Luján fue el epicentro de un encuentro para conocer los avances de los movimientos de resistencia agroecológica en tierra bonaerense. Participó el gobernador Axel Kicillof.
Por: Fernando Gómez
La agroecología en Argentina se enfrenta a un panorama complejo. Mientras la crisis climática y ambiental global exige una transición hacia prácticas sostenibles, el país se encuentra en un punto de inflexión. A pesar de los esfuerzos por promover la agroecología que se vieron reflejados en programas como el ProHuerta y la creación de la Dirección Nacional de Agroecología, el intento de desmantelamiento y la censura en el INTA representan un retroceso preocupante. La prohibición de términos como «agroecología» y «cambio climático» y la eliminación de programas claves sugieren una alineación del Gobierno nacional con los intereses del agronegocio, dificultando la búsqueda de alternativas sostenibles.
El impacto de esta realidad en el contexto de una profunda crisis alimentaria fue uno de los temas centrales del Primer Congreso Provincial de Agroecología realizado el 8 y 9 de noviembre en la localidad de Luján. Durante el encuentro, se discutieron las consecuencias del modelo de agronegocio y su expansión en la provincia, pero también se presentaron los avances de los movimientos de resistencia agroecológica, que han logrado posicionarse como una alternativa viable antes las políticas del Gobierno nacional. Estos movimientos plantearon la necesidad de recuperar la producción local de alimentos, principalmente frutas y verduras, garantizando no solo una producción ambientalmente más sana, sino también más accesible para la población en general.
En diálogo con Tiempo Rural Juan Amador, productor quintero de La Plata y referente del Consultorio Técnico Popular (CoTePo) de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), compartió su perspectiva sobre la importancia de este congreso: “Hace 10 años, hablar de ecología era algo reservado para pocos, pero hoy está en la agenda política. Este reconocimiento por parte del gobierno provincial es fundamental para reforzar una forma de producción más sustentable y saludable para quienes producen y consumen”, afirmó.
La Agroecología como alternativa viable
Amador resaltó que la transición de una producción convencional hacia una agroecológica no solo beneficia al medio ambiente, sino también a los pequeños y medianos productores: “La producción agroecológica reduce los costos entre 60% y 70%, lo que permite a las familias productoras disponer de mayor capital para mejorar sus unidades productivas o invertir en infraestructura”, explicó.
Asimismo, enfatizó que este modelo de producción ofrece una solución al circuito vicioso de dependencia de insumos químicos, permitiendo a los productores salir adelante de manera más autónoma y sostenible. Para Amador, la agroecología también es una respuesta a los problemas socioambientales actuales ya que promueve un equilibrio entre el desarrollo productivo y la conservación del entorno.
El productor de la UTT, organización integrante de la Mesa Agroalimentaria Argentina (MAA), también subrayó la importancia de contar con un registro de productores agroecológicos, lo que legitima las prácticas que cuidan el suelo, el agua y el aire, al tiempo que garantizan alimentos más nutritivos. En sus palabras, “esto establece un precedente, un antes y un después en la producción agroecológica”.
El registro de Productores Agroecológicos de la provincia de Buenos Aires realizado a finales de 2023 revela un panorama alentador para la producción agroecológica en la región. En 87 de los 135 partidos de la provincia, se han relevado un total de 39.566 hectáreas, de las cuales 32.877 hectáreas están dedicadas a la producción agroecológica. Esto se traduce en un promedio de 87,2 hectáreas por productor, lo que refleja un compromiso creciente hacia prácticas agrícolas sostenibles. Sin embargo, el informe del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) sobre la situación de la producción orgánica en Argentina durante el mismo año muestra un contraste preocupante. A nivel nacional, la superficie orgánica cosechada disminuyó un 12%, alcanzando un total de 96.483 hectáreas. A pesar de esta caída, se mantiene una tendencia positiva en la producción orgánica que se ha observado durante más de una década.
La provincia de Buenos Aires, al igual que Mendoza y Jujuy, logró aumentar su superficie dedicada a la producción orgánica. En el caso bonaerense, ese incremento es del 11%, un signo de esperanza en un contexto donde la agroecología y la producción orgánica enfrentan desafíos significativos.
Críticas al agronegocio
Durante el congreso también se escucharon voces críticas sobre el modelo del agronegocio en la provincia de Buenos Aires, que continúa ejerciendo una presión significativa en las políticas públicas y en las prácticas agrícolas. Quienes visibilizaron esta postura denunciaron la negativa de derogar la resolución 246/18 que habilita el uso indiscriminado de agrotóxicos; la presencia en el evento de la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid), promotora del agronegocio; y la fumigación ilegal a establecimientos educativos que siguen ocurriendo en la provincia, como la llevada a cabo en la localidad de Carlos Keen el 27 de septiembre de este año.
Amador no duda en señalar las fallas del agronegocio. Cree que el discurso de las Buenas Prácticas Agrícolas es solo un maquillaje: “Dicen que pueden convivir con nosotros, pero la realidad es que su modelo es incompatible con la vida. Nosotros producimos para alimentar, ellos producen para exportar y lucrar”.
Importante respaldo institucional
El congreso fue organizado por el Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires. Se desarrolló en la Universidad Nacional de Luján (UNLu) y contó con la participación del gobernador de la provincia, Axel Kicillof, el ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez, el intendente de Luján, Leonardo Boto, el rector Walter Panessi y más de 1.800 pequeños productores, docentes, investigadores, organizaciones sociales y cooperativas.
“Este congreso parte del nuevo paradigma de producir alimentos de calidad, de reducir el impacto sobre el ambiente y de lograr que las sociedades se alimenten de una manera más sana y sostenible”, detalló el Javier Rodríguez. El ministro bonaerense destacó que “la esperanza está puesta en que las experiencias de agroecología sigan creciendo y que los alimentos producidos de manera más responsable y ética puedan ser accesibles para todos”.