La carta de seis presidentes latinoamericanos a su par de EE.UU. para que interceda contra la «inflexibilidad del FMI» en el caso argentino, podría cambiar el escenario político.
( Por Raúl Dellatorre / Página 12 / Motor Económico) «No resulta viable ni tampoco deseable que las exigencias que no consideran debidamente el cambio de las circunstancias, sumerjan a la Argentina en una crisis innecesaria que interrumpa la recuperación en curso. La inflexibilidad del FMI para revisar los parámetros del acuerdo en el contexto de la sequía descripta corre el riesgo de convertir un problema de liquidez en un problema de solvencia».
Este es quizás el párrafo más contundente de la carta que seis mandatarios latinoamericanos le hicieron llegar al presidente Joe Biden, esta semana, reclamando que interceda en las negociaciones entabladas entre el FMI y la Argentina, en favor de nuestro país.
El tono de «demanda urgente» y la caracterización política que la misiva le otorga a la situación entre el FMI y la Argentina habla a las claras que las negociaciones no se encuentran tan próximas a «un final feliz», tal como muchos comentarios oficiales lo dan a entender.
La supuesta reunión entre los funcionarios más cercanos al ministro Sergio Massa (Gabriel Rubinstein, Leonardo Madcur y Marco Lavagna, principalmente) y el staff del Fondo, que debía realizarse en Washington para la firma de la revisión de metas del Acuerdo de Facilidades Extendidas, por lo menos desde hace un mes se anuncia como «hecho inminente» pero nunca se concretó. Supuestamente, tras este encuentro para cerrarel acuerdo, debía viajar Massa para la «foto de la firma», pero nunca llegó a suceder.
Son varios los elementos que abren interrogantes sobre el destino final de las negociaciones.
Uno de estos elementos es esta misiva, promovida fundamentalmente por el mandatario brasileño Lula Da Silva. La carta, que logró la adhesión de otros cinco mandatarios, se dirige al presidente estadounidense, Joe Biden, en tono de reproche hacia el Fondo y de demanda de un accionar político de parte de su gobierno para evitar que el organismo de crédito empuje a la Argentina a una situación de insolvencia.
Ya desde el momento de las primeras negociaciones en la que Lula intrervino como mediador de la Argentina ante los BRICS, se verificó una postura primero de liderazgo regional que asumía el mandatario brasileño ante una inminente nueva crisis de la deuda, pero por otra parte de una caracterización más política en la relación entre el FMI y Argentina. Mucho más acentuada que la postura con la que Argentina asume su propia relación con el organismo.
La carta a Biden
El texto fue difundido por la Cancillería argentina el día jueves, pero prácticamente pasó desapercibido en medio de los anuncios y contra anuncios referidos a las candidaturas de fórmulas presidenciales para las PASO.
Sorprendió la carta porque no estaba en agenda ninguna reunión entre mandatarios para tratar el asunto. José Inácio Lula Da Slva (Brasil), Andrés Manuel López Obrador (México) y Luis Arce (Bolivia) encabezan las firmas, en una actitud de dureza ante el Fondo y de demanda frente a Washington que quizás no sorprenda. Menos esperable era que Gustavo Petro (Colombia), Gabriel Boric (Chile) y Mario Abdo Benítez (Paraguay) tomaran parte en el asunto poniendo la firma debajo de un documento tan contundente como condenatorio de ciertas prácticas del organismo internacional bajo tutela de Estados Unidos.
«Los países de la región seguimos con atención la situación que atraviesa la Argentina, producto del efecto combinado del sobreendeudamiento de la anterior administración, la pandemia, el impacto de la guerra en Ucrania y las consecuebncias de la mayor sequía que el país haya padecido en el último siglo», apunta el documento desde su primeer párrafo, subrayando la responsabilidad de la administración anterior en el sobreendeudamiento.
El documento también cuestiona, de manera solapada, las prácticas y decisiones políticas tomadas por el FMI tradicionalmente en contra de los intereses y el crecimiento de los países miembro, cuando éstos pertenecen a la periferia. En el caso del préstamo al gobierno de Mauricio Macri en 2018, recuerda que:
«Se trata del mayor crédito otorgado en la historia del organismo, que contó con el aval de sus principales accionistas, por un monto superior al 1000 por ciento» de la cuota correspondiente a la Argentina.
Luego repasa la manera en la que ha actuado el actual gobierno frente al crédito tomado por su antecesor. «Sin perjuicio de la excepcionalidad antes mencionada, la voluntad de la Argentina por honrar sus compromisos multilaterales ha sido indudable. Desde la aprobación del nuevo programa con el FMI que oportunamente fuera corroborado por el Congreso Nacional, la Argentina cumplió las metas acordadas y consolidó un proceso de crecimiento, generación de empleo y ordenamiento fiscal».
Luego el documento de los seis presidentes se refiere al «choque exógeno que supone la sequía», con su impacto en materia de pérdida de divisas, para sentenciar que:
«Circunstancias extraordinarias ameritan respuestas extraordinarias, tan extraordinarias como el sobreendeudamiento provocado por el préstamo del FMI, que es una de las principales causas de la situación actual. Buscamos una solución que permita el crecimiento de la Argentina, la generación de empleo y el aumento de sus exportaciones. Todas ellas condiciones necesarias para que el país, a su turno, pueda afrontar los vencimientos del mencionado préstamo».
Y en sus párrafos finales, el documento sostiene que:
«La Argentina ha solicitado al FMI una revisión que permita sortear las dificultades que presenta este año atípico y que sirva como puente hasta tanto maduren varios proyectos en curso, en particular los referidos a energía y minería, que tendrán un impacto significativo en la balanza de pagfos del país».
«Los mandatarios de la región creemos que es posible encontrar una salida consensuada que le permita a la Argentina transitar la coyuntura en la que se encuentra. No resulta viable ni tampoco deseable que las exigencias que no consideran debidamnte el cambio de las circunstancias, sumerjan a la Argentina en una crisis innecesaria que interrumpa la recuperación en curso. La inflexibilidad del FMI para revisar los parámetros del acuerdo en el contexto de la sequía descripta corre el riesgo de convertir un problema de liquidez en uno de solvencia».
«Por este motivo le solicitamos con respeto y afecto que apoye a la Argentina en las negociaciones que está llevando adelante con el mencionado organismo. Los principios comunes y compartidos en las Américas, en torno a la democracia, los derechos humanos y la inclusión social deben guiarnos al encuentro de una solución rápida y efectiva para la Argentina».