Edición n° 2684 . 28/03/2024

Los botines rotos

( Por Alejandro Malowicki Director de cine-Docente )

Vivimos en tiempos en que la violencia

es entendida como relación social

permanente, como fondo imborrable

de todas las relaciones.

Michel Foucault/ “Defender la sociedad”

(Por Alejandro Malowicki( Director de cine-Docente) De pronto irrumpe y se hace evidente lo que hasta ése momento la condición humana estaba gestando en las sombras de la ignorancia, en las ocultaciones de los lenguajes mediáticos y en los griteríos, quejas y lamentos de la política: la naturalización de los actos delictivos causados por “gatillo fácil” una práctica aunque conocida que fue apodada en la década del ‘60 por Rodolfo Walsh, en “El violento oficio de escribir” cuando describe a la Bonaerense como la “secta del gatillo alegre”.

Fue necesario que la imagen de la desconsolada madre de Lucas González exhiba ante una multitud frente a los Tribunales los botines rotos de su hijo asesinado para que una sociedad hasta ése momento indiferente se indignara y tomara conciencia de los cotidianos asesinatos perpetuados por las diferentes fuerzas policiales porteñas, provinciales, nacionales y de gendarmería.

El periodista, escritor e investigador Ricardo Ragendorfer afirmó a Télam que los policías no son trabajadores comunes, sino “funcionarios públicos armados”, y dijo que “tienen una función indelegable como es la de garantizar la seguridad y el orden de una sociedad». Un policía es un servidor público, un representante popular, porque personifica la facultad coercitiva que tiene el Estado para hacer uso del monopolio de la fuerza legítima pero “la seguridad  y el orden en una sociedad” no puede depender únicamente de la fuerza policial, sino que deben actuar “como fuerzas auxiliares de la justicia” ya que “deben responder al poder político y no manejarse como un autogobierno” que crea sus leyes y justifica sus masacres.

La crisis económica que hace años asola a nuestro país también incrementa y amplía los límites de todos los umbrales de la violencia sobre todo las ejecutadas por las fuerzas hoy mal denominadas “de seguridad”.A la par y en la misma línea los medios concentrados audiovisuales y escritos tienen un protagonismo central para ocultar, desvirtuar y/o justificar todos los actos violentos que coartan el florecimiento de la condición humana atentando contra el goce y el ejercicio de los Derechos Humanos de todes les habitantes; especialmente en contra de les más humildes y con extrema violencia a les niñes y a les adolescentes como lo han demostrado los delincuentes enrolados en la policía de la ciudad de Buenos Aires asesinando a sangre fría a Lucas González.