Edición n° 2911 . 10/11/2024

Lula votó en San Pablo y dijo que la elección define un «modelo de país y de vida»

El expresidente dijo que esta era la elección más importante de su trayectoria, luego de votar en Sao Bernardo do Campo, en el cordón industrial del Gran San Pablo, donde forjó su carrera sindical y política. 

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva votó este domingo cerca de San Pablo y dijo que el balotaje de la elección presidencial contra su rival el mandatario Jair Bolsonaro definirá un «modelo de país y de vida» en Brasil.

Lula, de 77 años, dijo que esta era la elección más importante de su carrera y que confiaba en que «la democracia sea vencedora», tras votar en Sao Bernardo do Campo, en el cordón industrial del Gran San Pablo, donde forjó su trayectoria sindical y política.

En declaraciones a periodistas, el veterano líder de izquierda convocó además a retomar el proceso de integración latinoamericana para enfrentar lo que llamó la «Guerra Fría» entre Estados Unidos y China, los dos principales socios comerciales de Brasil.

«Esta elección no define solo un modelo de país, sino que define un modelo de vida para los brasileños», sostuvo, vestido con una guayabera blanca, luego de salir de la misma escuela donde se votó a sí mismo por primera vez para presidente en 1989.

«Esta elección no define solo un modelo de país, sino que define un modelo de vida para los brasileños»

Lula

«Por eso, es la elección más importante de mi vida, por un proyecto para que la democracia sea vencedora», agregó el líder del Partido de los Trabajadores (PT).

Acompañado por su esposa Janja, el exministro Aloizio Mercadante y el candidato a gobernador por el estado de San Pablo, Fernando Haddad, Lula llamó a la reconciliación del país y a trabajar por «rescatar a las personas con hambre y en las calles».

«Este país retrocedió y debemos hacerlo avanzar», afirmó el exmandatario luego de una de las campañas más violentas de la historia de Brasil.

Foto Leo Vaca
Foto: Leo Vaca

A la vez, se refirió al escándalo protagonizado por la diputada bolsonarista Carla Zambelli, que el sábado persiguió a un ciudadano negro durante 100 metros por una calle de San Pablo apuntándole con una pistola supuestamente para responder a una agresión verbal.

«Lo que vimos es un Brasil que no queremos. Luchamos por un país civilizado, con respeto, en el que un diputado no ande armado. Fue una escena grotesca, como si estuviéramos en el Lejano Oeste», aseguró Lula sobre Zambelli.

La policía informó que uno de los custodios de la diputada fue detenido hoy por haber disparado durante la persecución, que fue filmada y la imagen se viralizó en las redes sociales.

Lula dio especial énfasis a sus planes de política externa en caso de victoria y anunció que en la transición viajará a países de Sudamérica, la Unión Europea, Estados Unidos y China.

Foto Leo Vaca
Foto: Leo Vaca

Pero ofreció una suerte de guía de sus proyectos de política exterior basado en el refuerzo del Mercosur, la recomposición de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) para formar un bloque de poder que pueda disputar con más fuerza el comercio mundial ante la disputa entre Estados Unidos y China.

«Vamos a reconstruir el Mercosur, la Unasur, porque somos fuertes estando juntos, y separados somos muy débiles para negociar con China y Estados Unidos y la Unión Europea. Brasil, como la economía más grande, debe tener la generosidad de juntar a todos sin hegemonía pero sí con mucha cooperación», aseguró.

En ese marco, sugirió la creación de un banco de desarrollo inductor de la inversión a nivel regional sudamericano.

«Estamos cansados de ser una región pobre, debemos subir un peldaño, no podemos estar en eterno proceso hacia el desarrollo hace 500 años», sostuvo.

Foto Leo Vaca
Foto: Leo Vaca

Lula abogó por crear organizaciones multilaterales regionales para que Sudamérica «no sea víctima de una ‘Guerra Fría’ entre Estados Unidos y China, porque queremos participar de un comercio sano».

El líder del PT nacido en Garanhuns, Pernambuco, votó como candidato presidencial por sexta vez luego de haberse presentado en 1989, 1994, 1998, 2002 y 2006, siendo vencedor en las dos últimas.

En 2018 su candidatura fue proscrita por la justicia electoral por estar condenado en dos instancias mientras cumplía prisión (estuvo 580 días preso) por un caso de corrupción por orden del juez Sérgio Moro, de la Operación Lava Jato.

Moro abandonó la magistratura tras condenar a Lula y luego se sumó como ministro de Justicia al gobierno del ultraderechista en 2019.

La corte suprema de Brasil anuló luego la condena de Lula por considerar que Moro actuó con imparcialidad y confabulado con los fiscales.

Arquitecto de la democracia

Lula, uno de los arquitectos de la democracia moderna brasileña, votó en el municipio del cordón industrial paulista donde creció como sindicalista metalúrgico en los años setenta, donde encabezó huelgas generales contras la dictadura militar, que lo encarceló por un mes.

El metalúrgico fundó en 1980 el PT, la fuerza que se convirtió en principal protagonista de la democracia tras el fin de la dictadura en 1985.

Lula se presenta en la fórmula con el exgobernador paulista Geraldo Alckmin, del Partido Socialista Brasileño (PSB), su ex rival en las presidenciales de 2006, en el marco de una política de alianzas hasta la centroderecha para buscar erosionar la base conservadora de Bolsonaro.

Lula aseguró que esta campaña fue «anormal» por estar enfrentando una «maquinaria» de fake news que atribuye al bolsonarismo.

El líder del PT salió de su gestión con casi el 90% de apoyo en 2010 pudiendo elegir a su sucesora, Dilma Roussef, destituida en 2016 por un juicio político tras la explosión del sistema político brasileño provocado por Lava Jato y el cese de las alianzas con sectores de la derecha.

Esta vez, Lula puso nuevamente de relieve la lucha contra el hambre en el país en el tope de la agenda además de haber defendido una coalición «por la democracia» contra una posible escalada autoritaria generada por la reelección de Bolsonaro.

Una última encuesta de la consultora Instituto Datafolha publicada ayer redujo la ventaja de Lula de seis a cuatro puntos, comparado con dos días atrás, con 52% de las intenciones de voto frente a 48% para el presidente.

En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Bolsonaro, que finalmente acabó detrás solo por cinco puntos de Lula (43% a 48%), a quien muchas encuestas habían atribuido una victoria sin necesidad de balotaje.