Prevén que al terminar el año el balance financiero escale a $ 23.389 millones. NASA nuclea a las centrales nucleares Atucha I, Atucha II y Embalse. Y genera soberanía energética. El Congreso busca declarar de interés público el manejo de la energía nuclear.
Por: Gustavo Sarmiento@GustSarmi/Por: Luciana Rosende@lucianamagali
Amparado en la visión de que todo lo estatal debe ser entregado (o rematado), el Gobierno avanza con la venta de un sector no solo estratégico de la Argentina sino que además le rinde económicamente. Días atrás, el vocero presidencial Manuel Adorni anunció que iniciará el proceso de privatización de la empresa Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA), la compañía encargada de operar las centrales nucleares del país. El dato que omitió es que la firma registró en el primer trimestre de 2025 un superávit de $17.234 millones y prevén que al terminar el año escale a $ 23.389 millones.
En los pasillos del Congreso se afirma que capitales estadounidenses, junto con aliados argentinos cercanos a ex empleadores del presidente Javier Milei, están frotándose las manos pensando en hacerse con NASA, con su potencial financiero y con su know how de especialistas, de avanzada en todo Sudamérica.


Nucleoeléctrica Argentina lleva adelante la operación y mantenimiento de las centrales nucleares Atucha I, Atucha II y Embalse. Genera superávit y soberanía energética. El martes, en conferencia de prensa, Adorni detalló que, amparado en la Ley Bases, “el proceso consiste en la venta del 44% de las acciones en bloque mediante una licitación pública nacional e internacional”.
Remarcó que “todas las empresas públicas están sometidas a un proceso de irremediable privatización”, y sostuvo que esta política “representa el fin del Estado empresario, aquel que se atribuía funciones impropias a costa de despilfarrar recursos de los argentinos”. Sin embargo, ese «Estado empresario» es el que demostró eficiencia y vanguardia, y que le dejará el desarrollo servido en bandeja a capitales privados extranjeros.
NASA es una de las pocas compañías estatales con superávit: en el primer trimestre de 2025 registró un resultado financiero positivo de $17.234 millones. Actualmente sus accionistas son el Ministerio de Economía (79%), la Comisión Nacional de Energía Atómica (20%) y luego Energía Argentina (Enarsa). Según estimaciones de analistas del sector, la valuación de la firma supera largamente los 1.000 millones de dólares.
Las tres centrales nucleares bajo su operación aportan el 7% de la generación eléctrica nacional, con una potencia instalada de 1763 MW.


El Congreso avanza por la energía nuclear
Mientras el Gobierno impulsa la privatización, en el Congreso la oposición busca algún tipo de freno. Fue el jefe de bloque de Unión por la Patria en el Senado, José Mayans, el que propuso declarar al sistema nuclear argentino como un bien público y estratégico.
“Ojalá sea así, ojalá nuestros legisladores estén a la altura de las circunstancias y no permitan que una empresa tan estratégica como esta. Me parece que siendo una empresa que puede generar ganancias, sería importantísimo que se pueda conservar en manos del Estado Nacional en su totalidad”, resaltó a Tiempo la ex titular de la CNEA, Adriana Serquis, y candidata a diputada por Río Negro (FP).
En el medio hay un proyecto que sobresale entre el apetito de potencias extranjeras: se trata del CAREM-25. Es el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en nuestro país. Si Argentina lograba desarrollarlo a tiempo estaría liderando un mercado de pequeños reactores que promete ser muy estratégico a nivel mundial compitiendo con grandes actores como Estados Unidos, China y Rusia.
En la actualidad son de suma importancia los Small Modular Reactor (Reactores Modulares pequeños, SMRs): centrales nucleoeléctricas de dimensiones pequeñas y con menos potencia eléctrica, con un desarrollo más simple y mejores formas de seguridad, así como menor tiempo de construcción, costos e inversiones. Una nueva tecnología fundamental para la transición energética, un sector de desarrollo clave.


“Lo que está en riesgo es la soberanía en un sector estratégico. Ponen en riesgo el primer desarrollo real de un reactor de potencia. Cuando uno hace reactores nucleares, hay de investigación y los que generan potencia. El Carem era nuestro primer proyecto de ese estilo, capaz de generar energía eléctrica. Desfinanciar y desmoralizar a los equipos de trabajo hace que sea más difícil de reconstruir”, enfatizó Serquis.
“Es un proyecto que tiene una inversión de 750 millones de dólares y le faltarían 200 más para terminar. Hay un 65% de proyecto hecho. Cuánto tiempo pase y cuánta gente se vaya es lo que puede llevar retomarlo. Tiene que ver más con la gente que con el edificio. Ya teníamos contratos para que un montón de pequeñas y medianas empresas puedan fabricar sus componentes; había más de mil contratos. Eso es lo difícil de reconstruir. Es grave”, acotó.
«Ni la Coca-Cola te vende su fórmula», graficó Mayans. Cuestionó que la «privatización del sistema nuclear argentino» es «gravísima», porque el proyecto CAREM es «un bien estratégico» y «hay que tener en cuenta la seguridad nacional». Florencia Carignano completó: “No sucedió ni siquiera en los ’90».


Foto: CNEA
Soberanía nuclear
“En un país normal existen políticas de Estado que se sostienen a lo largo de los diferentes gobiernos y nos permiten crecer y desarrollarnos –aporta Serquis–. Sin embargo, tenemos algunas problemitas, como por ejemplo en el sector nuclear, que es un sector estratégico, tanto sea para la generación de energía eléctrica en un mundo que está necesitando mitigar el cambio climático por ser una energía limpia; como desde el punto de vista geopolítico, por poder tener conocimiento muy demandado y poco frecuente en algunos países, y nos da la posibilidad de sentarnos en muchas mesas de negociación por poseer este conocimiento”.
Si bien INVAP hasta ahora es la empresa que exporta reactores, estos reactores no son de potencia, es decir, no son los que se utilizan para generar energía eléctrica. Las centrales nucleares de potencia que sí generan energía eléctrica son Atucha 1, Embalse y Atucha 2, que fueron construidas con tecnología alemana o canadiense, y el Carem-25, que sigue dependiendo de la Comisión Nacional de Energía Atómica, es el primer desarrollo argentino de un reactor para producir nucleoelectricidad.


En paralelo, hace apenas algunas horas, el titular del proclamado Consejo Nuclear Argentino, Demian Reidel, comunicó más acercamiento con los Estados Unidos: “Argentina es el primer país de América Latina en asociarse con Estados Unidos en su programa FIRST de energía nuclear, que impulsa el desarrollo responsable de reactores modulares pequeños (SMR). El capital humano y la tecnología argentina le devuelven a nuestro país un rol de liderazgo global: vamos a proveer la energía nuclear limpia, estable y escalable que el mundo necesita”.
Serquis se refirió a otro punto de la privatización, que obliga a la CNEA a ceder el 20% de sus acciones: “Es gravísimo, porque significa que quien conoce, quien genera conocimiento, quien genera los profesionales que fueron capaces de reparar a las centrales en estos tiempos, en conjunto con los ingenieros, con los ingenieros de la propia NASA, y trabajando en este ecosistema nuclear, estarían quedando sin la posibilidad de tener injerencia en NASA, facilitando probablemente, a quienes no saben, estar en las decisiones de una empresa como esta, tan estratégica, y que además debe ser controlada y debe ser siempre propiedad del Estado. No tienen idea”.