Edición n° 3129 . 16/06/2025

Si hay recesión, que no se note/Cómo esconder la caída del consumo, la producción y el empleo

El relato oficial oculta la caída en el consumo masivo, la producción y los ingresos recurriendo a estadísticas parciales. Cómo se inventa una Argentina que no es la de todos.

( Por Raúl Dellatorre/ Página 12 / Director de Motor Económico )¿Qué está pasando con la economía? ¿Se está recuperando, como dice el gobierno? ¿O persisten los síntomas de recesión, como señalan cámaras empresarias y entidades de consumidores en diversos sectores? ¿Son confiables las estadísticas o es necesario darles una lectura más criteriosa? El gran intrerrogante, en definitiva, es si el modelo de ajuste y endeudamiento en aplicación tendrá esta vez una salida exitosa o, como sucedió en anteriores intentos, desemboca en una nueva crisis como en 1983 al final de la dictadura, con la explosión de la convertilidad en 2001 o el colapso del programa FMI-Macri en 2019.

Las cifras de evolución de la actividad económica sectorial señalan una marcada heterogeneidad, como lo demuestra el informe publicado esta semana por el Instituto Argentina Grande (IAG). En el plano industrial, el mes de mayo exhibió al sector automotor como el más destacado, con un aumento en la producción con respecto a abril del 5,8 por ciento, fundamentalmente traccionado por las exportaciones (al cual las terminales locales le destinan prácticamente la mitad de la producción), que crecieron en el mismo mes un 16,4 por ciento.

No le va de la misma forma a los sectores vinculados al mercado interno, con evidentes signos de contracción. Dos referencias que apunta el informe de IAG: la evolución del IVA neto de inflación (si bien se recauda sobre las ventas del mes anterior, abril) y el indicador de venta de insumos para la construcción (del Grupo Construya, formado por empresas líderes del sector). El primero refleja una caída en mayo del 11,1 por ciento, el segundo del 12,1. En particular, los despachos de cemento disminuyeron 8 por ciento en mayo (datos de la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland, AFCP).

También el último informe de coyuntura de Industriales Pymes Argentinos (IPA), que preside Daniel Rosato, destaca que sólo la intermediación financiera y el sector petrolero dan señales claras de recuperación, mientras que «el consumo y la producción local aún enfrentan dificultades para adaptarse al nuevo modelo económico».

Esta dispersión en los datos, señala el informe de IAG, refleja las tensiones de un modelo macroeconómico orientado al equilibrio externo vía ajuste fiscal y tipo de cambio real bajo, pero sin mecanismos compensadores que sostengan la demanda agregada doméstica. 

«El sesgo recesivo estructural limita la difusión del crecimiento hacia sectores no exportadores y plantea un escenario de estancamiento con rebotes aislados, sin condiciones para una recuperación integral de la actividad», subraya el trabajo de IAG.

Otro indicador de la situación economica señalada en el mismo informe, es que «Desde que asumió el gobierno actual, la cantidad de cheques rechazados por falta de fondos aumentó en un 108,7 por ciento, alcanzando su máximo nivel desde la pandemia, con un total de 64.244 rechazos en abril».

El informe advierte sobre la fuerte correlación entre la escalada del rechazo de cheques y la cantidad de unidades productivas que abandonan la actividad, en las que lo usual es que el primer síntoma de las dificultades es el corte de la cadena de pagos. «Desde el inicio de la gestión Milei, hay 13.111 empresas menos en el país. Es decir, un 2,8% menos que el día que asumió», destaca. 

«Estos dos datos nos permiten ver que el gobierno está deteriorando la base productiva del país, ya que se comprueba un debilitamiento de la posición financiera de las empresas para afrontar sus obligaciones y en casos más críticos directamente el cierre de unidades productivas».

Desde las filas oficiales (tanto de parte del presidente de la Nación como del ministro de Economía), se suelen tomar las estadísticas para mostrar signos de recuperación o evoluciones positivas que, en realidad, no son tales. Por ejemplo, se muestran los datos de los primeros meses del año en comparación a los de inicio de 2024, cuando la actividad productiva se hundió tras el colapso en los ingresos que provocó Javier Milei con la megadevaluación que dispuso no bien asumió (diciembre de 2023) y el shock inflacionario que provocó. Pero si los nveles de actividad de abril o mayo de este año se compararan con los previos a la llegada de Milei al gobierno (noviembre de de 2023), se verificaría una baja en la construcción, por ejemplo, de más del 20 por ciento. 

Otro dato que revela la correlación entre nivel de actividad y situación financiera de las empresas es el porcentaje de morosidad de pago en créditos bancarios a empresas: mientras que el promedio de irregularidad en los pagos se ubica en el 0,8 por ciento, en el caso de la construcción casi quintuplica esa proporción: está arriba del 3 por ciento.

La otra cara de la misma moneda es la situación de los salarios y el empleo. El Instituto Argentina Grande señala que mayo «es el segundo mes consecutivo en que el salario real de los empleados privados registrados cae. La recuperación post caída de la tasa devaluatoria parece frenada. Contra el pico máximo (septiembre 2015 – $1.526.963 a pesos de hoy) el salario cayó 20 por ciento». 

En lo que se refiere al empleo, «desde el comienzo de esta gestión se perdieron 115.300 puestos de trabajo privados registrados». El repaso del IAG expone que, en el caso de la pandemia 2020/21, a deciseis meses de comenzada ya se estaba cerca de alcanzar los niveles de empleo pre-crisis. Ahora no. Pasado ya un período similar con la actual crisis, «la recuperación está frenada y la cantidad de trabajadores se ameseta a niveles más bajos».

Otro indicador que puede dar lugar a intrepretar la existencia de dos Argentina distintas es el del consumo. Aquí parece jugar un rol fundamental el dólar atrasado, y la capacidad adquisitiva de un sector minoritario de la sociedad que se mantuvo en términos reales y hasta puede haber avanzado en dólares. 

La compra de bienes durables y caros, como autos, casas o motos, es la única que exhibe un aumento en estos primeros meses de 2025 (enero a abril) tanto con respecto al año pasado como en relación a 2023. 

«Esto tracciona el indicador de consumo privado y contrarresta la caída del consumo de bienes masivos. El consumo de bienes no durables, como alimentos y medicamentos, cayó un 5,1por ciento este año si se lo compara con 2023». Tuvo un leve repunte respecto de 2024, cuando se produjo el piso histórico tras la devaluación de diciembre y el golpe inflacionario de ese mes y los siguientes, pero prácticamente se estabilizó en esos niveles.

La evolución de precios reales (descontando a los aumentos la inflación general) explican en buena medida ese comportamiento. Los bienes de consumo durable (autos, motos) aumentaron entre noviembre de 2023 y abril de 2025 un 20 por ciento menos que la inflación (de decir, bajó su precio real, descontada la inflación, en un 20 por ciento). Los bienes de consumo masivo aumentaron dos puntos más que la inflación. 

Remedios y alimentos caros, autos y motos baratas. Dos Argentina distintas, para contarla según lo que le intereses a cada cual.