La inflación, que este año terminaría en 94,5%, bajaría al 60% en 2023, según el proyecto enviado por el Ejecutivo. Crecimiento del 2% y un dólar a fin de 2023 a 269 pesos. Un mensaje al Congreso: si se eliminan beneficios fiscales a jueces y empresas, tendríamos superavit el año próximo.
( Raúl Dellatorre / Página 12 / Motor Económico ) Es un presupuesto realista, no un ejercicio teórico que es un poco el problema que tuvo el de este año y no fue aprobado; esperamos que este año la oposición acompañe», confió la mirada del Palacio de Hacienda acerca de las expectativas del equipo de Sergio Massa. Pocos minutos antes de la medianoche de este jueves 15, tuvo ingreso formal a la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto de Gastos e Ingresos de la Administración Nacional. Las proyecciones económicas señalan para el año 2023 una inflación del 60% un crecimiento del PBI del 2%, un deficit fiscal primario equivalente a 1,9 puntos del PBI y deficit financiero (sumado el pago de intereses de deuda) de 3,9 puntos, y un superavit en el comercio exterior de 12.300 millones de dólares. El tipo de cambio promedio del año sería de 219 pesos por dólar, y el correspondiente al cierre del año, de 269 pesos.
Las proyecciones del equipo económico para el año en curso, ya conocidos el índice de agosto, ubican la inflación esperada en 94,5%, con lo cual la expectativa es que baje en el año próximo en casi 35 puntos. El crecimiento del PBI acumulado a lo largo de todo 2022 con respecto al del año 2021 sería, siempre según las expectativas que maneja el equipo económico, del 4%. Lo cual refiere que, para 2023, se espera que la tasa de crecimiento económico caiga a la mitad. Tras su viaje a Estados Unidos, Massa hizo suya la perspectiva de que la Uniòn Europea entrará en recesión en algún momento entre noviembre de este año y marzo del próximo, y ello inevitablemente impactará en Argentina.
Una novedad importante en este proyecto de presupuesto es que la tradicional exposición de fundamentos más las interminables planillas que lo conforman, esta vez irá acompañado por un mensaje al Congreso en forma de separata. ¿Cuál será su contenido? Se le planteará a los legisladores que si se dispusiera la eliminación de una serie de beneficios fiscales en favor de sectores, empresas, regiones, etc, se «podria mejorar la performance del presupuesto en 2,4 puntos del PBI». Es decir que el déficit fiscal de 1,9 puntos del PBI pasaría a ser un superavit de 0,5 puntos.
«Si se elimina el déficit fiscal, desaparece la necesidad de financiamiento, que es el principal motor de la inflación», señaló una muy alta fuente del Palacio de Hacienda en referencia a dicha separata. Lógicamente, la propuesta de Sergio Massa al Congreso se considera altamente saludable, pero se formula por separado «porque se requiere de una decisión política de mucho coraje de los diferentes bloques para votar las leyes que eliminen esos beneficios, como la exención del pago de Ganancias a jueces y otros funcionarios del Poder Judicial, exenciones impositivas a determinadas empresas, diferenciales de tasas de impuestos internos a determinadas provincias…», comentó otra fuente del entorno del ministro.
El monto del gasto nominal para todo el año 2023 sería un 65 por ciento superior al de todo el año 2022, segùn el proyecto. En principio, ya que depende de las fechas en que se concentre dicho gasto, resultaría cinco puntos superior a la inflación esperada. Y en particular en lo que hace a la obra pública, la comparación que formulan desde el Ministerio de Economía es que la inversión proyectada es equivalente a 1,61 puntos del PBI, mientras que la inversión en obra pública «ejecutada» durante este año será de 1,58 puntos. Este es uno de los argumentos que, según sostienen desde el Palacio de Hacienda, se le planteó a los gobernadores peronistas que reclamaron en los ùltimos días garantías de que no se recortarían recursos para las obras en sus provincias.
Tras el rechazo al Presupuesto en las sesiones del año pasado, lograr que este año se apruebe es para Massa algo más que un desafìo. El gobierno de Alberto Fernández pudo funcionar este año a partir de la prórroga del presupuesto anterior, utilizando una cláusula legal que lo habilita a ello. Pero para el año fiscal 2023 no podría repetir el mecanismo, ya que no existe la posibilidad de una segunda prórroga consecutiva. «Significaría que el gobierno entre en parálisis, un shut down como dicen los norteamericanos», advierten desde Economía. Una hipótesis no imposible pero sí poco probable, dado el despliegue del arte de la negociación que desde hoy mismo iniciará el ministro. En una materia en la que nadie podrá negarle habilidades.