(TavoCibreiro* / Espéciales para Motor Económico) En “Pedagogía de la Autonomía”, Paulo Freire asegura que una de las cuestiones centrales a trabajar es la de convertir las posturas rebeldes en posturas revolucionarias, que nos involucren en el proceso radical de transformación del mundo.
La rebeldía es un punto de partida indispensable, es el detonante de la ira justa, pero no es suficiente. La rebeldía en cuanto a denuncia necesita prolongarse hasta una posición más radical y crítica, la revolucionaria, fundamentalmente anunciadora. Entonces, a partir de ahí, la transformación del mundo establece una dialéctica entre la denuncia de la situación deshumanizante y el anuncio de su superación, que es, en el fondo, nuestro deseo.
Sin dudas, en algún punto, y aunque suene exagerado, L- Gante convirtió esas palabras en una realidad concreta, potente y contagiosa. A partir de una computadora, entregada por el estado, revolucionó su vida, se convirtió en una artista popular por deseo propio y, como si aquello ya no fuera suficiente, sus canciones además de ser prolongaciones naturales de su vital furia creativa, se emanciparon como éxitos comerciales indudables en nuestro país y en casi todo el continente americano.
De hecho, su presentación en Tecnópolis, no sólo confirmó cada uno de esos ítems, sino también, modificó su relación con la hegemonía comunicacional y cultural otra vez. Claro, a las elites no les gusta las fiestas populares, menos aún cuando hay familias enteras compartiendo el espacio público sin miedo y con alegría. Seguramente, esa incomodidad explícita no surja de su visibilidad repentina y digital, ni de su forma de moverse dentro de la industria musical. Más bien germina, y se excita, por venir de los supuestos márgenes económicos y formativos de la sociedad. Por ser, en otras palabras, un pibe del conurbano cruel con voz, ideas y sonido propio. Además, capaz de meterse en el núcleo del poder simbólico, sin pedir permiso, y con la suficiente claridad,como para contar su historia sin vergüenza, ni reproches. “Yo vine a terminar el secundario”, dijo en Villa Martelli, como una síntesis perfecta de su postura frente a su carrera en particular y a la vida en general.
«A las élites no les gusta las fiestas populares, menos aún cuando hay familias enteras compartiendo el espacio público sin miedo y con alegría. Seguramente, esa incomodidad explícita no surja de su visibilidad repentina y digital, ni de su forma de moverse dentro de la industria musical».
Tal vez, – ¿Por qué no?- el periodo histórico que transitamos, nos obliga a ser más L Gante con nuestro futuro colectivo. Después de todo, la agenda hegemónica nos intenta apartar de ese camino invariablemente, así como también, nos oculta con astucia su vertical intensión de favorecer(se) a unos pocos y pocas a costa del padecimiento de una muchos y muchas.
En consecuencia, la comunicación y lucha cultural deben ser consideradas como pilares centrales de cualquier proyectoliberador. No sólo para la búsqueda de una autonomía discursiva, necesaria en cualquier deseo redentor, sino también, como articuladores de prácticas realizables y conocimiento empírico.L Gante ya lo hizo, nosotros y nosotras…Qué estamos esperando?
TavoCibreiro. Comunicador Popular y periodista. Integrante de Mueve argentina y Ucaya.
