Edición n° 2719 . 02/05/2024

La Crisis del Peronismo: Un Análisis en el Contexto de la Transformación Global

( Por Antonio Muñiz) En la Argentina, la política se ha tejido durante décadas con los hilos del peronismo, un movimiento político que ha marcado profundamente la historia y la identidad del país. Sin embargo, en los últimos años, el peronismo ha enfrentado una crisis que va más allá de lo puramente local, reflejando los desafíos de un mundo en transformación.

Esta crisis arrastrada desde el 2015 fue causa de la derrota en el balotage frente a un candidato marginal, que expresaba un pensamiento retrogrado, un anarco capitalismo  a contramano de los nuevos paradigmas que parecen estar surgiendo.

Hubo un  voto, consciente o no, que se afirmó en un anti estatismo, una anti política y en una salida capitalista e individualista, a contramano de la historia y de las tendencias futuras para las próximas decadas. Hay que aceptar que la mayoría de la sociedad argentina apostó a  un modelo ahistórico, que promete llevarnos a un capitalismo del siglo XIX.

El resultado de esa elección mas la gestión de mas de 100 dias de gobierno ha agudizado no solo la crisis del peronismo, que viene arrastrando desde hace una decada, sino también de todo el  sistema politico e institucional argentino.

Pero  para comprender la magnitud de esta crisis, es crucial analizarla en el contexto de  fenómenos globales interconectados:  la globalización y el declive del estado Nación y el estado de bienestar y un nuevo fenómeno, el surgimiento de un mundo multipolar.

El peronismo fue el mayor artifice de la consolidación del Estado nacional y  su vez generador del Estado de Bienestar de post guerra. Estas banderas fueron su razón de ser histórica, siendo la clase obrera organizada su sujeto histórico central.

Este sistema mundo surgido en la post guerra ha enfrentado un embate mediático, cultural y politico  sin precedentes, exacerbada por fenómenos globales como la creciente interconexión económica y social, conocida como globalización, y el debilitamiento del Estado-Nación como actor dominante en la esfera internacional.

Esta convergencia de factores ha generado desafíos profundos para los sistemas de protección social en todo el mundo. Ademas a sumido a la mayoría de los partidos de izquierda y/o progresistas del mundo en una crisis de identidad y  un desconcierto frente a un avance de nuevas derechas, que han alcanzado adhesion popular, en algunos países apoyos importantes, con discursos antisistemas y contestatarios.

La globalización, caracterizada por la rápida integración de las economías y la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas a través de las fronteras, ha transformado la naturaleza del trabajo y la producción. Si bien ha generado crecimiento económico y oportunidades para muchos, también ha exacerbado la desigualdad, erosionado la seguridad laboral y contribuido a la precarización del empleo. Esto ha puesto una presión adicional sobre los sistemas de bienestar, diseñados originalmente en un contexto nacional y ahora desafiados por una fuerza laboral cada vez más móvil y transnacional.

Por otro lado, la crisis del Estado-Nación se manifiesta en la pérdida de soberanía frente a instituciones supranacionales, el ascenso de movimientos políticos nacionalistas y la incapacidad de los Estados para abordar problemas que trascienden las fronteras nacionales, como el cambio climático, la deuda o la migración. Esta disminución de la autoridad estatal ha limitado la capacidad de los gobiernos para financiar y mantener los sistemas de bienestar existentes, así como para adaptarse a los cambios rápidos en la economía global.

La pérdida de soberanía frente a las fuerzas del mercado global y las instituciones financieras internacionales ha debilitado la capacidad del Estado para mantener y expandir el Estado de Bienestar, erosionando así la base social y política del peronismo.

Este cambio de paradigmas desafía las bases del peronismo, que ha sido históricamente un defensor del Estado, la industrialización y los derechos laborales en un contexto de defensa de lo “nacional” .

Defensa y reconstruccion del estado de bienestar.

En este contexto, la sostenibilidad a mediano plazo del Estado de Bienestar se ve amenazada. Los recortes en los presupuestos sociales, la privatización de servicios públicos y la reestructuración de los sistemas de seguridad social son respuestas comunes de los gobiernos frente a las presiones económicas y políticas. Sin embargo, estas medidas van a exacerbar las desigualdades y dejar a los grupos más vulnerables sin protección adecuada y por ende generar un fuerte descontento en los sectores medios y populares, llegando a cuestionarse no solo el accionar del estado, sino también el mismo sistema democrático.

Para abordar la crisis del Estado de Bienestar de manera efectiva, es necesario repensar su diseño y adaptarlo a las realidades de un mundo globalizado y en constante cambio. Esto implica buscar nuevas formas de financiamiento, fomentar la cooperación internacional y fortalecer la solidaridad global. Además, es crucial reconsiderar el papel del Estado-Nación en la protección social y encontrar un equilibrio entre la soberanía nacional y la interdependencia global.

En resumen, la crisis del Estado de Bienestar está intrínsecamente ligada a la globalización y al declive del Estado-Nación. Superar estos desafíos requerirá un enfoque colaborativo que reconozca la complejidad de las interacciones entre lo local y lo global, y que busque garantizar la igualdad y la justicia social en un mundo cada vez más interconectado.

La crisis de la globalización

La globalización, que una vez parecía imparable, ahora muestra signos de agotamiento, con un aumento en las tensiones comerciales, la fragmentación de las cadenas de suministro globales y un cuestionamiento creciente a las políticas económicas neoliberales, hacia un proteccionismo y una mayor autarquía.

A su vez, el surgimiento de un mundo multipolar ha alterado el equilibrio de poder global, abriendo nuevas oportunidades y desafíos para los países periféricos y su política exterior.

La decadencia del imperio americano, el surgimiento de China como gran potencia económica y militar  para mediados de este siglo, el resurgimiento de Rusia como actor central en la política global, mas el crecimiento de nuevas potencias intermedias como India, Iran, Brasil, Sudafrica, etc, muchas nucleadas en los Brics, van generado un nuevo poder multipolar, dejando atrás el unicato de EEUU en los últimos 40 años.

Históricamente estas luchas por la hegemonía han sido saldadas a través de guerras; la guerras mundiales del siglo XX, tuvieron como trasfondo conflictos inter imperiales entre las potencias del momento.

Por ahora, la actual, se maneja en carriles de guerras comerciales, acuerdos geopolíticos entre bloques y una carrera por la supremacía tecnológica. Es cierto que hay una violencia focalizada, Medio Oriente y Ucrania por ejemplo, pero que podrían escalar rápidamente a un conflicto regional o hasta global.

En este marco geopolítico, Sudamérica y en especial Argentina, juegan un rol clave; somos hoy territorios en disputa, dada la ubicación geográfica y la cantidad y calidad de nuestros recursos naturales.

Lamentablemente el actual gobierno argentino, con muy escasa visión estratégica global, se alinea, en contra de los intereses permanentes argentinos, con EEUU, Israel y lo peor de las derechas europeas, generando un aislamiento internacional muy perjudicial, pero a su vez cierra puertas a importantes mercados y aliados internacionales.

Esta alineación a critica a los intereses del Departamento de Estado yanki es mas que evidente. No es casual la ruptura con los Brics, cuando ya Argentina  estaba adentro, las peleas con Brasil y China, los principales socios comerciales argentinos, las disputas con Colombia, Mexico y Venezuela, con el claro objetivo de entorpecer y dañar cualquier proceso de integración latinoamericana, bloquear el ingreso de la inversiones chinas en el continente, mientras entrega nuestros recursos y parte de nuestro territorio a los intereses de los fondos buitres y la alianza anglo yanki, desde la base de la OTAN en Malvinas sobre todo el Atlántico Sur y la Antártida,  ante el silencio y complicidad de la Cancillería argentina.

Ante este panorama complejo, el peronismo se enfrenta a la necesidad de reinventarse y adaptarse a un entorno político y económico cambiante. Esto implica repensar su posición en el escenario internacional y local. En local fortalecer y ampliar su base social a través de políticas inclusivas y re distributivas, a partir de un frente patriotico mas amplio que permita sumar a otros sectores, en la reconstruccion del país. Esta demás aclarar que el gobierno mileista conduce al país a una crisis de proporciones nunca vividas y un nivel de destrucción de toda la sociedad, no solo el entramado económico productivo sino también el social.

El peronismo deberá buscar un equilibrio entre la defensa de los intereses nacionales y la integración en la economía global.

En resumen, la crisis del peronismo en Argentina se desarrolla en un momento de cambio global, donde la globalización está experimentando un declive y el mundo se mueve hacia una nueva configuración multipolar.

En este contexto, la doctrina peronista puede ofrecer una visión alternativa y relevante para abordar los desafíos del siglo XXI, basada en la justicia social, la soberanía nacional, la integración latinoamericana y la solidaridad internacional, ofreciendo un marco para la construcción de alianzas estratégicas más allá de los tradicionales vínculos con Occidente.

Superar esta crisis requerirá no solo un cambio dirigencial, sino cambios en la estrategia política del peronismo,  un replanteamiento de las políticas económicas y sociales para construir un futuro más justo y equitativo para todos los argentinos.»

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Antonio Muñiz

Abril 2024