(Por Néstor Piccone)
«No me van a escuchar hablar de imperialismo. Además, para los que me quieran correr por izquierda, les notifico que, a mi izquierda, ¿saben qué hay? La pared nada más«. Cristina Fernández de Kirchner.Agosto de 2014.


Juan Domingo Perón planteó que el peronismo tenía una piedra basal: poner la economía al servicio del pueblo, y no al servicio del capital. Y que para lograrlo no alcanzaba con decirlo, había que hacerlo.
En las clases de Conducción Política de 1951 (que están en el libro del mismo nombre) decía que “enumerar lo que hicimos en 5 años sería muy largo.Primero la nacionalización del Banco Central, la creación de todo un sistema financiero, la reforma de todo un sistema económico, la nacionalización de todos los servicios, la anulación de todos los consorcios financieros internacionales, la creación de una marina mercante”


En esas clases Perón remarcaba que los cambios no eran fruto del gobierno o de él como presidente o conductor, sino que había sido el pueblo; asumiendo el sentido de esa conducción.
Sentido que sólo podía asumir tras un proceso que nacía en la organización, espacio de educación, enseñanza y capacitación que culminaba en la conducción política.
“El pueblo está hoy con uno y mañana con otro” decían y dicen quienes hacen de las elecciones su programa. Y Perón corregía:La Causa es fundamental para que el pueblo no vaya de un lado al otro. La conducción es una cuestión de conjunto y para gobernar o llegar al gobierno hay que saber combinar lucha con programa.
Cuestión que Perón reafirmaría en la década del 70 con el Plan Trienal del Frente Justicialista de Liberación Nacional y su Modelo Argentino para el Proyecto Nacional que,bien leídos, dialogan con la necesidad actual de romper con el FMI y el endeudamiento; la Financierización de la economía y la lucha por la defensa del planeta.
El peronismo de la tercera posición no está lejos tampoco del Socialismo con características Chinas, los BRICS o las luchas del Sahel africano. La defensa de Venezuela o la condena al genocidio israelí contra Palestina.
EL KIRCHNERISMO EN SU LABERINTO.
La coherencia del primer Perón con el que vino del exilio lo ponen a la izquierda del segundo kirchnerismo iniciado a partir del año 2013.
Ya muerto Néstor Kirchner, Cristina afronta su segundo gobierno sin el paraguas movimientista que se insinuó en 2003. Que alumbró la condena a los genocidas, el incipiente proceso de reindustrialización, la alianza de la política con el movimiento obrero y los movimientos sociales, o la integración con partidos como el socialismo, Forja y el comunismo. Ese kirchnerismo Que revierte la derrota en las legislativas de 2009 con la Asignación Universal, la Ley de Medios hasta llegar al proceso de nacionalización de YPF.


La confrontación siempre estuvo en la génesis de ese kirchnerismo que sólo tenía una pared a su izquierda.
Paritarias libres que permiten la recuperación del salario y un proceso de inclusión y de reconstrucción de la Patria Grande con el rechazo regional del ALCA y las leyes por los derechos de la mujer, el matrimonio igualitario. Ejercicio del multilateralismo a través de las relaciones con Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, la Federación Rusa y China, reconocimiento al Estado de Palestina, para resumir una política internacional de acuerdo a la memoria histórica del no alineamiento peronista.
Pero esa dinámica transformadora comienza a languidecer entre 2013 y 2014.
No es el objetivo de este texto desentrañar todas las causas de la debacle actual. Pero el gobierno que va de 2019 a 2023 dejó indicios que se consolidaron hasta hoy a partir de la dependencia K con el neoliberalismo de Sergio Massa.
Muchas políticas públicas nacionales y populares así como las alianzas internacionales privilegiaron los deseos de EEUU e Israel.
El kirchnerismo se metió sólo en el laberinto urdido por el tecnoliberalismo o el capitalismo de plataformas.
La inconclusa organización K cayó en la encerrona trágica de mutar el movimiento nacional por una “orga” casi familiar.Y creer que al pueblo se lo puede dirigir persuadiendo al votante.
El kirchnerismo privó a la política de la necesaria organización con mariscales de la derrota que, como se vio, adolecen de la educación, capacitación, enseñar-aprendiendo, único camino posible para acceder a la conducción política y salir del laberinto con el pueblo.


