Es una de las series más exitosas de Netflix y los flamantes capítulos reafirman sus logros. Tres claves para entender el fenómeno.
Una de las series con más fans y que mayor repercusión logró en términos mundiales está de regreso por la pantalla de Netflix. Se trata de Borgen, la ficción ideada por Adam Price que retrata el manejo de la política internacional por medio del personaje de Birgitte Nyborg (un rol interpretado por la actriz Sidse Babbett Knudsen) que en la trama se convierte en la primera mujer que llega al rango de Primera Ministra de Dinamarca.
Luego de tres temporadas más que exitosas que finalizaron en 2013, Netflix logró generar una nueva entrega de capítulos cuando se consideraba que Borgen ya era parte del pasado. Borgen: reino, poder y gloria, es el nombre de la cuarta temporada de ocho capítulos que continuará exhibiendo las complejas relaciones existentes entre los medios de comunicación, el poder político institucional y las vidas de los políticos fuera del ojo público.
Como toda serie exitosa, se vuelve necesario observar cuáles son las nuevas articulaciones de estos capítulos para entender una historia que vuelve con más intrigas que en el pasado. En una primera instancia, lo nuevo de Borgen nos lleva velozmente hacia el cuarto capítulo de la serie, algo que nos ayudará a encontrar el núcleo del modelo de esta historia en 2022. En aquel contexto, un conflicto militar situado en Groenlandia lleva a la primera ministra a actuar. Ahí es donde comienza esta nueva trama donde lo ético siempre es importante, más allá de las apariencias, que siempre engañan y mucho más en Borgen. Nuevamente, la división entre lo público y lo privado aparecerá sobre la superficie para afectar a muchos de los protagonistas.
Un segundo eje de importancia se encuentra en los personajes, todos envueltos en un conflicto permanente que los obliga contra su voluntad a tomar posiciones para seducir a la opinión pública. Acá, y tal vez más que en otras temporadas, el espacio de la mujer toma más preponderancia, desatándose una veloz carrera por el poder. En ese contexto el foco está puesto en las figuras siempre desafiantes de Birgitte Nyborg y la periodista Katrine Fønsmark, un rol interpretado por la actriz Birgitte Hjort Sorensen. Ambas lucharán por el éxito, pero también asumirán fracasos en una arena social donde el umbral de la resignación no siempre aparece a la vista.
Otro de los factores que gravitan en importancia en esta cuarta entrega de capítulos se vincula con la escenografía. Así entonces, los gigantes ventanales de la trama se ven más grandes que antes, otorgando a la historia una espacialidad “a lo Borgen”, algo que enseguida situará a los espectadores en el universo de la serie. Con ese factor visual detrás, la primera ministra Nyborg aparecerá pensativa, observacional y reflexiva con el correr de los capítulos, generando una cautivante, pero tensionante instancia cada vez que la cámara se pose sobre ella. De esta forma, el universo Borgen está de vuelta para seguir exhibiendo una historia donde cualquier similitud con la realidad no es pura coincidencia.