Edición n° 2938 . 07/12/2024

Sobre triunfos y derrotas.

Por Antonio Muñiz

Finalmente Javier Milei, para sorpresa de muchos, es el nuevo presidente de los argentinos. Venció claramente al candidato del peronismo gobernantes por mas de 10 puntos. Hizo una brillante elección y ganó en distritos donde el peronismo parecía invencible, como en el NOA o le saco un empate en la provincia de Buenos aires. Este triunfo arrollador terminó también con muchos mitos de la politica argentina.

Era indudable que algo estaba cambiando por debajo de la realidad cotidiana, los sucesivos fracasos de los últimos gobiernos, la pandemia y la larga cuarentena, la inflación estructural, los bajos salarios, los indices de pobreza e indigencia, la falta de perspectivas de futuro para muchos, la falta de respuesta de la clase politica ante las necesidades de la población, fueron generando un caldo donde se fue generando el espacio para el surgimiento de un espacio político distinto. Así, como en muchos otros momentos de la historia, son corrientes subterráneas, difíciles de detectar, pero que en un momento determinado salen a la superficie como geiseres, que expulsan lo que esta debajo de la tierra, a veces, y no es este caso, de manera turbulenta.

A pesar de lo sorpresivo de la irrupción de Milei y su construcción que lo llevó al gobierno, este no es un hecho aislado, existen corrientes ideológicas globales y locales que le fueron dando sustento, que le fueron arando y preparando el terreno.

Argentina y los dos modelos: La lucha por la hegemonía

Antonio Gramsci fue el primero en plantear que la lucha por el poder primero se da en la sociedad civil, a través de la construcción de una “hegemonía cultural”. Esta batalla se da en los terrenos de la educación, la cultura, la religión, los medios y se triunfa cuando la mayor parte de la sociedad acepta como propio el “relato” que da sustento al proyecto que emana del poder.

En las sociedades modernas esta lucha por la hegemonía cultural y la construcción de un relato se dio de manera natural, aun desconociendo los análisis gramscianos. Gramsci describió un hecho que ya estaba en la génesis de la política.

En los años 70 el sociólogo Portantiero, introductor del pensamiento gramsciano en Argentina, planteo la hipótesis del “empate hegemónico”, es decir grupos en pugna luchando por la hegemonía, sin que ninguno pueda afianzar su relato sobre el resto

 “Cada uno de los grupos tiene suficiente energía para vetar los proyectos de los otros, pero ninguno logra las fuerzas necesarias para dirigir el país para imponer su modelo”.

 Portantiero señalaba que en Argentina ese empate hegemónico se inició con el golpe de Estado a Perón de 1955, sin embargo podría rastrearse hasta 1930, con la decadencia del modelo roquista liberal. O mas atrás en las luchas de las guerras civiles, entre unitarios y federales.

Si tomamos el ciclo  iniciado en 1930, surge un proceso de elecciones, intercalado por golpes cívico militares, pero que no significaban la construcción de una hegemonía permanente.  

En este contexto Argentina, hasta nuestros días, no ha podido construir un modelo hegemónico por sobre otros.  A lo sumo podemos hablar de “hegemonías débiles”. Hegemonías que podían imponerse transitoriamente y su relato era aceptado por una parte importante de la población, pero no por la mayoría.  O en muchas ocasiones esa mayoría era muy transitoria y terminaba agotándose en la gestión de gobierno.

Esos dos grupos, luchando por la masificación de sus relatos, también se neutralizaban y jaqueaban unos a otros.  Aun en situaciones de gobiernos militares muy violentos no pudieron imponer el relato del modelo elitista, neoliberal, agro exportador, conservador, a pesar de una fuerza represiva desatada sobre el resto de la población. Un fracaso evidente fue la Revolución Libertadora de 1955, o el golpe de 1976, que tuvieron como objetivo desperonizar el país, es decir aplastar todo vestigio de gobierno popular.

El empate hegemónico es la representación y explicación teórica de la “grieta”, y simboliza en sí mismo el fracaso de los dos sectores en pugna. Al ser una pelea de suma cero, que ninguno haya ganado significa que ambos perdieron. Es difícil en Argentina pensar hoy a la luz de la historia una victoria definitiva de una sobre otra, salvo que haya condiciones internacionales que vuelquen la balanza.

Tampoco parece probable una síntesis dialéctica entre una y otra, son modelos excluyentes, que encima tienen su base casi al mismo tiempo del nacimiento de la Nación.

Una hegemonía fuerte versus otra hegemonía fuerte da como resultado una sociedad frágil. Y una sociedad frágil produce un país pobre, siempre sujeto a cambios bruscos según el grupo que logre transitoriamente el poder. Lo imprevisible genera desconfianza y la desconfianza, anomia y decadencia.

La debilidad hegemónica  es hoy un fenómeno global. Casi todo el mundo occidental está en un proceso similar, producto de la crisis del capitalismo y de las secuelas que ha ido dejando el neoliberalismo globalizador.

Crisis políticas afectan a muchos  países. EEUU, luego de cuatro años de gobierno de Trump  y la vuelta al gobierno de los demócratas de la mano de Joe Biden. Está hoy en una   situación donde Donald  Trump podría arrasar en la las próxima elecciones, sino consiguen impugnar legalmente  su candidatura presidencial.

En Europa esta lucha esta latente en varios países y en otros alcanza niveles altos de conflicto, España por ejemplo. En otros países europeos de larga tradición social demócrata se ve aparecer cada vez con mas fuerza movimientos de derecha, violentos, xenofobos, de clara matriz fascista.

En casi toda Latinoamérica se dio el mismo fenómeno, el avance de gobiernos neoliberales, con agendas muy conservadoras, libre comercio y un alineamento acrítico con EEUU. La respuesta fueron grandes movilizaciones protesta y el surgimiento de gobiernos populares. Colombia, Chile, Brasil son ejemplos con sus matices locales. Ejemplos en contrario pueden verse en Perú y Ecuador, donde a pesar de grandes turbulencias, las derechas consiguen perpetuandose en el poder. Por la violencia y el golpe en Perú o por elecciones en Ecuador.

Latinoamerica en un territorio en disputa entre ambos modelos. La oleada de movilizaciones  que recorrió varios países en los últimos años fueron respuesta a la orientación de los gobiernos conservadores/ neoliberales que intentaron reformas laborales, previsionales y tributarias en beneficios de los grupos empresarios y por ende contra los intereses populares.

El ciclo neoliberal está agotado a nivel global y las clases dominantes usufructuarios de estas políticas necesitan un nuevo ajuste regresivo de gran magnitud sobre los países  periféricos y la  misma población de sus países.

La pandemia de Covid, la guerra de la OTAN  contra Rusia, el surgimiento de China como potencia hegemónica, la decadencia de Europa y EEUU y la consecuente guerra comercial, la violencia en Medio Oriente, la crisis ambiental y migratoria, el deterioro de los niveles de vida de los pueblos, etc, han puesto de crisis el modelo globalizador.

En este marco las élites globales  no logran reunir las condiciones políticas y la relación de fuerzas necesarias para llevar a cabo el reseteado de la sociedad global en su beneficio.

 La inestabilidad, la violencia, las oscilaciones, la falta de un modelo sustentable, hacen muy difícil la construcción de «gobiernos hegemónicos sustentables».

Esto no significa, a pesar del fracaso e impotencia del neoliberalismo, la desaparición de este modelo político ideológico. Por el contrario a pesar de sus limitaciones el neoliberalismo construyó  un relato que durante medio siglo  ha dejado secuelas culturales y  de organización política importante en muchos países.

Así en muchos países, por ejemplo Argentina, a pesar de sus sucesivos fracasos, han consolidado minorías activas muy fuertes, atentas a retomar el poder.

Un fenómeno global “nuevo” es la radicalización de esos sectores neoliberales hacia formas cuasi fascistas, violentas, xenófobas, anti derechos, etc.  En el caso Argentino se manifestó en el intento de asesinato de la vice presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por un grupo de choque facistoide , pero apañando y financiado desde los núcleos empresariales del partido macrista.

Las crisis llevan a sectores  dañados a buscar salidas extremas,  irracionales , mágicas o primitivas pero que le generan a esos sectores “pertenencia y un “otro”, identificado como el enemigo.  Estos grupos son utilizados para sembrar el temor , el caos, que justifique salidas autoritarias y violentas.

En el caso argentino el fracaso del gobierno 2015/19 y la crisis interna del partido macrista, expresada en una feroz interna entre Bulrich y Larreta, que nunca encontraron el tono de sus discurso. Larreta prisionero del ala mas dura, incapaz de generar un relato convocante que superara el odio y la grieta, como era su intención y una Patricia Bulrich sosteniendo un discurso de odio y anti kirchnerismo vacío, sin propuestas convocantes, mas el liderazgo negativo de Mauricio Macri, que llevó adelante una estrategia de dinamitar el espacio que el mismo fundara, favoreció la aparición de un tercer candidato que los desplazo de la escena, Javier Milei.

El fracaso del gobierno de AF, azotado por la pandemia, la guerra europea, la sequía, un internismo feroz, la deuda con el FMI y la inflación y los bajos salarios, fueron  limando su poder y por sobre todo,  hubo errores políticos propios. Salvo en la primera etapa de la pandemia, la falta de coraje y ausencia de liderazgo por parte de AF, fueron manifiestas a lo largo de su gobierno, siendo al final de su mandato solo una caricatura de un presidente.

La figura de un candidato casi marginal pueda surgir es solo porque el fracaso de los gobiernos anteriores era manifiesto.

Es indudable que Milei aprovecha la construcción mediático cultural de odio, anti peronismo y anti kirchnerismo, y de cuestionamiento al estado y a la política que Juntos x sus socios, el multimedios Clarín y el núcleo de jueces federales de Comodoro py, construyeron durante varias décadas

Mas allá de las horas en pantalla de Milei y una eficiente campaña y utilización de las redes, tuvo la agudeza de plantear alguna propuestas que llegaron bien a sectores  golpeados por la crisis y el fracaso de sucesivos gobiernos, la dolarización, el cierre del Banco Central, sacar subsidios y otras medidas totalmente disruptivas, que harían saltar los privilegios de una casta política cuestionada. A los planteos vacíos de Bulrich y Macri de hacer saltar todo, Milei le puso propuestas concretas, aunque imposibles de llevar adelante, pero que al votante de Milei pareciera no importarle.

Le alcanzó en las PASO, donde dio la sorpresa, con los votos de  jóvenes desencantados y sectores medios y bajos golpeados por la crisis.

Era claro que no alcanzaba para una victoria en el balotage. Su escasa estructura politica se compuso por un conjunto  de oportunistas y garcas de diverso pelaje, enfermos psiquiátricos, terraplanistas, neonazis, odiadores seriales,  espiritistas, conservadores reaccionarios antiperonistas furiosos y nostálgicos del partido militar.

En un gesto de audacia y posiblemente desesperación Mauricio Macri dio un giro sorpresivo; intento acercarse a un Milei golpeado en la primera vuelta y entornarlo con su equipo de colaboradores.

 A la luz de los resultados es claro el éxito de la maniobra. Milei terminó sumando todos los votos  obtenidos por Juntos x el Cambio en la primera vuelta. Se verá en los próximos días cual es el costo que pagará Milei en cuanto a  ceder espacios de su gabinete y cuanto poder cede a Mauricio Macri en la definiciones finales. Habrá que ver si este matrimonio por conveniencia no termina en un divorcio escandaloso, como ha pasado con otras alianzas, que sirvieron para ganar una elección, pero no para gobernar.

Al cierre de esta nota se conocen los primeros funcionarios que acompañaran a Milei en su mandato. Ademas del discurso ante su partidarios en la noche del domingo  hizo declaraciones en los medio amigos. Hasta el momento no podido dar definiciones claras sobre sus primeros meses de gobierno, ni siquiera para los primeros días, donde se enfrentara a conflictos muy graves como el manejo del dolar, las conversaciones de traspaso entre el gobierno entrante y el saliente, la inflación galopante, etc.

Un mal manejo de la etapa puede desatar una corrida cambiaria, una corrida bancaria y un hiper inflación. Un escenario de catastrofe pero que puede servirle a Milei en su proyecto de dolarización y ajuste brutal.

Esperemos que prime el sentido común en el nuevo gobierno, una crisis de esa envergadura solo aumentará la pobreza y la indigencia, con una recesión muy dura que golpeará sectores de los trabajadores, la empresas y el comercio y abrirá un frente de conflictos en las calles.