Los datos generales y sectoriales coinciden en indicar que la Argentina está en un tobogán y que la caída es abrupta.
El abrupto parate en el que quedó sumida la actividad económica después de las primeras medidas tomadas por el binomio Javier Milei-Luis Caputo seguirá por un tiempo más, según se desprende de las palabras del propio presidente. En la última semana, en una entrevista radial, el mandatario anticipó que «prefiero tener que soportar un poco más esta situación débil de actividad, por decirlo de alguna manera, pero evitar la híper, porque no hay nada que cause más daño que la hiperinflación».
El mar de números que planteó Milei es ampliamente enrevesado y muy difícil de comprobar. Afirmó que el kirchnerismo le dejó una inflación de 3700% anual (el dato oficial fue 211,4%), que se elevaba al 17.000% si se anualiza el índice de precios mayoristas de diciembre. También manipuló el 13,2% de febrero: dijo que estaba influido por la recomposición de precios atrasados, la suba de prepagas y el arrastre estadístico. «Si usted los resta, quiere decir que estamos en un dígito de inflación», aseveró a su entrevistador Eduardo Feinmann.
Lo cierto es que en el período diciembre-febrero, primer trimestre de gestión de Milei, la inflación sumó 71%, según el Indec. Con demora, el organismo entregó sus primeros datos sobre la evolución de la actividad en 2024: según su informe técnico de enero, las empresas utilizaron para su producción apenas el 54,6% de su capacidad instalada, siete puntos menos que hace un año. Salvo la refinación del petróleo, los otros once sectores tuvieron caídas apreciables.
Números en rojo
Los informes privados y sectoriales tampoco son halagüeños. Por de pronto, la consultora OJF, de Orlando Ferreres, revela una caída de 3,8% en su índice general de actividad para enero y otra del 4,2% en la industria. «Las perspectivas de corto plazo no son muy alentadoras. El plan de gobierno, en un entorno de escasez de divisas, tendrá efectos recesivos en los primeros meses de 2024», detalla en su informe.
Por su parte, el CEPA (Centro de Economía Política Argentina) presentó su tablero de monitoreo de los últimos tres meses: de 31 cifras pertenecientes a 12 rubros, sólo una (el patentamiento de motos de diciembre) no está en rojo. Entre otros ítems, la venta minorista de las pymes (informada por CAME) cayó 25,5% en febrero; las contribuciones patronales, que reflejan la evolución del salario real, bajaron 21,1%; y el patentamiento de autos disminuyó 18,7% el último mes.
En paralelo, el Índice Construya (IC), que mide las ventas de insumos de construcción por parte de las empresas de primera línea, se derrumbó 26,6% en febrero. «La incertidumbre sobre el futuro próximo todavía es muy elevada y las empresas estamos expectantes ante la evolución del plan económico», explicaron desde el grupo Construya.
En la Unión Industrial Argentina el panorama también es de desolador. En su informe de marzo sobre «Indicadores industriales y expectativas», la entidad fabril reveló que en el primer bimestre de este año «se registraron los niveles más bajos de la serie en las variables de producción y ventas, indicando una agudización de las dificultades en el entramado productivo industrial, especialmente en las pymes».
También marcó otros datos significativos: el 69,2% de las empresas encuestadas reportó caída en las ventas internas y el 53,3% reconoció atrasos en algunos de sus compromisos de pagos.
Las evidencias coinciden en que la economía está en un tobogán y la caída es abrupta. En cambio, hay discrepancias sobre cómo será la salida. Desde la consultora Ecolatina dan por sentado que 2024 tendrá resultado negativo: si bien el sector primario (petróleo, gas y agropecuario) podría aportar un importante crecimiento, «la caída más pronunciada vinculada al resto de los sectores de bienes y servicios hará que la caída del PIB sea superior al 3% interanual».
El último informe de la fundación FIEL sobre indicadores de coyuntura, bajo el ilustrativo título de «Transitando la estanflación», sugiere que la política tendrá bastante que ver en un proceso de mejoría: «El gobierno puede ayudar dando certezas sobre algunos, pero para otros se requiere el apoyo de la oposición». A juzgar por el virulento clima predominante, ese camino también parece difícil de recorrer. «
Por: Marcelo Di Bari