Edición n° 2726 . 09/05/2024

Te escanean el ojo a cambio de criptomonedas en shoppings y locales: qué oculta Worldcoin, la empresa a cargo

Largas filas de personas ocupan cuadras enteras bajo el sol en 29 puntos distintos entre Buenos Aires, la Costa Atlántica y Córdoba, alternando entre boliches, paradores o salidas de escuelas y universidades. Hombres, mujeres, adultos mayores y jóvenes esperan su turno para que una bola redonda y brillante (sistema Orb) les escanee los datos biométricos del iris y el rostro. A cambio, reciben entre 30 y 60 dólares en criptomonedas. Así de fácil, así de tentador.

La escena parece salida de la famosa serie futurista de Netflix “Black Mirror”: las personas, custodiadas por personal de seguridad privada que no les permite hablar con la prensa, deben llevar ya descargada en sus celulares la World App, es decir, la aplicación que permite comercializar a la protagonista de este capítulo: la Worldcoin (moneda mundial, en inglés).

Quienes esperan en las filas no poseen, en su mayoría, ningún tipo de criptomonedas ni conocimiento en materia de blockchain. Y mucho menos saben por qué los datos de imagen de sus ojos valen tanto para esta empresa. Pero el Estado Argentino y gran parte del mundo tampoco.

Escanear ojos a cambio de criptomonedas: ¿qué hacen con los datos?
La Agencia de Acceso a la Información Pública (AAIP), dirigida por Beatriz de Anchorena, solicitó a la empresa extranjera que blanquee sus intenciones tras el registro masivo de datos biométricos y así verificar si hubo violaciones a la Ley de Protección de Datos Personales. La organización, además de requerirle documentación pertinente y formar con otros países un Grupo de Trabajo sobre la actividad de la empresa en el marco de la Red Iberoamericana de Protección de Datos, le hizo una pregunta sencilla en un encuentro con representantes de la fundación: “¿Qué hacen con los datos?”.

Sin embargo, la respuesta no plantea la misma sencillez: desde sus oficinas en las Islas Caimán, esta compañía que se presenta como una “organización sin fines de lucro” asegura que su objetivo es hacer realidad el sueño de la Renta Básica Universal. Pero para esto, necesitaría registrar a todos los seres humanos del mundo con sus datos biométricos a fin de generar un sistema de identificación digital seguro e irrepetible.

Con esto, el especialista indica que lo alarmante no se encuentra en que una entidad busque crear un sistema de registro de identidad inquebrantable, sino la falta de explicación de Worldcoin en su recolección masiva de datos personales: “No se sabe qué pueden hacer el día de mañana con esa base de datos, porque esto no es algo que esté muy auditado”. 

Esta duda no es local: expertos en blockchain y tecnología alrededor del mundo hablan incluso de “colonialismo de datos”, es decir, la dominación de potencias extranjeras a sectores de países subdesarrollados o poblaciones vulnerables.

Desde Worldcoin explican que se trata de «un proyecto inclusivo que busca integrar en el sistema financiero a más de 4.000 millones de personas que aún no tienen una identidad digital» y que «la empresa está profundamente comprometida con la educación de los usuarios y con poner a su disposición recursos educativos transparentes en varios idiomas. Los usuarios pueden encontrar información educativa en persona en los lugares de registro, así como en nuestro blog y en las redes sociales o a través de códigos QR en lugares de verificación».

Qué pasa con la ley de protección de datos en Argentina

El fenómeno tecnológico avanza mucho más rápido que las leyes, por lo que estas grandes compañías aprovechan la falta de marcos regulatorios específicos sobre la violación de derechos y privacidad de los usuarios que frenen sus proyectos.

En junio del pasado año, el proyecto de ley que actualiza la normativa en materia de protección de datos personales, sancionada en el año 2000, fue remitido a la Cámara de Diputados. La iniciativa está aún pendiente de tratamiento. Todo indica que Worldcoin tiene margen de tiempo para continuar registrando datos en nuestro país.

Es que, tal como expresó Aníbal M. Astobiza, investigador Posdoctoral, especializado en ciencias cognitivas y éticas aplicadas de la Universidad del País Vasco, “los gobiernos y ciudadanos de países en vías de desarrollo deben exigir transparencia, consentimiento informado y protección de datos antes de adoptar esta controvertida tecnología”.

En coincidencia con esa línea, Sol Verniers, productora y consultora de Tecnología, con una basta experiencia en la industria y en el impacto de la producción de tecnología en derechos recordó, en diálogo con El Destape, que la mencionada Ley de Protección de Datos Personales (N ° 25.326), “exige que como usuarios finales conozcamos el uso y destino de nuestros datos, dónde se almacenarán, con quién se comparten y cuáles son las consecuencias”. Esta ley establece que el sistema “debe ser claro para los usuarios”, garantizar la confidencialidad de la información y posibilitar el borrado de datos cargados. Sin embargo, “la blockchain implica una permanencia de los datos, por lo que ya de por sí vulnera la posibilidad de supresión, para mencionar sólo la punta del iceberg”.

Queda a la luz de la evidencia que “la vulnerabilidad de protección de datos personales y el desconocimiento de lo que implica esta transacción económica es desleal por el desconocimiento del público general respecto al uso de su información y funcionamiento de la tecnología blockchain. Esto es una falencia a nivel global y, en particular, en los estándares de seguridad y derechos digitales en la producción informática”, apuntó.

En ese marco, advirtió que aún hay muchos casos de vulneraciones de bases de datos en nuestro país que deben ser revisados para mejorar la ciberseguridad. Aún más, respecto al fenómeno Worldcoin se habla incluso de un potencial “mercado negro de imágenes de iris”, donde ciberdelincuentes puedan acumular distintos datos biométricos para reclamar el IBU de otras personas.

Mientras tanto, el abogado Bielsa, sugirió moderar las suspicacias respecto a la temática y no resistirse a un cambio tan inminente como inevitable ya que, en su visión, “los dos temas tecnológicos del año 2024 van a ser nuevamente blockchain e inteligencia artificial”. “Hay que prestarles mucha atención porque tienen la capacidad de crear usos o aplicaciones que impacten fuertemente en nuestra vida cotidiana de un día para el otro. Debemos adaptarnos colectivamente y aprovechar estos cambios para crecer, si no puede que te dejen sin trabajo, por ejemplo”.

La letra chica de Worldcoin

Worldcoin expresa poco, pero aún así mantiene una “letra chica”. Según enunció, la empresa se encuentra en un “periodo de prueba” que al culminar, no guardará ninguna información biométrica. Sólo almacenaría códigos alfanuméricos que se desprenden de cada iris escaneado. Estos procesos carecen de auditorías por lo que sólo representan promesas informales.

Si se teclea la W en el buscador de PlayStore desde el celular, como segunda opción aparecerá Worldcoin. La cantidad de estrellas que tiene como calificación es de 4.6 (muy alta si se tiene en cuenta que WhatsApp, por ejemplo, tiene 4.2), y cuando se instala en el teléfono se presenta con un ícono que se asemeja a una flor negra que dice World App. Al ingresar, se deben aceptar las políticas y se validan los datos.

Una vez instalada la aplicación, se deberá “crear una cuenta” y aceptar los términos y condiciones, entre las que se destaca: “Usted acepta resolver toda disputa entre usted y Tools for Humanity mediante arbitraje vinculante y no en los tribunales”.

Pocos párrafos por debajo, la app admite: “Los productos de criptomonedas, incluidos los Tokens digitales, son un sector en el que no hay prácticamente ninguna regulación y pueden suponer un alto riesgo”. También avisa: “El valor de los Tokens digitales puede cambiar rápidamente y pueden perder todo su valor”.

El texto a aceptar también infiere que Tools for Humanity Corp y Tools for Humanity GmbH recopilarán imágenes de rostro e iris biométricamente utilizables, además de derivados legibles por máquina de estas imágenes con el fin de entrenar modelos de aprendizaje automático con esos datos. Mas los usuarios podrán “revocar libremente su consentimiento en cualquier momento”.

Para implementar una verificación segura, los fundadores indican que han desarrollado un dispositivo llamado Orb que confirma que el usuario es un “humano único” sin exigirle que proporcione ningún documento de identidad u otra información sobre quién es.

“The Orb captura una serie de imágenes de alta resolución de sus ojos (específicamente, su iris) y su cara (tanto su cabeza como sus hombros). Tenemos que recopilar las imágenes a través de nuestro dispositivo para que nuestro algoritmo pueda entrenarse en estas imágenes”, señalan. Y finalizan: “Con su consentimiento, utilizamos el resto de los datos anteriores para los siguientes fines: almacenar los datos de la imagen, enviar los Datos de Imagen a nuestro equipo en la Unión Europea, utilizar los datos de imagen para continuar desarrollando y mejorando el software”.

Mientras, la empresa recibe miles de iris argentinos que dejan la constancia de que son ojos humanos, ojos vivos, información valiosa que aún no se sabe con certeza para qué sirve, pero de algo están todos seguros, definitivamente su valor es alto.