El 36,9% de los asalariados no reciben aportes previsionales y, por los bajos ingresos, el 69% de los cuentapropistas no paga los propios. El salario real por hora cayó un 39,4% desde 2010.
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA señaló en su informe anual sobre empleo y condiciones de trabajo que en 2022 “sólo el 40,3% de la población económica activa mayor a los 18 años logró acceder a un empleo pleno de derechos”. El estudio, dirigido por el sociólogo Agustín Salvia, lleva el título de “Escenario laboral en la Argentina del pos-covid19. Persistente heterogeneidad estructural en un contexto de leve recuperación del mercado de Trabajo (2010-2022).
Calidad del empleo
Para el informe de la UCA, el desempleo afectó a un 8,7% de la población económicamente activa mientras que el 23% sufre una situación de “subempleo inestable”. Dentro de esa categoría se encuentran las personas que “realizan changas, trabajos temporarios o no remunerados, o siendo beneficiarios de programas de empleo con contraprestación”.
El estudio que realiza la Universidad sobre la base de una encuesta propia, además, destaca que “el 28% contaba con un empleo regular pero precario”.
Tal como surge de las estadísticas oficiales que analizó este medio en su edición dominical, la UCA confirma que “en el último año aumentó la proporción de ocupados en el sector micro informal de la estructura productiva (actividades laborales autónomas no profesionales o llevadas a cabo en pequeñas unidades productivas de baja productividad, alta rotación y baja o nula vinculación con el mercado formal”.
Del relevamiento organizado por el Observatorio surge que en 2022 este sector reunía al 50,1% de los ocupados. El dato contrasta con los ocupados en el sector público que representaban solo el 16% incluyendo los beneficiarios de Programas Sociales que implican una contraprestación laboral y con el 33,9% de los ocupados que revisten en actividades en el sector privado formal.
Indicadores de vulnerabilidad
El relevamiento de la UCA, además, analiza indicadores que ofrecen una de situación de vulnerabilidad de los trabajadores. Allí surge que apenas la mitad del total de los trabajadores ocupados realiza aportes a la seguridad social. Del otro lado surge que no le realizan los aportes jubilatorios al 36,9% de los asalariados mientras que el 69% de los trabajadores por cuenta propia no realiza el pago de sus aportes jubilatorios. A la vez, destacan que el 39% de los ocupados no cuentan con cobertura de salud de obra social, mutual o prepaga.
El estudio señala que “el 22,8% de los activos mayores de 18 años se encontraba en riesgo de desempleo”. Esa situación se deriva del hecho de “haber estado desocupado por lo menos una vez en el último año”.
Trabajadores pobres
La encuesta del Observatorio indaga además en la evolución de los ingresos de los trabajadores. Allí surge una profundización de la heterogeneidad dentro del empleo. Es que, destacan, “el ingreso medio mensual de los trabajadores del sector micro-informal fue un 28,9% menor que el ingreso del total de ocupados”. De hecho, explican, que el ingreso medio mensual del total de los ocupados fue de $ 79.616 durante 2022 mientras que el de los trabajadores del sector micro-informal fue de $ 56.577. En la otra punta, los ocupados del sector privado formal obtuvieron un ingreso medio mensual de $ 106.479 y los del sector público de $93.293.
Una década de retroceso
A escala de una década, el informe demuestra que los trabajadores más afectados en sus ingresos fueron los asalariados del sector público cuyo poder adquisitivo se deterioró un 36% de 2010 a esta parte. Para los trabajadores del sector micro-informal el retroceso fue del 30,3% y para los del sector privado formal de un 26,2%.
Pero a la hora de medir el ingreso por hora surge que la caída promedio del total de ocupados “disminuyó, entre 2010 y 2022, un 39,4% (de $ 955 a $ 578)” que llega hasta un 48,1% (de $ 1.381 a $ 717) para el sector público en valores del tercer trimestre de 2022.
Foto: Telam
Trabajo y género
Por último el informe da cuenta de la evolución de la incidencia del trabajo doméstico intensivo no remunerado que se incrementó en el período estudiado pasando del 56,5% al 64,6% de la población de 18 años y más. Es que, sostienen, “la distribución de estas tareas es marcadamente desigual con respecto al sexo” porque “en 2022, el trabajo doméstico intensivo no remunerado fue realizado por el 85,4% de las mujeres mayores de 18 años y solamente por el 41,3% de los varones de ese grupo de edad”.