Mientras la entidad no se expresó, ella publicó un mensaje en X asegurando que el tándem libertario «puede hacer que perdamos los pocos acuerdos que tenemos». Su paso por el PRO, por las filas de Randazzo y su visión sobre el Estado y la distribución del ingreso.
Un hilo de mensajes en la red social X generó nervios inusitados en la mesa chica de la Unión Industrial Argentina (UIA). Carolina Castro, la primera mujer que supo tener un cargo de peso en la central fabril, rompió el molde, una vez más: pidió no votar a Javier Milei en el balotaje del 19 de noviembre, cuando en la entidad que integra decidieron mantenerse en absoluto silencio, salvo cabos sueltos muy puntuales que decidieron jugar. Su gesto, además de por su perfil empresario, vale doble por el lugar político del que viene: fue por un breve período funcionaria de Mauricio Macri y luego pre candidata a diputada en la lista de Florencio Randazzo, en 2019.
«Como mujer y como industrial, creo que la fórmula Milei/Villarruel no sólo es opción para saldar esa deuda (Ndr: la crisis que saldó la democracia) sino que además sus ideas pueden hacer que perdamos los pocos acuerdos que sí tenemos», expresó, adelantando que por estas razones decidió suscribir a un documento de 1000 mujeres de diferentes rubros, en contra la candidatura de los libertarios.
Castro empezó a trabajar en la autopartista Industrias Guidi en el año 2002. Un año más tarde se recibió de politóloga y empezó una carrera en organizaciones de la gremial empresaria. Luego de años en UIA Joven llegó, en 2019, a ser la primera mujer en la mesa chica de la entidad, algo que no había ocurrido en 132 años de historia. Su padrino político, el ex presidente de los industriales y ceo de Aceitera General Deheza (AGD), contó por entonces que el primer choque ni bien Castro llegó a la entidad «fue cuando quiso ir al baño y notamos que en presidencia solo hay para hombres”.
«Está en juego más que una elección»
«Soy industrial y politóloga. Milito a favor del desarrollo productivo del país y creo que debe hacerse en democracia. No me gusta decirle a nadie cómo tiene que pensar o sentir. Prefiero dar mis argumentos y entender los argumentos de otros», escribió Castro en su hilo en X. Y continuó diciendo que «sin embargo, siento que en el ballotage del 19 está en juego más que una elección de una administración. Nuestra economía tiene muchos defectos, pero hay cosas que hemos conseguido en estos 40 años que no podemos ni dar por descontadas ni perder».
Crítica de muchas situaciones del gobierno de Alberto Fernández, Castro aseguró además que «hemos logrado mantener el orden democrático, un sistema electoral sin grandes cuestionamientos, avanzar en derechos importantes como el matrimonio igualitario, el aborto y el mayor respeto de las minorías. Hemos acordado que lo que pasó durante la dictadura Nunca Más puede pasar».
Por último, concluyó que «nuestra economía no logró insertarse de manera eficaz en el mundo y no logramos incluir a todos los argentinos -sino todo lo contrario- aumentamos fuertemente la pobreza. Esa es la gran deuda de la democracia. Para superarla necesitamos acuerdos que nos lleven a un mejor Estado».
Castro, una rara avis
Entre 2016 y 2017, Carolina Castro probó por primera vez en la política. Fue, entre 2016 y 2017, subsecretaria de Política y Gestión de PYMES en el Ministerio de Producción que conducía Francisco «Pancho» Cabrera. Duró poco al darse cuenta que el macrismo no tenía una idea positiva para las fábricas.
Un tiempo más tarde, se acercó a Florencio Randazzo y jugó como candidata a segunda en la lista de diputados de la Provincia de Buenos Aires, en 2019. Tras el triunfo de Alberto Fernández, siguió en la actividad privada en la autopartista que le provee a Toyota y mantuvo contactos institucionales con el gobierno actual. De hecho, el 9 de Julio de 2020, en plena pandemia, ya le había generado celos a los industriales cuando fue la única mujer convocada a un acto patrio, en Olivos.
Castro supo ser una de las ovejas negras del Coloquio de IDEA, que reúne a lecturas más bien conservadoras. En su edición 55, compartió un panel con Marcos Galperín (Mercado Libre) y Federico Braun (La Anónima). La sorpresa es que valoró el rol del Estado en la economía y ponderó la distribución del ingreso: «Estamos transitando la cuarta revolución industrial hace rato -dijo- y ya no podemos separarla por sectores. Hay que tener una visión integradora. Para terminar con el hambre no solo hay que crecer, sino distribuir. No tenemos que crecer de cualquier manera. El mundo no está debatiendo los términos de su crecimiento, es un mundo ultra-competitivo que está metiendo todos los cañones a la aplicación de la tecnología y en la agregación de valor”, destacó.
También, junto a otros industriales, supo pelear internamente contra la idea de los gigantes industriales como Techint de quedarse con todos los cargos estratégicos. Eso le costo salir de posiciones clave dentro de una entidad que sigue estándo manejada por las grandes empresas.
Otros que fueron contra Milei
Hasta la salida de Castro en público, sólo tres dirigentes industriales de peso habían hablado contra Milei. El primero, el químico de Santa Fe y vice de la UIA, Guillermo Moretti, quien afirmó que “la única referencia que tenemos fue lo que dijo Epstein (Darío Epstein, economista de LLA) donde planteó que iba a ser una política de apertura total y nos iban a dar dos años para estar a la misma altura de Alemania”. Hace unos días, la Federación de Industriales de Santa Fe le armó a Massa un acto que, luego, tuvo un comunicado de respaldo a sus medidas de campaña.
En esa línea, un ex UIA, el salteño José Urtubey, consideró que «yo salgo fuertemente a establecer posición porque se está atacando desde Milei al ADN cultural de Argentina”. Asimismo, el titular de la Fundación textil Protejer, Luciano Galfione, expresó que «Argentina no es Roma para destruirla como hizo Nerón». El sector fue uno de los más golpeados durante el macrismo y está en alerta ante la probabilidad de que Milei sea presidente.