Edición n° 2875 . 05/10/2024

Mileinator is back: el Presidente y sus fans en un mundo de película

  • Si bien fueron populares ya durante la campaña, los memes de Milei convertido en Terminator volvieron por impulso del propio Presidente, que se autopercibe así. El mandatario participa de sus propias tendencias meméticas como validador y amplificador de esos discursos.

( Por Nicolás Canedo) Milei se siente Terminator. Lo dijo en una entrevista. ¿Todavía sorprenden estas declaraciones? Si no lo hicieran, la maquinaria digital de comentar la realidad buscará inducirnos la sorpresa, tal vez la indignación… o no. Estamos todos riéndonos de lo mismo, o a partir de lo mismo, aunque nos riamos de cosas muy distintas.

Montajes del Mileinator (Milei + Terminator) hechos y compartidos por cuentas a favor y en contra de Milei: Escuela Austríaca de Economía (retuiteado por el propio Milei, como muestra el tweet del usuario crítico Javier Smaldone) y del stream de noticias Mate (crítico del gobierno).

En estas dos versiones del Mileinator, compartidas por cuentas a favor y en contra de Milei no se perciben grandes diferencias. Para ambas, la idea de que Milei se piense como Terminator y sea visto así por sus seguidores, da risa en sí misma. ¿Por qué? Quizás el tweet de Smaldone (“nos gobierna un pelotudo”) explica mucho de qué se ríen los contras.

Para los pro, en cambio, la narrativa es graciosa en sí misma porque es un acto de trolleo. El trolleo tiene que ver con la provocación, con decir lo que haga falta para mover al otro a la indignación, hacerlo reaccionar y en lo posible dejarlo en ridículo. ¿Creen realmente los libertarios que Milei es Terminator? Irrelevante. Creen que Milei es la carta con la cual sacar de sus casillas a lo que perciben como un establishment político, económico y cultural, así como a sus fanáticos en redes. Y se divierten viendo a sus creaciones, sus deep fakes y montajes escalando la pirámide mediática hasta lo alto de los medios “serios”, tradicionales. Les divierte ver que lo que hacen por joder llega hasta La Nación+ o TN (bueno, en cierto modo llegó hasta la Presidencia de la Nación).

¿Cree realmente Milei que es Terminator? Eso podría llegar a ser más probable.

Compartida de El Trumpista y El Hombre Gris de un video deep fake de Mileinator, en febrero de este año, en la pantalla de TN. “Es cine”, seguida de un emoji de cigarrillo, es una expresión común en Twitter para celebrar algún contenido audiovisual.

El video es de febrero de este año, luego de que se cayera la ley ómnibus en el Congreso, acaso el primer traspié importante del gobierno de Milei. La cara del Presidente sobre la de Arnold Schwarzenegger (“libertario”, según el presidente) da vida al Mileinator, un personaje memético que sus seguidores empezaron a agitar en redes durante la campaña el año pasado, pero que cobró más relevancia y fuerza a partir de este episodio. Audios de Javier Milei, extraídos de entrevistas y declaraciones reales, componen la secuencia dialogal de esta pieza en la que el héroe va ajusticiando a diputados y gobernadores díscolos (todos, desde ya, no kirchneristas, es decir, radicales, coalición cívica, peronistas de centro, etc.). En la escena original Terminator se enfrenta a unos guardias de seguridad, que aquí son los diputados y gobernadores.

Mileinator (avanzando): –A ver, ¿qué pasa manga de delincuentes? ¿No quieren que el país salga adelante?

Diputados/guardias de seguridad: –Hay artículos que no nos gustan. No queremos votarla. ¡No estamos de acuerdo!

Mileinator (sin detenerse): –Por lo tanto son unos traidores.

Diputados: –¡Ya deja de avanzar sobre nosotros!

Los diputados/guardias de seguridad disparan contra Mileinator. Se superponen imágenes del conteo de votos negativos en el Congreso contra la ley ómnibus. Mileinator recibe las balas pero no deja de avanzar. Desenfunda su arma y dispara contra un primer guardia que cae abatido. Sobre este se sobreimprime el texto en letras rojas: “Carolina Píparo”. Derriba a otro más: “(Florencio) Randazzo”. Otro: “Facundo Manes”; y otro: “(Nicolás) Massot”; “(Paula) Oliveto”; “(Emilio) Monzó”. Tras quedarse sin balas, Mileinator toma un arma de mayor calibre. Se superpone otro audio de Javier Milei: “O sea, mirá cómo te dejo sin un mango”, y dispara contra un guardia que intenta escapar. Cuando la bala impacta en su espalda y cae, se sobreimprime en letras rojas: “Gobernadores”.

Mileinator agrega: ¡Tomá! Te saqué el subsidio a los transportes y camina hacia la salida muy tranquilamente mientras se oye una voz clonada de Javier Milei decir: “Casta la vista, baby”.

El meme del Mileinator, que fue versionado incluso por Nik, ya tuvo un lugar incipiente en la conversación durante la campaña electoral, en la que usuarios favorables al economista libertario plasmaban, a través de esta imagen y concepto, la idea de un Milei que venía a ajusticiar a la casta que nos dejó viviendo en un mundo distópico. Quizás sea este el “futuro” del cual dice venir el Presidente (como en muchas de las cosas que dice, y por la extravagancia que lo caracteriza, es difícil determinar cuánto es literal y cuánto es metáfora).

Por lo general, cuando se trata de memes de políticos, de pegarles la cara sobre algún personaje conocido del cine o la televisión, el recurso siempre deja ver con bastante claridad cuál es la tendencia partidaria. Si el personaje es heroico y virtuoso, es una tendencia favorable. Si es cínico, inmoral o estúpido, es un meme crítico. Así pasaba con la infinidad de versiones de Mauricio Macri como el Sr. Burns, el despiadado multimillonario de la serie Los Simpson, que sirvió más tarde también para darle cuerpo a muchos memes de Horacio Rodríguez Larreta. Caracterización simple: estos muchachos son como Burns, son jefes, patrones de clase alta… y son malos (quizás en los memes de Larreta Burns hubo también toda una utilización de las cualidades más endebles y ridículas del jefe de la planta de energía nuclear de Springfield).

Participación del propio Horacio Rodríguez Larreta en un hilo de Twitter con comparaciones de fotos suyas con frames del Sr. Burns, en Los Simpson (25 de mayo de 2022).

Sea favorables o negativas, lo común era que los políticos no participaran de estas tendencias, porque desentonan con lo que se espera de su comunicación. Larreta –como se ve en el tweet de arriba– hizo su intento, pero no salió muy bien. Aunque la búsqueda sea mostrar que a él no le importa y que tiene sentido del humor, esto solamente refuerza la caracterización (especialmente porque el frame elegido es particularmente problemático: el Sr. Burns, en estado de delirio, le está por perforar la cabeza al simpático Juan Topo con un taladro).

Nada de esto se aplica a Milei. Al igual que Donald Trump cuando adoptó el meme de Pepe The Frog en su comunicación de campaña, el presidente argentino participa de sus propias tendencias meméticas (con la comodidad de ser de los pocos políticos que tienen abundantes memes favorables y celebratorios) como validador y amplificador de esos discursos. Esto ya lo hacía en 2021, cuando era candidato a diputado y sus historias de Instagram mostraban una infinidad de dibujos y fotomontajes donde se lo mostraba al economista encarnando distintos héroes de ficción (época en la que se trasladaba a sus actos en el llamado “Batimovil libertario”). Y esto no lo hace solamente en las redes sino –al igual que Trump– en espacios más consagrados y legítimos del discurso político: los actos partidarios (locales y en el exterior) y las entrevistas con medios internacionales.

Se impone la pregunta: ¿sirve esta narrativa? ¿Alguien le cree? Volvemos a lo anterior: para su núcleo duro, la credibilidad probablemente no está en el contenido sino en el gesto. El Presidente dice las mismas cosas que dicen ellos y provoca, en la progresía, los mismos efectos de indignación y queja. Suficiente. ¿Y para los demás? Habrá que ver cuánto pesan estas declaraciones (de la mano con otras como la de estar destruyendo el Estado desde adentro) dentro de unos meses y dependiendo de cómo avance su gestión, especialmente, en materia económica.

Por lo pronto, se trata de controlar la narrativa. Una tarea que es, por imposición de nuestro ecosistema mediático, esencialmente cortoplacista. Un partido que se juega en el día a día. Que todos estemos compartiendo imágenes del Mileinator, aunque sea con indignación o ironía, indica que eso todavía lo hacen bien.