El ministro de Economía asegura que el camino del acuerdo es el que permitirá seguir creciendo, creando empleo y fortaleciendo el Estado. Subraya que el Estado «no le quitará recursos a la economía» para reducir el déficit. «No es un programa de ajuste, como históricamente fueron los acuerdos con el FMI».
Por Raúl Dellatorre y Alfredo Zaiat
Motor Económico reproduce las partes principales del reportaje exclusivo que el ministro de Economía, Martín Guzmán, brindó a los periodistas Alfredo Zaiat y Raúl Dellatore para el diario Página 12.
PARTE 1/ «No es un programa de ajuste, como históricamente fueron los acuerdos con el FMI».
Después de una semana de máxima tensión, con versiones cruzadas, el viernes a la mañana se anunció el principio de acuerdo de refinancación de la inmensa deuda con el FMI, la peor herencia del gobierno de Mauricio Macri. El protagonista de la negociación con el Fondo fue el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien también lideró la exitosa reestructuraciuón de deuda en dólares con acreedores privados, extranjeros y ncionales. En exclusiva, Guzmán recibió a PáginaI12 el sábado a la tarde en el Ministerio para dar precisiones técnicas, pero fundamentalmente políticas acerca del acuerdo. Afirmó que no implicará ajuste económico, concepto que desarrolla para alejar fantasmas que existen dentro de la propias filas de la coalición de gobierno. Detalló cómo será el programa de financiamiento y pago de la deuda, precisó el alcance del plan de Facilidades Extendidas a 10 años, adelantó que el Gobierno seguirá pidiendo la eliminaación de los sobrecargos en la tasa de interés y explicó qué significan y cómo serán las revisiones trimestrales. Ponderó el liderazgo del presidente Alberto Fernández en la negociación, aseguró que no habrá sorpresas con la política cambiaria y reafirmó que es necesaria la coordinación de expectativas para atender el problema de la inflación. Además consideró como un factor muy relevante la trama geopolítica de la negociación con el FMI.
– El jueves a la noche, ¿pudo dormir o la negociación duró hasta el otro día?
– En estas jornadas se termina a horas tardías, son jornadas extensas. Pero cada día un rato se duerme. Todas las jornadas, en estos días, sobre todo a partir de la presentación a los gobernadores y gobernadoras, fueron intensas, porque ya era la recta final, porque ya se veía por qué camino se iba.
– ¿Pero hubo algún punto en particular que extendió ese final, en el que se demoró la discusion?
– La larga, la del final, fue el acuerdo sobre el sendero fiscal. Hubo un momento en el cual las condiciones en las que se podía llegar a un acuerdo eran condiciones de ajuste, y nosotros considerábamos que esa no era una forma viable de avanzar. Porque hubiese dañado las posibilidades de la recuperación económica argentina que hoy se está viviendo, en el que está fuerte la posibilidad de seguir generando empleo. Y era clave poder transitar desde ese lugar a otro donde hubiese un acuerdo de no ajuste, que nos permitiese perseguir los objetivos económicos y sociales a los que apuntamos.
– ¿Cuales serían los principales argumentos que utilizaría para convencer a los que están cerca del gobierno en términos políticos, los que adhieren al Frente de Todos, y a todos aquellos sectores que puedan estar con dudas con respecto al acuerdo?
– Aquí hay dos caminos. Uno es aquel en el cual la Argentina no puede refinanciar la deuda con el FMI, el camino del no acuerdo, y hay que ver qué implica ese camino. Eso, para nosotros, es dar un paso hacia lo totalmente desconocido. Es una realidad, el gobierno de Juntos por el Cambio tomó casi 45 mil millones de dólares de deuda, de un monto record histórico en la historia del FMI. Y ese problema se lo dejó a la Argentina, y había que buscar resolverlo.
– ¿Y entonces?
– No tenemos 45000 millones para pagar. Si pudiésemos pagar, bueno, fantástico, la Argentina se quitaría de encima la dependencia que establece cualquier endeudamiento con el FMI. Lo que buscamos hacer, dado que no podíamos pagar, era que siguiésemos el camino en el que tuviéramos las mejores condiciones dentro de lo posible, que para nosotros era refinanciar las deudas. No refinanciar las deudas y no pagar, también hubiese significado un faltante de dólares en el país, y eso hubiese alterado las posibilidades de continuar el crecimiento, generar empleo.
– ¿Para usted, no acordar era ingresar a una escenario desconocido e imprevisible?
– Fuimos por el lado que nos permitiera ir por un camino transitable, donde tuviéramos refinanciamiento para hacer frente a esas deudas y tener mas tiempo, para mientras tanto crecer. Y sobre la base del crecimiento, ir construyendo las condiciones para pagar. Y claro, siempre con el horizonte de buscar en un momento ya no tener más deuda con el FMI.
– Un acuerdo con el Fondo para cualquier país significa ajuste económico. ¿Qué significa ajuste en este caso? Se definió que el sendero fiscal sea hacia el equilibrio. Históricamente, eso es ajuste. Va a haber menos expansión monetaria, y eso es ajuste. ¿Por qué dice que no es ajuste este acuerdo?
– No es ajuste porque el gasto real no cae, sino que por el contrario crece. Es decir, no está el Estado quitando recursos de la economía. Al contrario, el Estado seguirá expandiendo recursos hacia la economía, y al mismo tiempo lo que habrá es una reasignación de recursos del Estado. Y es cierto que históricamente los países que han acudido al FMI han sufrido políticas de ajuste que, en la mayoría de los casos, generaron más sufrimiento en los pueblos.
Nosotros no fuimos al FMI, fue el gobierno anterior. Nosotros lo que necesitamos negociar con el Fondo y seguiremos negociando por mucho tiempo, por la cantidad de la deuda, es porque lo trajo al país el gobierno anterior. Y porque no tenemos esos dólares. Esos dolares se malgastaron. Más de la mitad de ese préstamo record se usó para financiar una salida de capitales. Se fueron los dólares. Y casi la otra mitad se usó para pagar deuda insostenible, deuda externa pública a acreedores privados, en lugar de hacer lo que hicimos nosotros luego, que era reestructurar.
– Afirma que no va a haber expansión del gasto y por eso no hay ajuste. Pero, en última instancia, si va a haber menos déficit significa que hay algun tipo de restricción. Por la realidad socioeconómica crítica que tiene Argentina, uno puede suponer que si hay más recursos por crecimiento, por mejora de la recaudación, ese dinero se utilice para atender esa realidad crítica.
– Bajar el déficit es un objetivo más allá de la presencia, o no, del FMI en la Argentina. Porque si tenemos déficit, hay que financiarlo, y hay dos formas de financiarlo: con deuda o emitiendo. Hay un límite hasta cuánto la deuda puede, más o menos, subir y no generar problemas. Si hay deuda externa es un problema. Nosotros no tomamos deuda externa; eso es lo que hizo el gobierno anterior, que se endeudó en 100 mil millones de dólares. Nosotros tomamos deuda interna, en nuestra propia moneda. Eso es algo que hoy ayuda. Y el otro es la emisión monetaria, que en un contexto en el cual lo que escasea son las divisas, pone más presión sobre sobre el precio del dólar.
– En este caso el equilibrio fiscal sería expansivo en términos de crecimiento y estabilidad. Ese sería su argumento para afirmar que no hay ajuste económico con el acuerdo.
– La Argentina necesita, para los que creemos en el rol del Estado para generar una economía de mercado más pujante, contribuyendo con más infraestructura, más educación, más ciencia y tecnología, necesitamos un Estado más fuerte. Un Estado más fuerte requiere mejor crédito y mejor moneda. Y para lograr eso en la Argentina de hoy hay que bajar el déficit. Pero no sobre la base de un ajuste, no sobre la base de contraer el gasto real. Esas premisas son base de este acuerdo. Logramos un acuerdo que en su filosofía respeta nuestras premisas. Claro, si no estuviese el FMI no tendríamos esa deuda. Y, por supuesto, tendríamos más margen de acción, tendríamos más oportunidad para distintas políticas publicas.
– En la presentación del acuerdo el Gobierno dice: el Fondo Monetario Internacional no pide devaluación, no pide privatizaciones, no pide reformas laborales y previsionales. Además, el Fondo ahora dice que la inflación es multicausal. Los manuales tradicionales del Fondo afirman otra cosa. Entonces, ¿por qué ellos aceptaron o este acuerdo también es político?
-Bueno, parece que hicimos un buen trabajo entonces.
– La pregunta apuntaba a tratar de entender qué pasó porque el equipo de economistas del Fondo es ortodoxo. Domina la lógica ortodoxa en esa institución internacional y siempre fue así. Entonces puede ser en parte la negociación que realizaron, pero, en última instancia, avanzar en este tipo de acuerdo no tradicional, ¿es porque ellos reconocen implícitamente el fiasco del acuerdo anterior? ¿O también éste es un acuerdo político?
– Esto es lo que se logró. En todo caso, se debe destacar lo bien que condujo la negociación el Presidente, que logró involucrar a tantos otros presidentes de países. Además hubo un esfuerzo coordinado de todo el Gobierno para buscar cuidar a la Argentina lo máximo posible. Y seguiremos haciendo eso. Mes a mes, cada tres meses, cada seis meses, cada vez que toque una revisión del acuerdo lo haremos con la misma filosofía que fue la que dio lugar a este resultado.