La Cooperativa de Trabajo Safra, ubicada en Berazategui, surgió en el 2010 tras la quiebra de la antigua empresa Aachen. Dedicada a la producción de caldos deshidratados, sopas instantáneas y salsas, los 25 asociados trabajan en equipo para sacar adelante la cooperativa.
Hace más de 15 años atrás recuperaron sus puestos laborales. Ahora se enfrentan con un contexto hostil que dificulta la llegada de sus productos al mercado, con algunos insumos dolarizados, las tarifas de los servicios en versión XXL y la caída del consumo.
La Cooperativa de Trabajo Safra Ltda. de Berazategui es una empresa recuperada que fue abandonada por sus dueños, y que sus trabajadores y trabajadoras continuaron sosteniendo hasta conformarse como una empresa de la economía social en 2008.
“En ese momento, no esperábamos el cierre porque el año anterior la empresa había tenido un superávit de venta, estaba muy bien, y al año siguiente quebró. No se entiende qué fue lo que pasó”, expresó la referente Graciela Ávalos, y agregó que se debió a un conflicto familiar luego de que el dueño de la empresa falleciera.
Una vez establecidos como cooperativa, Safra continuó un proceso judicial por la marca: “Seguimos en lo mismo. Tenemos permiso del juez para utilizarlo, y poder estar en el establecimiento. La idea es cambiarle la marca, porque tenemos un poco de limitaciones con eso”.
Mantener el negocio funcionando
La empresa cuenta con 22 asociados y asociadas, y dos aspirantes. Sus productos son comercializados directamente a los mercados, y desde ahí se distribuyen a los mercados. La única cadena grande con la que mantienen contrato es la Cooperativa Obrera de Consumo y Vivienda Ltda.
“Nuestro problema es mantenernos con el retiro. Es muy difícil mantenerlo, somos un producto muy de invierno, muy estacional, y en verano se la pasa bastante mal, y es difícil mantener un sueldo en esos meses. Aunque siempre tenemos un producto alternativo, no es fácil. Ideas hay muchas, pero no hay dinero para una buena inversión. El gobierno está haciendo estragos con todo esto, los insumos están muy caros, no se consiguen, y es muy difícil competir con una marca líder”, expuso.
Continuó, “hemos pasado muchas crisis, pero esta creo que es la peor. Estamos con mucho miedo. No hace mucho, cuando empezó este cambio, pensábamos que íbamos a tener que bajar las personas porque pasaban semanas sin poder vender nada, y nuestros sueldos van de acuerdo a lo que vendemos. Tuvimos semanas terribles”.
Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada por Radio Nacional Viedma (Viedma, Río Negro).