La foto del domingo/ Habana Vieja
Por Alejandro Malowicki, director de cine y docente
» El poder de la fotografía no está en la calidad técnica sino en su capacidad de emocionar«
Por qué hago fotografía callejera es una cuestión que tiene varias aristas diferentes y en consecuencia diferentes matices. Por empezar lo primero que se me ocurre como para acercarme a mi pregunta es porque es el género que mis limitados medios económicos me permiten practicar porque solo munido de un celular puedo hacer relativamente buenas fotografías y además porque descubrí que es la mejor cámara para hacer este tipo de fotografía por cuanto la llevo continuamente en mi bolsillo.
Las fotografías callejeras también son fotografías cálidas, algunas duras, otras desesperantes, otras amorosas, otras frías y distantes y todas de múltiples interpretaciones y miradas.
Creo que la fotografía callejera sin darme cuenta comenzó a interesarme hace unos cuantos años paseando por las calles de La Habana Vieja con una amiga. Me llamó la atención un hermoso edificio viejo semi derruido pero hermoso y entonces le comenté -mira qué lindo edificio ese, qué hermoso edificio que es- y me dijo -bueno si te gusta tanto por qué no te lo llevas- y yo no entendí muy bien lo que me decía entonces le dije -pero cómo me lo puedo llevar- bueno me responde -sácale una foto-. Creo que en ese momento me entró el bichito de la fotografía callejera porque siempre que intento explicar el por qué hago la fotografía callejera también aparece esta anécdota, y si aparece con tanta fuerza cada vez que me refiero a la foto callejera es porque evidentemente esa fotografía del edificio podría ser la primera fotografía callejera que hice.
Cuando salgo a caminar con la intención de encontrar buenas tomas creo sentir una sensación que creo puede ser parecida a la que puede sentir un cazador cuando sale a buscar una presa. Y así como el cazador puede regresar con una hermosa presa también yo puedo regresar con alguna buena fotografía y también, así como el cazador puede llegar con el morral vacío también yo puedo llegar sin haber sacado una sola foto que realmente me genere esa ansiedad por verla proyectada en la pantalla de mi computadora para revelarla.
Salir a hacer fotografía de calle es algo muy particular porque quizá en este tipo de fotografía uno tiene apenas un segundo a veces dos o tres para poder capturar esa imagen que elige el ojo y el celular rescata. Y digo que es muy especial porque en ese segundo uno está no solamente encuadrando sino expresando su ideología y en consecuencia exhibiendo a través de su captura una forma diferente de la que observa un transeúnte mirando lo mismo que vio el fotógrafo. El fotógrafo de calle al apretar el obturador también está expresando su compromiso social, político inclusive económico en relación al trozo de la realidad que eligió para que su cámara se adueñe de ella. Ese acto casi instintivo de fotografiar concentra toda la fuerza en las que se conjugan todos sus sentimientos como así también sus conocimientos técnicos que son los que le ayudan obtener un mejor encuadre como así también ubicarse dónde el sol ilumine mejor la escena o también elegir el punto de vista.
Alejandro Malowicki.