Raul Hutin*
¿Hace falta aclarar que las pasamos todas? Soportamos cada una de las crisis cíclicas de nuestro país estoicamente, siempre mirando al futuro y nunca tomando a nuestros trabajadores como moneda de ajuste. Somos familia y como tal, conservamos, mantenemos y mejoramos nuestra inter-relación.
Hasta el hartazgo repetimos que somos el 94,5% de las empresas del país, que somos los mayores dadores de trabajo ya que reunimos en nuestros establecimientos al 75% de la mano de obra ocupada. Que producimos en conjunto el 50% del PIB nacional y sin embargo, pese al gran esfuerzo que realizan a diario los dirigentes del sector, no somos tenidos en cuenta a la hora de definir políticas de crecimiento, de trabajo y de producción.
Estamos íntimamente ligados a nuestra tierra, a nuestro entorno, somos y nos sentimos Patria y por ello estamos convencidos que una alianza estratégica entre el gobierno y las pymes es un aporte esencial para la salida de esta crisis. SABEMOS el cómo, de hecho hemos avanzado enormemente al crear el “Espacio de Producción y Trabajo” que reúne en su seno a las distintas corrientes de trabajadores organizados, a las entidades PyMES, a los movimientos cooperativizados, a los dirigentes de las empresas recuperadas y a las economías regionales, con un profundo carácter federal y democrático.
Claro que podríamos mostrar más musculo si todas las entidades pudiesen confluir bajo una misma sigla, bajo un mismo techo. Pero para ello es indispensable la decisión política del Estado articulando y comprometiéndose en que ahí encontrara su referente, en que nuestro sector tendrá la forma de financiar dicho emprendimiento y no como pasa hoy en día que dependemos del voluntarismo y de la conciencia ciudadana de los emprendedores en asociarse para el bien común.
El País está viviendo una crisis muy fuerte y aún tiene un arduo camino por delante para salir de ella. Lo muestra el índice de pobreza creciente que alcanzo la escalofriante cifra del 40.1% de la población. Hoy 19 millones de con-ciudadanos que tienen nombre, apellido, hijos, nietos y sueños, que no son un número ni una entelequia, están sumidos en una pobreza injusta e innecesaria. Digo así, porque nuestro País cuenta con los recursos: naturales, humanos, científicos, intelectuales, necesarios y suficientes para que los pocos que somos en un territorio que es el octavo del mundo, vivamos dignamente.
Para ello es necesario, también, la intervención del Estado. No puede ser que tanta riqueza se nos escape como el agua entre los dedos, no puede ser que no podamos tener la transparencia necesaria para saber a dónde y porque no se consiguen los objetivos propuestos. No puede ser que los grandes empresarios ganen entre cinco y ocho veces más que en cualquier parte del mundo sin ponerse colorados, teniendo en claro que su riqueza significa la pobreza de sus con-ciudadanos Proponemos un sistema de distribución de la riqueza más equitativo.
PODEMOS hacerlo, unidos tenemos la fuerza y la capacidad para lograr encauzar tanta energía en una resultante donde todos puedan contener sus anhelos. Estamos frente a una nueva oportunidad, el Estado debe proponer un Plan Productivo Federal y Nacional que contemple metas claras y cumplibles, con tiempos y plazos precisos, abarcativo a todos los sectores y regiones, para el corto, el mediano y el largo plazo, poniendo especial énfasis en la producción y el trabajo.
Estamos orgullosos de Vaca Muerta, del gasoducto Nestor Kirchner, pero privilegiamos la exportación a Chile y a Brasil en lugar de proponer una industria Petroquímica que nos permita el auto-abastecimiento de materias primas básicas que hoy importamos. Estamos exportando el 85% de nuestra producción de trigo a granel perdiendo la posibilidad de darle valor agregado y manteniendo nuestra condición de vendedores de productos primarios.
Por lo dicho proponemos, que cada provincia tenga las condiciones necesarias y suficientes para industrializar sus materias primas en origen. Tomar conciencia que los recursos necesarios tienen una amortización muy rápida si multiplicamos el valor inicial por dos o por tres según el caso del producto final. Que de inmediato podemos trabajar fuertemente en la sustitución de producción importada en las mismas condiciones de calidad y eficiencia. Tenemos claro que el principal problema de nuestra población son los bajos de ingresos. Potenciemos entonces la productividad y el agregado de valor y tendremos solucionado el problema, siempre y cuando ese diferencial no se lo queden los cuatro vivos de siempre. Pero ahí también necesitamos el brazo fuerte del Estado.
Las PYMES somos por naturaleza y diseño de nuestra economía, abastecedoras del mercado interno, potenciarlo es indispensable, más teniendo en cuenta que entre la demanda privada y pública, este reúne el 70% de nuestro PIB. Pero para que lo antedicho no se convierta en inflacionario, es indispensable transparentar cada una de las cadenas de valor, fundamentalmente aquellas ligadas a la canasta familiar. No podemos manejar los productos locales comparados con los precios de exportación de los mismos. Nuestra gente no gana en otras monedas y además nuestras empresas no tienen los mismos costos que en otras latitudes, para eso es necesario poner el ojo en los formadores de precios, en aquellos con posición dominante y en los productores monopólicos.
QUEREMOS colaborar, no solo en la ejecución del Plan Productivo, sino también en su ejecución y control, somos los actores más interesados en que nuestro País crezca con una distribución equitativa y con justicia social. Es el momento de decidir con quién y cómo jugamos. Las PYMES estamos listos y dispuestos para salir a jugar el partido en cualquier cancha. La sociedad tiene la palabra.
*Secretario de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN)