El clima fue de máxima tensión en el centro porteño pero no se produjeron incidentes significativos. Los ministerios de Seguridad de Nación y Ciudad desplegaron un impresionante operativo. La desconcentración se produjo a partir de las 18.
Las organizaciones sociales de Unidad Piquetera (UP) se desconcentraron a partir de las 18 de este martes de la Plaza de Mayo, después de haber protagonizado una movilización contra el ajuste dispuesto por el gobierno de Javier Milei (fue la primera marcha de su gestión presidencial, que lleva tan sólo 10 días) y en conmemoración de los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001. El retiro de los manifestantes se produjo pacíficamente, por la Avenida de Mayo y las diagonales Norte y Sur, que desembocan en la Plaza de Mayo, al cabo de una jornada de máxima tensión por el debut del “protocolo antipiquetes” que había anunciado la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, con el fin de reprimir la protesta social para impedir los cortes de tránsito que, de todas maneras, sí se produjeron. Afortunadamente, no se registraron incidentes de gravedad, a pesar de que en algunos momentos de la marcha la policía reprimió a algunas personas.
Sobre la vereda, en la esquina, en una plazoleta, la primera movilización contra Javier Milei esperaba la hora indicada para saltar a la calle. Cierta tensión recorría el nutrido grupo de manifestantes del Polo Obrero apostado en las inmediaciones del cruce de avenida Belgrano y Diagonal Sur, aún sin cortar la calzada que dirige a la Plaza de Mayo. Agentes de tránsito de la Ciudad, por su parte, hacían custodia a la distancia mientras la Infantería motorizada recorría la zona de manera permanente. Eran unas cincuenta motos negras con dos policías a bordo.
Un par de horas antes de la llega a Plaza de Mayo, que se produjo a partir de las 16.30 de este miércoles, ya había un millar de personas, que habían llegado desde distintas barriadas porteñas y del conurbano. Había mujeres pero no se veían muchos niños, luego de los insistentes reclamos del Gobierno para que no hubiera menores en la marcha. Entre ellos se mezclaban vendedores ambulantes.
En medio de la política oficial de criminalización de la protesta social, los manifestantes prefirieron no hablar: “Ahí está mi delegada. Fijate con ella”, dijo a elDiarioAR un hombre que llegó desde Ituzaingó. Por teléfono otro manifestante le avisó a un compañero que no llevara banderas: “Sino te van a detener”, le advirtió. El PO dispuso varios fletes para traer sus banderas más grandes. Las desplegaron recién a las 16, horario en que empezó la manifestación y en cuyo trayecto a Plaza de Mayo se produjeron algunos incidentes que, por suerte, no pasaron a mayores. En Diagonal Norte hubo otra: del MST, sindicatos y organizaciones de derechos humanos.
La incógnita de esta tarde era cómo haría la policía para cumplir el protocolo antipiquete de los encargados de Seguridad, Patricia Bullrich por la Nación, y Waldo Wolff, por la Ciudad, dispusieron para que no se corten calles y vías de tránsito. “Muy amablemente nos pidió acá el comisario que vayamos por la vereda y la primera mano de la calle. Y si se desmadra que ahí les avisemos”, dijo con cierta ironía la histórica dirigente Vilma Ripoll a este medio, parada delante de una gran bandera del MST en Diagonal Norte y Esmeralda. A su alrededor había una decena de policías porteños. “Acá vamos a ser entre 10 mil y 15 mil personas, no sé cómo piensan hacer”, anticipó.
A último momento la Izquierda había modificado el cronograma de su marcha en repudio al ajuste de Milei y en homenaje al estallido del 19 y 20 de diciembre de 2001: iban a concentrar en la plaza del Congreso para dirigirse a la Casa Rosada por la avenida de Mayo. “Queremos sortear la provocación del Gobierno y la ministra Bullrich”, argumentaron desde el PO. “No le íbamos a dar el lujo de cortar la 9 de Julio para poder cruzar hacia la plaza y que nos repriman. Ese era el tema que tenía la ministra”, completó Ripoll.
MC/JJD