalice la criminalización de quienes garantizan el derecho al aborto”.
Desde la columna de al lado, Vilma Ripoll, dirigente del MST Argentina, afirma. “Vamos marchar a Plaza de Mayo porque queremos decirle basta a los acuerdos con el Fondo Monetario que se llevan puestos nuestros cuerpos, nuestros trabajos, nuestras vidas, nuestros derechos. Estamos convencidas de que toda la plata que el gobierno tendría que invertir en medidas para evitar que haya femicidios se la gastan en pagarle al fondo: los femicidios crecen y las mujeres aparecen muertas. Además sigue la diferencia salarial, sigue el trabajo en negro. Todo lo que el fondo pide para el pueblo, primero se lo ejecutan a las mujeres. Entonces creo que somos las más castigadas por ese acuerdo y le queremos decir basta. Que primero están nuestros derechos, nuestras vidas y después el acuerdo con el fondo”.
Marchar con personería jurídica: trabajadoras de prensa
El principal reclamo este año desde las trabajadoras de prensa pasa por la implementación de la ley de equidad de género en los medios y la precarización laboral, una constante atravesada por la poca cantidad de mujeres y diversidades.
Es la primera vez que el Sindicato de Trabajadoras de Prensa de Buenos Aires marcha en el 8M luego de haber obtenido, tras años de lucha, la personaría gremial. Diferentes medios de comunicación engrosan la columna del sindicato convocada en Salta y Av. De Mayo.
En la cabecera de la marcha, la secretaria general de la Federación Argentina de Trabajadoras y trabajadores de prensa y adjunta del Sipreba, Carla Gaudensi, afirma. “Hoy las trabajadoras de prensa marchamos junto a todo el bloque sindical feminista por las reivindicaciones que llevamos adelante como trabajadoras. En este día venimos a reflejar las desigualdades que sufrimos las mujeres y disidencias. Como trabajadoras de prensa, queremos la reglamentación ya de la ley de equidad en los medios de comunicación para poder ocupar los lugares que históricamente ocupan los varones y poder hacerlo no sólo en paridad sino con equidad”.
El pedido por las cocineras comunitarias
A las 11 de la mañana decenas de mujeres comenzaron a poblar la plaza frente al Congreso. En los gazebos, diversos grupos de cocineras preparaban los ingredientes para una nueva jornada de cocina.
Al lado, una carpa más grande fue el escenario para la presentación del Proyecto de Ley de Salario para las Cocineras Comunitarias. En su mayoría son mujeres y disidencias que destinan hasta 8 horas diarias a cocinar para millones de personas. La iniciativa contempla un ingreso que tenga como piso el Salario Mínimo, Vital y Móvil, vacaciones, jubilación y seguridad social.
“Es un reconocimiento para quienes venimos sosteniendo la olla hace mucho tiempo en la Argentina para justamente calmar el hambre de los barrios populares, en los barrios populares de las vecinas y los vecinos”, dice a Tiempo la Negra Albornoz, referente de La Poderosa. “Nosotras realizamos 44.000 platos de comida por día. Hay 10 millones en la Argentina que comen en comedores comunitarios”.
“Nos parece fundamental, nos parece muy importante este reconocimiento salarial y laboral en función de que las cocineras que vienen poniendo el lomo durante tanto tiempo. Durante la pandemia dimos de comer a casi 12 millones de personas, sostuvimos las ollas que fue fundamental en los barrios populares”, relató la referente. “Hay más de cinco mil barrios populares en la Argentina, hay más de 16 millones de personas que están bajo la línea de la pobreza. Por eso decimos que el Congreso nos tiene que reconocer como trabajadora y darnos los derechos laborales que nos corresponden”.
“El sector político partidario, quienes tienen representación en el Congreso nos dicen que todo bien, qué solidaria pero cuando hablamos de plata el Estado nos reconoce a medias. Nos envía materia prima para los comedores, pero no nos garantiza los derechos por trabajar”
La actividad del miércoles fue elegida especialmente para las trabajadoras. “Somos mujeres y disidencias sexuales que estamos en la primera línea de fuego, que es justamente haciendo las ollas. Este tenía que ser el horario, tenía que ser al mediodía, tenía que ser en función de que no nos vuelvan a invisibilizar. Porque sabemos que hoy es un día de lucha en todo el país, pero muchas veces nuestros reclamos, nuestras consignas, no son tomadas como nosotras necesitamos. Necesitamos que por fin nos vean como prioridad. Por eso vinimos, nos plantamos frente al Congreso un 8M para gritar que queremos el salario de las cocineras comunitarias”.
El cierre de la marcha fue con la lectura del documento en la explanada del Congreso de la Nación. También fue el comienzo de una nueva fiesta con menos consignas y más abrazos para sellar el pacto de lucha feminista.
La cobertura de Tiempo Argentino fue realizada por Aldana Somoza, Soledad Quiroga, Martina Delgado, Nadia Díaz, Maby Sosa y el aporte de Lucía Peyrano.
Fuente: Tiempo Argentino