( por Meera Terada) Entrevistado por Meera Terada, el director de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, subraya que la pretensión estadounidense de obtener la extradición de Julian Assange no está basada en ningún crimen real sino en el mero deseo de venganza de Estados Unidos. Es una manipulación del derecho sólo para reafirmar el poderío de Washington.
LA ENTREVISTA
Meera Terada: Hola. Me alegra verle. Muchas gracias por haber encontrado un momento para mí. Tengo varias preguntas para usted.
La Corte de Inglaterra anuló la decisión emitida en enero por el tribunal de Westminter, con lo cual satisface el pedido estadounidense para extraditar a Assange a Estados Unidos. El tribunal británico ha aceptado la afirmación de Estados Unidos de que el acusado no será internado en una prisión de alta seguridad durante el proceso de instrucción ni después de la condena. ¿Qué cree usted de la intención de Estados Unidos en cuanto a respetar esas promesas? ¿Qué documentos jurídicos garantizan su aplicación?
Kristinn Hrafnsson: Bueno, es totalmente evidente que esas supuestas garantías son absolutamente inútiles y que no tienen más valor que el del papel utilizado para escribirlas. No soy el único que piensa eso. Es también la opinión de Amnistía Internacional y de otras organizaciones de defensa de los derechos humanos que han estudiado la cuestión y que han comprobado, basándose en ejemplos anteriores, que las supuestas garantías de Estados Unidos nunca se respetan. O sea, que no valen nada. Y, en efecto, si estudiamos esas garantías vemos que incluyen una advertencia. De hecho dicen que Estados Unidos se reserva el derecho de cambiar de opinión en cualquier momento. Sólo quiero subrayar que existe una organización que puede exigir, por ejemplo, que un prisionero sea puesto bajo aislamiento. Esa organización es la CIA. La CIA puede solicitar al departamento de prisiones que ponga a Julian Assange en aislamiento por tiempo indefinido.
Hoy en día, si nos atenemos a los hechos vemos que desde hace varias semanas ha quedado firmemente demostrado, por reportajes investigativos que nadie ha refutado de manera significativa, que la CIA organizó durante años un complot para secuestrar o incluso asesinar a Julian Assange [1].
No hay ni que decir que es totalmente inaceptable que un país como Reino Unido ponga la vida y el destino [de Assange] en manos de la CIA o ni siquiera del gobierno de Estados Unidos, que no acostumbra a cumplir sus promesas. Así que todo eso es sólo una farsa, es trágico que esa decisión se haya tomado el día de la Jornada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Esa decisión no tiene ningún sentido en el plano jurídico y todo el caso contra Assange carece de sentido en el plano jurídico pero hay una razón para todo eso. No se trata de un procedimiento penal. Es una persecución política vindicativa y nada más.
Meera Terada: Todos los intentos de los partidarios de Assange por apoyarlo han sido reprimidos. En su opinión, ¿dónde está la libertad de expresión?
Kristinn Hrafnsson: Bueno, hay restricciones contra la libertad de expresión y hay peligros que amenazan a un periodista en el mundo occidental. No debemos olvidar eso.
Es simplemente horrible, es horrible que los dos países, Reino Unido y Estados Unidos, estén hoy implicados en eso. Pretender que están en la vanguardia de la libertad de prensa tendría que ser tenido en cuenta en esta parodia de justicia contra Julian Assange, un periodista reconocido como tal desde hace más de 10 años.
Esto sucede precisamente el mismo día que dos periodistas, otros dos periodistas, reciben el Premio Nobel de la Paz en Oslo. Esto sucede el último día de la cumbre estadounidense por la democracia, en la cual el Departamento de Estados de Estados Unidos trata de transmitir al mundo entero que es el defensor de la democracia, la cual se basa en la libertad de expresión. Estamos asistiendo a un juego muy peligroso y manipulador y la credibilidad de esos dos países está muy cuestionada, dado el hecho que este ataque contra Julian Assange se desarrolla en el mismo momento.
Meera Terada: ¿Por qué no hay todavía un movimiento que llame a la liberación de Assange? ¿La gente no quiere o no puede apoyar a alguien que Estados Unidos considera su enemigo?
Kristinn Hrafnsson: No estoy de acuerdo en decir que no hay un movimiento de lucha por la liberación de Assange y por la eliminación de los cargos contra él. Al contrario, todas las grandes organizaciones de defensa de los derechos humanos, de la libertad de expresión y de la libertad de prensa a través del mundo han declarado que la administración Biden tendría que abandonar los procedimientos contra Assange y que Assange debería ser liberado. Creo que más de 24 organizaciones se han unido a esa lucha.
Todas las organizaciones periodísticas, la Federación Internacional de Periodistas, el Sindicato Nacional de Periodistas de Reino Unido, Reporteros Sin Fronteras, etc., consideran que se trata de un ataque muy grave contra la libertad de prensa en el mundo. Por consiguiente, sí existe un movimiento. También hay un movimiento entre los parlamentarios occidentales, que han firmado declaraciones donde exhortan la administración Biden a retirar los cargos. Hemos visto esas declaraciones en el Bundestag alemán y en otros parlamentos, en Francia, en Grecia, en España y en Italia, en Reino Unido, en Australia, en Islandia, etc. Así que la gente está inquieta y considera que se trata de una grave amenaza y de un grave precedente si ese asunto sigue adelante.
Debe haber haber una mayor movilización y más presión sobre quienes detentan el poder. No hemos visto todavía ni un solo gobierno occidental presionar a la administración Biden para que retire los cargos. Sin embargo, bajo el gobierno de Angela Merkel, su comisario para los derechos humanos se mostró muy preocupado por lo que estaba sucediendo. Y, por supuesto, el presidente de México ofreció asilo a Julian Assange. Las cosas están echando a andar y ya es hora de que la administración Biden en Washington se despierte también, así como el pueblo de Estados Unidos, y que vean esto como lo que realmente es, una mancha muy grave para la reputación de la administración Biden, que está asumiendo un legado iniciado por la administración Trump y por su director de la CIA, Mike Pompeo, quien posteriormente se convirtió en secretario de Estado. Ya no hay excusa.
Debe ponerse fin a ese caso y los cargos contra Assange deben ser retirados. No se trata solamente de la vida de un hombre, aunque ya eso sería razón suficiente para ponerle fin, sino de la imagen global de la situación, que es muy grave. Es el más grave ataque en mucho tiempo contra la libertad de la prensa en el mundo occidental.
Meera Terada: Como ya sabemos, Julia Assange enfrenta 18 acusaciones criminales y está expuesto a 175 años de cárcel. En su opinión, ¿cuál será la decisión de la Corte en este caso?
Kristinn Hrafnsson: Es simplemente imposible decirlo y lo que sí sabemos es que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha decidido llevar el caso ante el tribunal del distrito oeste de Virginia, donde sabemos que se seleccionaría un jurado entre personas que en su mayoría tendrían algún vínculo directo con la administración, con los servicios secretos, etc., o un vínculo indirecto a través de sus familias, etc. Hay una razón por la cual se escogió precisamente esa corte. Se le llama “el tribunal de los espías” porque todos los inculpados con ese tipo de acusaciones de espionaje han sido condenados allí. Así que hay pocas posibilidades en ese frente.
Assange enfrenta 18 acusaciones que representan 175 años de cárcel. Diecisiete de esas acusaciones tiene que ver simplemente con la posesión y recepción, la posesión y publicación de informaciones, lo cual es la definición misma del periodismo. Eso no es espionaje. Es periodismo.
La acusación que queda es la de piratería, que fue completamente aniquilada porque no hubo ningún tipo de piratería. Incluso el testigo clave que apoyaba esa acusación se retractó de su testimonio y subrayó que lo que se mantenía en esa acta en realidad nunca sucedió. Así que todo este asunto carece de base y cualquiera que lo analice de cerca puede ver lo que realmente está sucediendo, que es, como ya dije, una persecución política. Sólo eso.
El crimen que se aborda en este caso es el crimen de ser periodista.
Meera Terada: Assange reveló al mundo entero hechos de corrupción entre los responsables del gobierno de Estados Unidos, escándalos de espionaje y crímenes de guerra. ¿Piensa usted que la acusación persigue motivos personales?
Kristinn Hrafnsson: Para mí no hay dudas de que la motivación detrás de esta persecución política es una vendetta. Es un acto total de venganza. Es lo que hemos dicho y repetido por años y años. No es otra cosa que la venganza del Imperio por la revelación de verdades incómodas sobre la realidad de Estados Unidos. Es simplemente la realidad.
Meera Terada: El 4 de enero de 2021, el tribunal de Londres rechazó la extradición hacia Estados Unidos señalando el hecho que la depresión clínica y el autismo que padece Assange podrían llevarlo al suicidio. ¿Por qué el tribunal ya no tiene en cuenta sus problemas de salud mental?
Kristinn Hrafnsson: Los tienen en cuenta en la Alta Corte. Y rechazan los argumentos del abogado de Estados Unidos que alega algo así como que la Corte se vio inducida al error por el tribunal de primera instancia o que el profesor que realizó la evaluación psiquiátrica –que es un miembro eminente de su profesión en Reino Unido– de alguna manera llegó a una conclusión errónea. La Alta Corte no está en desacuerdo con esa estimación y no está de acuerdo con lo que alegan los abogados de Estados Unidos. Pero dicen que confían en el gobierno de Estados Unidos en cuanto a manejar la situación para que [Assange] reciba un tratamiento adecuado, que no sea sometido a aislamiento, etc., las supuestas garantías que ya mencionamos antes.
Eso es contradictorio y de naturaleza muy grave, como señaló esta tarde el responsable de Amnistía Internacional en Europa. Están fundamentalmente dispuestos a poner en peligro la vida de Assange. Bajo esas circunstancias, permitiendo su extradición. Es totalmente inaceptable. No se puede jugar así con la vida de la gente.