(Por Estefanía Cendón) El director nacional de Economía Social y Desarrollo Local, Pablo Chena, visitó los talleres productivos de la Cooperativa Chacabuco de Florencio Varela. Durante el recorrido compartió un diagnóstico acerca de la situación actual y los desafíos que engloba el sector. “Una vez alcanzada la capitalización de la economía popular es importante fortalecer sus canales de comercialización”, subrayó.
La Cooperativa de Trabajo Chacabuco está conformada por una serie de unidades productivas que incluyen un taller de carpintería en madera, carpintería metálica, taller de herrería y taller textil. Chena conoció sus instalaciones en compañía de las autoridades, trabajadores y trabajadoras de la cooperativa, dando inicio al recorrido en el taller de carpintería. En este espacio se elaboran juegos didácticos, mesas, sillas, alacenas, muebles de bajo mesada y diversas producciones a demanda de las necesidades locales.
«Construimos este tipo de talleres para que los compañeros y compañeras tengan un oficio que los ayude a alcanzar una salida laboral. Hemos desarrollado juguetes para el Ministerio de Educación que se utilizan en jardines maternales,más de 600 juegos de cada tipo. También, confeccionamos alacenas y muebles de bajo mesada para 36 viviendas ubicadas en Moreno, pertenecientes a un plan de viviendas”, señaló Antonio Alberto Suárez, responsable del Movimiento Evita en Varela.
Carlos Vera, coordinador de la cooperativa Chacabuco, destacó que “los talleres están equipados con máquinas de calidad, las que fueron adquiridas a través de los programas Argentina Trabaja y Potenciar Trabajo”. “En todos los talleres hemos sumado salones para que aquellos que participan de las actividades puedan completar sus estudios a través del Plan FinEs. La economía popular actúa en los barrios como un espacio de contención para no llegar a consumos problemáticos y trabajando en el barrio con las demandas latentes», confirmó Vera.
Calidad y precios accesibles
“Lo que se produce en la economía popular se vende a un precio adaptado al poder adquisitivo del barrio popular. Esto es un freno a la inflación porque no hay especulación. Si en la economía de mercado la inflación alimenta una especulación, en la economía popular es al revés: se contiene la inflación para que se adapte la producción de bienes y servicios al bolsillo de los barrios populares”, expresó el funcionario de Desarrollo Social al ingresar al taller de carpintería mecánica.
«Es importante conectar la demanda con las capacidades productivas de la economía popular. Estamos a la altura de ofrecer productos de calidad y a un precio accesible», indicó Vera, a lo que añadió: “Revolver la olla también es un trabajo, resulta imprescindible que la sociedad lo entienda».
A modo de respuesta, el economista puso el foco en la comercialización de los productos elaborados por el sector: “La economía popular transforma la realidad desde abajo creando fuentes de trabajo en los espacios sociales donde el sector privado y el Estado no llegan. Una vez alcanzada la capitalización de la economía popular es importante fortalecer sus canales de comercialización. Esto incluye el compre estatal, queel 30% de la obra pública pueda destinarse concretamente a la economía popular”.
Capitalizar e integrar cadenas productivas
A recorrer la Unidad Productiva “Micaela García”, espacio en el que se desarrollan un taller textil y un merendero, Chena dialogó con las trabajadoras de este espacio. «El taller de costura se gestó hace dos años y somos 30 trabajadoras en total. Si bien durante la pandemia realizamos kits sanitarios, hoy producimos guardapolvos, remeras y productos de diseño para el hogar que elaboramos a partir de retazos. Entre las compañeras hay unión”, aseguró Lorena Gutiérrez, coordinadora del taller textil.
“Se está logrando la capitalización de la economía popular, contar con las herramientas necesarias para responder a una demanda significativa. El desafío actual radica en integrar las cadenas productivas de la economía popular, sosteniendo valores como la solidaridad y el compromiso con la comunidad”, confirmó Chena, mientras observaba los productos elaborados en el taller equipado con 20 máquinas de coser aproximadamente.
En la planta baja el merendero “Los últimos de la fila”, cuyas pareces están armoniosamente decoradas con murales y consignas que destacan el rol de la mujer a nivel social, ofrece alimento y contención a los habitantes del barrio. Vanesa Tchorek, coordinadora del comedor, enfatiza cómo este espacio se convirtió en el puntapié para dar un salto productivo emancipador: «Desarrollamos un comedor en primera instancia, pero el taller textil es producto de un sueño colectivo, tiene que ver con la voluntad y el esfuerzo diario. Buscábamos desarrollar un perfil productivo que permita darle trabajo al barrio».
“El Estado puede ser un gran demandante de la producción de la economía popular porque ambos comparten un rol social. La economía popular nació también para proveer a los barrios populares cuando la economía de mercado está dislocada y los bienes fundamentales son colocados a valores inalcanzables. Este sector responde a las necesidades de la sociedad”, dijo Chena, al finalizar el recorrido.