El ingreso de producto del extranjero subió casi 95 por ciento. “El consumo no muestra señales de recuperación”, explicó la Cámara del Juguete (CAIJ). Las ventas de Navidad y Reyes, con perspectiva negativa.


Como ocurre con casi todos los sectores de la industria, a la del juguete le llegó también su peor momento en años. La Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) alertó que el sector atraviesa “uno de los momentos más delicados de las últimas décadas, marcado por transformaciones demográficas profundas, cambios culturales en la forma de jugar y una coyuntura económica y comercial que impacta simultáneamente a la producción nacional, a los importadores y al comercio minorista”.
Con las ventas generales cayendo a razón de 10 puntos interanuales y unos 1600 puestos de trabajo perdidos entre directos e indirectos, la entidad dio a conocer un informe con datos demoledores, que muestra que las ventas no reaccionan, que las importaciones crecieron casi 95 por ciento en un año (están por sobre el 2018, año con mayo consumo que el corriente), y que empezaron a cerrar comercios emblemáticos.
Resaltan, también, que mientras el gobierno de Javier Milei se alinea política y comercialmente con los Estados Unidos, casi que se está dando de hecho una invasión de productos chinos que es más importante y negativa para el país que lo que aún no se dio a conocer del acuerdo de intención con occidente. En paralelo, a estos malos números y el escenario negativa, no esperan en el sector juguetero nacional grandes ventas en Navidad y Reyes, las dos fechas que con el Día del Niño son claves para el sector.
En el plano comercial, destacó CAIJ, “el consumo en jugueterías de cercanía, cadenas y supermercados continúa sin mostrar señales de recuperación. El e-commerce crece, pero aún representa solo el 25 por ciento de las ventas y plantea desafíos logísticos, financieros y de promoción digital que dificultan su aprovechamiento pleno por parte de las PyMEs”. Al mismo tiempo, agregaron, “se registra un fuerte incremento de importaciones, compras puerta a puerta y contrabando, en un contexto de transición normativa en materia de seguridad del juguete que genera incertidumbre tanto para el sector como para las familias”.
“Avalancha sin precedentes” de importados
El informe de CAIJ explica que los días pasan en “un mercado sobredimensionado por el ingreso extraordinario de importaciones”. Puesto en números, entre enero y octubre, las importaciones de juguetes alcanzaron USD 91,3 millones FOB y 17,5 millones de kilos, con un incremento interanual del 59,5 por ciento en valores y del 94 por ciento en volumen. China explica el 85,7 por ciento del valor y el 94,4 por ciento del volumen importado.
En este contexto, el presidente de la CAIJ, Matías Furió, informó que “en un año pasamos de 199 a 530 importadores de juguetes, de 9 millones a 17,5 millones de kilos importados y con el consumo en caída. Una avalancha sin precedentes”.
Este año, 530 empresas importaron juguetes -331 más que en 2024-, evidenciando un ingreso masivo de nuevos operadores. El 52 por ciento del volumen corresponde a productos de menos de USD 3 FOB por kilo, confirmando una avalancha de artículos de muy bajo costo, muchos de ellos subvaluados o declarados por debajo de su valor real.
Además, Furió enfatizó que “a pesar de la alineación con occidente, China pasó a explicar casi el 95% del volumen importado. La concentración es la más alta de los últimos 20 años.”. Los indicadores muestran un deterioro acelerado: ventas estancadas; sobreoferta por el stock acumulado de 2023; ingreso masivo de nuevos importadores;
jugueterías con márgenes negativos por incrementos en tarifas de energía y presión del canal online; fábricas que toman crédito no para invertir, sino para pagar sueldos y aguinaldos.
Por otra parte, el trabajo de CAIJ muestra que la capacidad ociosa alcanzó niveles críticos: “La industria tiene 6 de cada 10 máquinas paradas sin producir”, afirmó Furió. Y agregó que la reducción arancelaria no se trasladó a los precios para las familias: “El arancel se redujo un 15 por ciento, pero los juguetes importados no bajaron de precio”, señaló el presidente de la entidad.
Los históricos bajan la persiana
En la misma línea que la media general industrial, el sector juguetero empezó a ver cómo empresas históricas bajan la persiana en el medio de la crisis. Rossier (Escobar), cerró en octubre de 2025 tras casi 40 años en la calle Rivadavia al 500, frente a la terminal de ómnibus. Continuará únicamente como tienda virtual.
Lo mismo pasó con Halago’s (Quilmes), que cerró su local al público luego de años de actividad. Lilián (Trelew), una juguetería con cerca de 50 años de trayectoria, también cerró. “Pasan tres días y no abrimos la caja”, relató su dueña.
Furió advirtió que, de no revertirse la tendencia, no solo el número de jugueterías podría reducirse significativamente hacia fin de año, sino también la cantidad de fábricas e importadores: “Muchas empresas productoras e importadoras han enfrentado resultados negativos en el Día del Niño y, ante la sobreoferta actual, están rematando la mercadería para recuperar liquidez. Esto profundiza aún más la distorsión del mercado: se generan precios por debajo de lo sostenible, se modifican los plazos de pago y se pone en riesgo la continuidad de empresas de todos los tamaños”.
El trabajo de CAIJ tiene un dato muy relevante, que se suma a la falta de consumo y la suba de importaciones como punto negativo para que la demanda crezca:
Desde el 2015, aseguran, la tasa de fecundidad descendió de 2,4 a 1,4 hijos por mujer, lo que representa una caída del 42 por ciento, “reduciendo estructuralmente la población infantil y la demanda potencial de juguetes. En paralelo, la creciente exposición a pantallas y dispositivos digitales desde edades cada vez más tempranas compite con el juego físico, creativo y social, desplazando tiempo e interés por el juguete tradicional”. Eso, sumado a la crisis y a la predilección de los niños por juguetes más tecnológicos, contribuye a incrementar la crisis de un sector vital.
Temporada de tickets gasoleros
“La temporada muestra tickets más bajos y una fuerte búsqueda de primeros precios”, agrega el informe de CAIJ. En el detalle se ve que hay un Ticket promedio en comercios de barrio de $22.000; y ticket promedio en grandes cadenas de $49.000 (más del 90 por ciento importado). Así, el ticket promedio general se estimó en 35 mil pesos.
El mercado ofrece opciones amplias, señaló la entidad, “desde productos accesibles -masas de modelar, autos plásticos pequeños o sets de bloques desde $3.000- hasta artículos de alta gama como casas de muñecas ($200.000) o autos a batería ($350.000).
Sobre este punto, Furió comentó que, “en este contexto, invitamos a las familias a elegir un juguete argentino en jugueterías o supermercados, porque estarán eligiendo un producto seguro, de calidad, con trazabilidad, accesible y hecho por PyMEs que generan trabajo en todo el país.” El 85 por ciento de las transacciones se realiza con tarjeta de crédito, reflejando la necesidad de financiamiento en un contexto de pérdida de poder adquisitivo.
POR Leandro Renou


