Edición n° 2953 . 22/12/2024

Rusia y China apoyan el ingreso de Argentina a los BRICS

( Por Alfredo Zaiat) Argentina concretó un paso más en su estratégica alianza con los BRICS con su presencia en la XIV Cumbre de Jefes de Estado de los países que lo integran —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica—, el 24 de junio pasado, que se desarrolló en forma virtual y en la que participó el presidente Alberto Fernández.

Los BRICS son un grupo de fuerte peso geopolítico y económico que une a las dos potencias más grandes (China y Rusia) después de EEUU con países emergentes de Asia, África y América Latina.

En un contexto global de mucha tensión por el conflicto bélico en Ucrania y las sanciones económicas a Rusia, los BRICS propusieron «fomentar una alianza mundial para implementar conjuntamente la agenda 2030 para el Desarrollo Sustentable». Plantearon entonces el objetivo de impulsar un papel de mayor relevancia de las economías emergentes y los países en desarrollo.

En ese marco, Argentina solicitó sumarse al bloque que, si se concretara, pasaría a denominarse BRICSA.

El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, declaró este martes 28 que «por supuesto, Argentina es un candidato respetado y decente, igual que una serie de otros países también mencionados durante las discusiones», para sumarse al BRICS.

El canciller ruso señaló que ya comenzaron los preparativos para el proceso de adhesión al grupo, y el criterio principal, recalcó, serán las garantías de eficiencia y del rendimiento práctico en las funciones de los BRICS.

La decisión al respecto, apuntó Lavrov, «se tomará por medio de un consenso» y remarcó que el presidente argentino, Alberto Fernández, solicitó que su país sea incorporado como miembro permanente al grupo de los BRICS.

La decadencia de la globalización unipolar

China tiene este año la presidencia rotativa de los BRICS y está promoviendo activamente sumar a más países a la iniciativa, en medio de la competencia económica global que mantiene con EEUU y las fuertes y crecientes inversiones que viene volcando hacia América Latina.

Este movimiento de ampliación del BRICS debe entenderse como parte de acelerados cambios en el tablero del poder mundial. Daniel García Delgado, director del Área Estado y Políticas Públicas de Flacso Argentina, explica que «la globalización unipolar propuso un ethos común para el conjunto de la humanidad, una suerte de uniformidad de ciertos valores e intereses como válidos para todos».

Indica que la globalización unipolar fue un temblor sobre el fin de la acción comunicativa, desde la información y el «poder blando» acrecentado para buscar homogeneizar culturas milenarias en un solo rasero y, asimismo, de un supuesto derecho internacional público que funcionaba en las Naciones Unidas.

Sin embargo, García Delgado señala que la globalización multipolar es un proceso que se va acrecentando, para apuntar que, en algún sentido, en caso de lograrse un escenario de paz negociada, el actual conflicto en Ucrania podría ayudar a configurar una globalización más auténtica y más diversa a la unipolar que se definía por una misma economía capitalista y una sola cultura, sin aceptación de sistemas políticos, valores que no fueran los de EEUU y que podría encontrar una comunicación más real que la que se impone en la simple dominación, uniformidad y acumulación por desposesión.

El sociólogo y profesor de la Universidad de La Plata, Argentina, Gabriel Merino agrega que «la pandemia aceleró las tendencias de la transición geopolítica: el declive relativo de EEUU y el Norte Global y el ascenso relativo de China y potencias emergentes con centro en Eurasia».

Advierte que EEUU y la UE con la conducción de las fuerzas globalistas angloestadounidenses quieren llevar adelante una enorme reestructuración geoeconómica para asegurar a Europa como principal cabeza de puente euroasiática y construir un «Gran Occidente». Para ello, «la clave es desconectar Rusia de la UE».

La aspiración de Argentina

En este escenario convulsionado y con profundos movimientos geopolíticos que están modificando el mapa del poder mundial, Argentina renovó su interés en integrarse al grupo BRICS, que empezó a sesionar en 2009.

Esto significa para Argentina «una excelente alternativa de cooperación frente a un orden mundial que viene funcionando para el beneficio de unos pocos», según expresó Alberto Fernández en el Foro de Partidos Políticos de los BRICS, el 19 de mayo pasado.

La posibilidad de sumarse al grupo que representa alrededor del 42% de la población mundial, ostenta el 24% del PIB global, el 18% del comercio internacional total y abarca el 30% del territorio del planeta fue un objetivo que persiguió inicialmente el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).

El embajador de Argentina en China, Sabino Vaca Narvaja, señaló que «el mecanismo de cooperación BRICS es de gran importancia para la construcción de un mundo nuevo, más multipolar y equilibrado».

Además indicó que «estamos interesados ​​en unirnos a los BRICS porque es un mecanismo de cooperación compuesto en su totalidad por economías emergentes. No hay ataduras y toda cooperación es mutuamente beneficiosa».

Para concluir: «He notado que algunos analistas creen que se pronostica que la influencia económica de los países BRICS superará a la del G7. Si este mecanismo puede expandirse más, su influencia y estatus en el orden internacional definitivamente aumentarán».

En ese escenario, Argentina busca consolidarse como un proveedor global y estable de alimentos y energía. Es uno de los principales productores y exportadores mundiales de cereales, y también uno de los líderes en biotecnología aplicada a la producción de alimentos.

Nueva estructura financiera internacional

El vínculo de los países BRICS con América Latina se vio especialmente fortalecido en los últimos dos años: la cooperación sanitaria con los países del grupo fue clave para toda Latinoamérica y particularmente para la Argentina, que recibió asistencia de China, Rusia e India en los momentos más difíciles de la pandemia de coronavirus.

Xulio Ríos, licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, escribió en la agencia de noticias Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) que el multilateralismo defendido por los miembros de BRICS se basa en un nuevo tipo de relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo, la equidad, la justicia y la cooperación en la que todos ganan, en lugar de la guerra o la intervención.

Los tres ejes de cooperación giran en torno a la inversión y finanzas, economía digital y desarrollo sostenible.

íos menciona que todos los miembros del BRICS esperan que el Nuevo Banco de Desarrollo y el Acuerdo de Reserva de Contingencia proporcionen nuevas soluciones a sus necesidades. Así el bloque busca jugar un rol central en promover una nueva arquitectura financiera Internacional.

Al respecto, ha finalizado la primera expansión del capital de esa entidad financiera multilateral: de 2022 a 2026, el banco proporcionará 30.000 millones de dólares como ayuda financiera a los países miembros.

El presidente argentino, Alberto Fernández, destacó que «el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, del que mi país podría participar, es la institucionalización de un nuevo orden mundial centrado en el desarrollo, lejos de la especulación financiera que tanto daño ha causado a nuestros países».

Renovadas relaciones internacionales

El argentino Esteban Actis, doctor en Relaciones Internacionales, relativiza esta iniciativa, al mencionar que la vocera de la diplomacia rusa, María Zakharova, confirmó que Argentina e Irán se postulan para ser miembros del bloque.

«El sueño húmedo del ingreso a BRICS se pensó en una multipolaridad distendida que se esfumó. El mundo de hoy es más rígido en un contexto de great power competition. Veo muchos más costos que beneficios en sumarse hoy a BRICS».

Lo explica diciendo que «es entrar de lleno en dinámicas geopolíticas ajenas a los intereses de la Argentina en un contexto donde el pragmatismo y la equidistancia relativa deben ser prioritarios».

Esta posición se contrapone con la que sostiene que los BRICS tienen una visión internacional compartida con base en la defensa conjunta del sistema multilateral de comercio y la reforma de la OMC, y el fomento de la cooperación multilateral para salvaguardar los intereses comunes de los mercados emergentes y los países en desarrollo.

El conflicto en Ucrania, que involucra directamente a un importante país BRICS como Rusia, parece haber acentuado, paradójicamente, la cercanía entre los países miembros y operado un relativo distanciamiento del enfoque occidental (EEUU-OTAN-UE), con singularidades marcadas por parte de India o Sudáfrica.