PorAlejandro Malowicki, director de cine, fotoperiodista y docente
Era una noche de verano y en el bar situado en la esquina de la cuadra dónde vivo, los vecinos que habitualmente se reunían para ver los partidos estaban esperando el comienzo del clásico entre Boca y River. Me acerqué, les pregunté si podía tomarles fotografías durante el partido y como aceptaron preparé la cámara del nuevo celular que ese día había comprado con el resultado de la venta de mi equipo fotográfico de formato tradicional. Comencé a tomarles fotografías y en un momento un muchacho jóven se acercó y me preguntó cuándo iba a comenzar a tomar las fotos a lo que le respondí que ya lo estaba haciendo. ¿Con el celular? Si, lo estoy probando aquí porque hay poca luz y quiero saber cómo responde en esas condiciones. ¿Todas las fotos que hacés son con el celular? Le expliqué que yo era lo que se llama un fotógrafo de calle y que para ese estilo las cámaras tradicionales son más incómodas de llevar e inclusive de tratar de pasar inadvertido. Además de correr el riesgo de que me roben el equipo como tiempo atrás ya me había sucedido. Unos segundos después me preguntó: ¿O sea que yo también puedo ser fotógrafo haciendo fotos con mi celular? ¡Claro que sí!, y para poder hacerlas mejor, sería bueno que trates de aprender por lo menos los principios básicos de la fotografía. ¿Y vos no me los podés enseñar? Si que puedo, nos ponemos de acuerdo en el día y la hora y cervecitas por medio te voy contando los secretos de este asombroso arte. Sonrió y me respondió: ¿te parece los jueves a las 7 de la tarde? ¡Dále!
