(Por Estefanía Cendón) Pablo Chena, director nacional de Economía Social y Desarrollo Local, participó de la presentación en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) del Manual de buenas prácticas productivas y el Atlas de las Bloqueras, Premoldeados y Afines desarrollada el 7 de noviembre. La iniciativa aporta una mirada federal sobre el sector y genera capacitación en una de las ramas más pujantes de la economía popular.
El Primer Encuentro de Bloqueras de la Economía Popular, realizado en Ezeiza en mayo de 2022, sentó un precedente para la posterior elaboración de un Manual y un Atlas orientado a constituir una “radiografía” de las bloqueras a nivel país. “Nos propusimos avanzar en medidas concretas para mejorar la producción, el alcance y los ingresos de los trabajadores y trabajadoras del sector. El punto de partida de aquel encuentro tuvo y tiene que ver con la necesidad de concretar una idea: desarrollar una a una las ramas de la economía popular», detalló Chena.
Seis meses después la UNSAM abrió sus puertas, en el marco del Programa “La Economía Social Produce”, con la participación del Ministerio de Desarrollo Social y el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), para el lanzamiento del Manual y el Atlas de las Bloqueras, insumos que constituyen una guía para racionalizar y profesionalizar ciertas prácticas, a partir de recomendaciones simples y claras, así como un diagnóstico sobre la situación actual de las bloqueras, respectivamente.
«A partir de esta experiencia pudimos conjugar el saber académico y el saber popular, nave insignia de las universidades públicas del conurbano bonaerense», confirmó Carlos Greco, rector de la UNSAM, durante la presentación. El arquitecto Roberto Busnelli, docente del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la UNSAM, fue el encargado de definir los ejes principales que constituyen el Manual y el Atlas orientado a la producción bloquera.
Busnelli especificó que “el bloque es el mayor producto elaborado por las diversas unidades productivas” y que, en el caso del Manual de Buenas Prácticas productivas, se busca “estandarizar el trabajo de las 82 bloqueras distribuidas en 18 provincias”, cifra que lograron relevar y plasmar en el Atlas tomado como referencia una encuesta y estudios cualitativos desarrollados en el marco del Primer Encuentro de Bloqueras.
Desafíos
El reciente Decreto 728/2022 otorga a favor de las Cooperativas de Trabajo de la Economía Popular el 30% de la Obra Pública Nacional, con montos de hasta 300 millones de pesos, marcando un claro desafío productivo para los trabajadores del sector. Al respecto, afirmó Chena: «La construcción a pequeña escala es una de las ramas de la economía popular que más está creciendo. Este decreto presidencial es un paso enorme porque abre un canal de producción y comercialización importante para nuestro sector, así como implica una provisión muy grande de insumos para la construcción».
«Con el lanzamiento del ‘Manual de buenas prácticas productivas’ se abren desafíos en términos de estandarización y calidad de los bloques, para que puedan ser aceptados y adquiridos en todos los estamentos del Estado. Esta es una forma de valorizar el trabajo de la economía popular», destacó el economista, a lo que añadió: «Cuando uno está en la informalidad, y no tiene estos canales institucionales de venta, comercializa el bloque por debajo del valor que correspondería en el mercado. Esto significa menores ingresos para los trabajadores y trabajadoras de la economía popular».
Por su parte Mauro Corbera, referente de Pueblo Unido, se refirió al decreto y a la expectativa que el mismo generó en los trabajadores y trabajadoras como “un reconocimiento concreto”. «Tenemos que seguir desarrollándonos y sumando capacitaciones. La producción de la economía popular se caracteriza por ser artesanal, autogestionada, por lo que es un gran desafío esta interacción con el Estado y las universidades para dar un salto en términos productivos», indicó Corbera.
«Junto al Frente Popular Dario Santillán y la Dirección de Economía Social de la Secretaría de Economía Popular del Ministerio de Desarrollo Social pusimos sobre la mesa la necesidad de problematizar y poner en valor la dimensión productiva de la economía popular», describió Héctor Solano Chavarría, quien estuvo a cargo de la organización del Primer Encuentro de Bloqueras, con injerencia en la elaboración del Atlas recientemente presentado en la UNSAM.
«En el encuentro de Mayo participaron organizaciones de todo el espectro de la economía popular: más de 500 personas y 82 unidades productivas con representación de casi todas las provincias», especificó Solano Chavarría. Partiendo de esa experiencia, el referente compartió un diagnóstico a partir del que distingue cuáles son los desafíos a futuro: «A nivel país hay mucha voluntad y vocación de trabajo, si bien hay poco desarrollo de la parte técnica. Se observan condiciones de trabajo muy precarias, informalidad y poca salida de mercado. Este decreto es una posibilidad concreta, el sector debe esforzarse para dar respuestas».
¿Qué implica formalizar a la economía popular?
«La masa de informalidad que tenemos en la economía popular es lo que la convierte en una economía subterránea. Esto significa el no acceso a derechos laborales, créditos productivos para impulsar el desarrollo del sector y aquellos programas estatales de fortalecimiento que involucran al Ministerio de Desarrollo Social y otras áreas», explicó Chena.
Al cierre del encuentro Alexandre Roig, presidente del INAES, se refirió a la sinergia entre los saberes populares, las universidades y “un Estado que genera políticas públicas de desarrollo fundamentales para la economía popular”. «El Manual de buenas prácticas productivas y El Atlas de las bloqueras son el resultado de la articulación entre una universidad nacional como la UNSAM, el INAES, el Ministerio de Desarrollo Social y el aporte de los trabajadores y trabajadoras de la economía popular», detalló el sociólogo.
«La informalidad es un gran limitante para el desarrollo de la economía popular. Empezar a formalizar la economía popular implica garantizar el acceso a nuevos canales de comercialización, al crédito productivo y el fortalecimiento institucional de los distintos emprendimientos. Significa, fundamentalmente, alcanzar la dignidad en el trabajo», analizó Chena.