Por Raúl Hutín (*)
Hay muchísimos motivos por los cuales nuestra industria y fundamentalmente la pequeña y mediana no es competitiva a nivel internacional. Desde el costo del capital de trabajo hasta la logística, pasando por un sistema impositivo obsoleto que nos lleva a repetir pagos.


Nos viene costando horrores a los industriales mejorar la productividad. Este trabajo tesonero lo llevamos adelante dentro de nuestras plantas, pero la competitividad es exógena ya que depende de decisiones que toma el Estado, en la mayoría de los casos sin consulta previa. En estos momentos se está discutiendo la posible unificación del INTI con el INTA.
El INTI, órgano fundamental para las pymes, que nos permitió siempre profundizar en la investigación y en los desarrollos a partir de sus laboratorios y de su personal ampliamente profesionalizado, no podría fusionarse con una entidad que atiende temas agropecuarios, que cuenta con otro tipo de dirección, ya que las entidades del campo son parte del directorio, cosa que no ocurre en el caso del INTI donde las pymes no tenemos ninguna participación ejecutiva, solo como parte del comité asesor.
El INTA cuenta con financiación del comercio exterior del país, principalmente a través de una asignación del 0,45% del valor CIF de las importaciones que abonan tributos aduaneros. Además, se financia con el 31,30% del producido de la tasa estadística, que aportan lo necesario para sus investigaciones y los grandes logros que le reconocemos, pero no funcionarían de ninguna manera juntas porque cada una atiende distintas problemáticas y todas valederas.
Si queremos lograr, como dice el Sr. Presidente de la Nación, mayor competitividad, no solo tenemos que contar con esta herramienta valiosísima como es el INTI, sino que debemos jerarquizarlo para lograr productos únicos e irrepetibles, que aporten soluciones para la sociedad como ocurrió en la pandemia.
Se construye escalón por escalón, es un proceso de mejora continua. Destruyendo lo que nos ayuda y empezando de cero, entendemos que no es el mejor camino para conseguir el objetivo buscado. Los industriales apostamos fuerte al trabajo, a la producción en un marco de soberanía. Juntos alcanzaremos la eficiencia requerida.
La construcción de una industria competitiva exige no solo el esfuerzo cotidiano de empresarios y trabajadores, sino también una política pública coherente y sostenida en el tiempo. Es imprescindible comprender que la competitividad no puede basarse únicamente en la reducción de costos laborales o en la apertura indiscriminada de importaciones. Necesitamos un ecosistema productivo que fomente la innovación, proteja el trabajo nacional y promueva la inversión en tecnología y formación profesional. Organismos como el INTI son clave para lograr este objetivo, ya que acercan a las pymes las herramientas necesarias para mejorar sus procesos, sus productos y su capacidad exportadora.
Por eso, insistimos en que cualquier intento de reformular estructuras estatales debe surgir del diálogo genuino con los sectores productivos. El desarrollo industrial de un país no puede ser el resultado de decisiones improvisadas o motivadas por una lógica exclusivamente fiscalista.
Necesitamos instituciones robustas, especializadas y orientadas al fortalecimiento de la industria nacional. Sin un Estado que acompañe, asista y planifique junto a las pymes, difícilmente lograremos construir una economía más justa, dinámica y competitiva en el mundo que viene.
(*) Empresario pyme y secretario de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN)