(#MotorDomingo) En Alemania se registraron más de 50 mil nuevos contagios de COVID-19 este viernes, y 55.000 ayer , el mayor número desde el inicio de la pandemia. Un vistazo a las razones de esta fuerte cuarta ola, que ha hecho subir las cifras como la espuma.
El efecto de los no vacunados
Cerca del 67 por ciento de la población alemana ha recibido la vacuna contra el coronavirus. Pero los expertos han advertido desde hace tiempo que esa cifra no basta para mantener al virus bajo control.
«Nuestra tasa de vacunación esta aún por debajo del 75 por ciento de la población”, señaló la doctora Christine Falk, presidenta de la Sociedad Alemana de Inmunología. «Esto, combinado con la falta de restricciones de contacto, está permitiendo que el virus se propague casi exclusivamente entre los no vacunados”.
De acuerdo con el Instituto Robert Koch, la tasa de hospitalizaciones de personas de 18 a 59 años no vacunadas es casi cuatro veces más alta que la de personas inmunizadas. En el caso de los pacientes mayores de 60, es incluso seis veces superior.
Inmunidad menguante
Las vacunas reducen en forma significativa el riesgo de sufrir una forma severa de COVID-19 o de morir por esta causa, pero no protegen íntegramente del contagio. Con el incremento de casos, aumenta también para las personas vacunadas el riesgo de contraer la enfermedad.
«Las cifras crecientes están aumentado también la presión sobre la población vacunada, pero la proporción de infecciones que se produce pese a la vacuna es minúscula”, afirma la Dra. Falk. Los vacunados que corren mayor peligro son los de más edad y aquellos con un sistema inmunitario más débil, especialmente si ha pasado más tiempo desde que se les administró la segunda dosis. Ahora se está aplicando una dosis de refuerzo a la gente que se vacunó hace más de seis meses.
Menos restricciones de contacto
En comparación con los primeros meses de 2021, Alemania ha relajado las restricciones durante esta cuarta ola de la pandemia. Hace casi un año, el gobierno aplicó medidas que condujeron a un confinamiento parcial: todos los comercios no esenciales cerraron y se impuso temporalmente un toque de queda nocturno. También hubo restricciones en cuanto al número de personas que podían reunirse.
En combinación con el inicio de la vacunación, esas medidas contribuyeron a una reducción de los contagios en la primavera alemana.
En la actualidad hay reglas menos rígidas. Los alemanes deben usar mascarillas médicas en el transporte público y en locales comerciales, y la mayoría de los establecimientos solo permiten entrar a quienes están vacunados, se han recuperado del COVID-19 o se han sometido a tests.
La variante delta es más contagiosa
La variante delta del coronavirus se ha convertido en la predominante en Alemania y en gran parte del mundo. Es dos veces más contagiosa que otras variantes y también puede causar síntomas más severos en las personas que no se han vacunado.
Efectos estacionales
Otro factor que azuza la cuarta ola de la pandemia en Alemania es la próxima llegada del invierno. «La variante delta del virus ama el frío. Pasamos más tiempo en recintos cerrados, lo que facilita la propagación del virus”, explica la Dra. Falk.
Alemania no es la única
También en otros lugares de Europa, como Austria, los Países Bajos y Bélgica, aumenta la tasa de contagios cuando se suman esos factores.
La Dra. Falk exhorta al uso constante de mascarillas en lugares públicos y a someterse a pruebas de antígenos en cuanto aparecen síntomas de COVID-19. Pero, sobre todo, insta a vacunarse a las personas que aún no lo han hecho.
«Si no incrementamos la tasa de vacunación urgentemente, será difícil controlar la situación”, advierte. «Las vacunas son lo mejor que podría habernos pasado, pero todavía hay demasiada gente que las rechaza”.
(er/cp)