Con el nuevo Presupuesto se juega lo que le queda de gestión. Los precios, objetivo duro, subirían hasta el 62 por ciento. Esquema de tasas reales y lupa a importaciones.
( Por Leandro Renou) El Gobierno utilizó el último día hábil previo al fin de semana híper largo para sentar las bases de una política económica reformulada, que tiene por objeto reestructurar metas presupuestarias e incluir medidas contra la inflación y a favor del cuidado de unas reservas alicaídas del Banco Central. Un paquete que incluye suba de tasas de interés a préstamos, a las cuotas del Ahora 12, un nuevo Presupuesto con recálculo inflacionario, el inicio de la segmentación de los subsidios a las tarifas de energía y la articulación entre los ministerios de Economía y Desarrollo Productivo para monitorear el correcto otorgamiento de dólares para importaciones directas.
«Es un objetivo ambicioso, lo sabemos», contó a Página I12 un alto funcionario del Ministerio de Economía, en referencia a la nueva estimación de inflación que se incluye en el Presupuesto 2022 que, tras haber sido rechazado por la oposición, se presentó ayer con modificaciones vía un Decreto en el Boletín Oficial. Admiten en el Gobierno que de ese dato, el de los precios, que se moverían según el nuevo cálculo en un rango de entre 52 y 62 por ciento (57,7 de promedio anual), depende buena parte del éxito de la gestión de Martín Guzmán en Hacienda. Y es además determinante para la economía entera, dado que hay señales concretas de que este nivel de inflación está empezando a frenar el consumo y la actividad (ver página 6).
Si los precios se mantienen en esos rangos, según el Gobierno, la economía podría crecer hasta 4 por ciento este año, siendo la primera vez desde el 2010 que hay dos años consecutivos con mejoras en el PBI. Pero eso está atado, de acuerdo a fuentes de la Casa Rosada, a la posibilidad de recomponer reservas. En ese sentido, en Economía piensan en varios frentes: primero, que la suba de tasas de interés que ordenó ayer el BCRA -que pagará 53 por ciento a plazos fijos- saque algo del interés sobre el dólar. Y además genere incentivos para acumular dólares en el Central. La modificación de tasas tuvo otro capítulo dentro de las medidas, apuntado al consumo: se aumentó la tasa que se pagará por comprar en 12 o 24 cuotas con el Programa Ahora 12. Ese dato, que a priori parecía menor, también es relevante para cuidar los dólares porque buena parte de la electrónica que se facilita en cuotas, le genera al Estado pérdida de dólares por importación de partes. En síntesis, lo que Guzmán busca son tasas reales positivas en todos los frentes para ordenar interna y externamente el escenario.
En paralelo, la segmentación de tarifas de energía reducirá el gasto en subsidios y tensionará menos la cantidad de divisas que Argentina tendrá que usar para importar energía. En las últimas horas, el Gobierno avisó que el decil más rico de la población pagará la tarifa plena, sin asistencia del Estado. Eso regirá para todos aquellos que tengan una de estas tres condiciones: familias con ingresos mayores a 3,5 canastas básicas de pobreza (más de 333 mil pesos), tres o más vehículos con antiguedad menor a cinco años, tres o más inmuebles y ser propietario de embarcaciones de lujo.
Los objetivos «móviles» del ministro
Guzmán ve, de todos modos, objetivos móviles que pueden ser modificables si el escenario se complica. De hecho, en su entorno aseguran que los efectos colaterales de la guerra en Ucrania generaron en el Gobierno la necesidad de completar un mayor gasto público en el segundo trimestre, que no estaba incluído en el plan original que se alcanzó con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Aquí destacan, entre otros puntos, el bono a trabajadores informales y jubilados que se hicieron para compensar el golpe al bolsillo de la suba de alimentos. La frase que usan es que «tenemos una dinámica de gasto real más alto, antes de lo pensado. Por eso, la política monetaria y fiscal no puede quedarse quieta si queremos alcanzar tasa reales positivas en el mediano plazo y acumular reservas».
Así y todo, en el Gobierno insisten en que estos mayores gastos no modifican metas con el FMI. Guzmán sigue teniendo en la cabeza una acumulación de reservas de 5800 millones de dólares, un déficit primario del 2,5 por ciento del PBI y una asistencia al Tesoro a través del BCRA no superior al 1 por ciento. En esa línea, descartan en el Gobierno que haya grandes saltos cambiarios: «lo más prudente es mantener un tipo de cambio real sin variaciones de gran magnitud», afirman.
«La política económica del Gobierno Nacional tiene como objetivos el crecimiento sostenible con generación de empleo y el fortalecimiento de las condiciones para reducir la inflación», sostienen en el ámbito oficial. A tales fines, admiten que será clave el alineamiento de las políticas fiscal y monetaria. Val decir que estos objetivos tienen a la regulación de la inflación como condicionante número uno. Guzmán cree, sobre eso, que el rango reformulado es cumplible. El Presupuesto que no votó la oposición tenía una inflación del 33 por ciento y un crecimiento del 4 por ciento. En el nuevo DNU el ministro apuesta fuerte: recalcula la posibilidad de tener una inflación casi del doble que la no aprobada, pero con un crecimiento del PBI igual. La idea es de riesgo pero cerca del funcionario afirman que «las condiciones están dadas» para cumplir con los pautado. Esa evidencia se verá reflejada en sólo dos o tres meses, cuando se testee en junio y julio si la desaceleración de los precios está en línea con los anhelos del ministro que el presidente Alberto Fernández empoderó para comandar todo el frente económico.