A partir de la resistencia y la responsabilidad compartida, llevan adelante un emprendimiento productivo que logró proyectarse en el tiempo.
La Cooperativa de Trabajo La Matanza Ltda. está ubicada en la localidad bonaerense de Isidro Casanova desde el año 1977, luego de trasladar la empresa por la persecución que sufría la familia que la llevaba adelante, durante los años de la dictadura cívico militar.
Si bien en sus mejores momentos llegaron a ser ochenta personas trabajadoras, la crisis económica de los años ’90 afectó fuertemente a su composición, lo cual, sumado a los conflictos familiares, tuvo como resultado la decisión del cuerpo laboral de defender sus puestos. Por este motivo, se comunicaron con la apoderada legal del espacio, y acordaron que las máquinas y la infraestructura pasarían a ser patrimonio de la cooperativa.
“Llegamos al ’99 con la fábrica muy para atrás. En 2001 empezó el proceso de recuperación, con veinte trabajadoras, de las cuales solo tres eran hombres. Recién se estaba hablando de fábricas recuperadas, pero al lado de la empresa había un comerciante que los puso en contacto con una cooperativa, y ahí se empezó a formar”, contó una de las referentes de la empresa social, Edith Garay.
Como nota personal, la mujer expresó que pese a no ser una de las socias fundadoras de la Cooperativa, su tío sí lo fue, y cómo estas dinámicas afectan a las familias: “Siempre lo hablo desde el lado familiar, del acompañamiento de las familias, de la importancia de la familia y cómo bancan ese proceso. Se suele hablar del apoyo de los compañeros y compañeras, que también hay que reconocerlo, pero hay que hablar de las familias. De las mujeres que son las que bancan las ollas en las casas, hacen costura, cuidan a los chicos, viendo de dónde van a sacar comida mientras el proceso de recuperación se logra. Los hijos e hijas de compañeros que fueron parte de esa lucha, son historias que vale la pena destacar”.
Sacar adelante el proyecto
Entre 2012 y 2015, la Cooperativa La Matanza vivió tiempos de gran productividad, donde logró establecerse como proveedora para las industrias eléctricas, de herraje, de cerradura, y del juguete. Asimismo, establecieron retiros importantes, y mantenían excelente relación con proveedores.
Sin embargo, durante los años de gobierno de Mauricio Macri comenzaron una época de declive, que concluyó con la llegada de la pandemia en el año 2020. Con mucha dificultad, las trabajadoras que quedaban apostaron a seguir con su tarea.
“Ahora, nuestra gran parte de clientes son empresas que utilizan para un mismo producto o accesorios, generalmente PyMEs, algunas los exportan. Algunos de los clientes ya venían de la empresa anterior, y otros los fuimos haciendo a lo largo de estos años”, afirmó la referente.
Sobre la forma cooperativa de organizarse, en el contexto actual, Garay enfatizó: “Recomiendo que la gente haga cooperativas. El trabajo, hoy, es el bien más escaso que existe. Y creo que el trabajo como tradicionalmente se conocía, hoy ya no funciona. Creo que poder trabajar cooperativamente te cambia la vida. Sí, te da dolores de cabeza, porque muchas veces tenés la responsabilidad de llevar tu sustento, y también el de tus compañeros. Pero son dolores de cabeza porque sabés que estás peleando por algo que es tuyo. Que estás creando algo tuyo, y que la rentabilidad es tuya”.
“No dudo que la forma de trabajar a corto plazo va a ser el cooperativismo y la autogestión. Y desde ahí tenemos que crear una política distinta. El cooperativismo, organizar los barrios en cadenas productivas”, concluyó.
Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en el programa Entre amigos, en AgenHoy (Florencio Varela, Buenos Aires).