Edición n° 2909 . 08/11/2024

Kulfas se fue por el caño y lo reemplaza Scioli

Con el trasfondo de las obras del gasoducto Néstor Kirchner y las presiones del grupo Techint sobre las contrataciones, Kulfas quiso descalificar a Cristina y terminó en pocas horas fuera del cargo.

( Por Raúl Dellatorre/ Página 12/ Director de Motor Económico) El presidente de la Nación le pidió la renuncia al ministro de desarrollo productivo, Matías Kulfas después que, a través de expresiones propias y de un comentario «en off» que se distribuyeron desde su cartera, se atacara a Cristina Kirchner descalificando sus palabras deel viernes en Tecnópolis, y se pusiera en duda la conducta de funcionarios que le responden políticamente. Para el cargo que deja Kulfas fue designado Daniel Scioli, actual embajador en Brasil, quien pidió «unos días» para resolver asuntos personales y de su función en ese país y asumiría el cargo tras la Cumbre de las Américas que tendrá lugar esta semana en Estados Unidos.

Este sábado se sucedieron reuniones de funcionarios de primer nivel del gobierno nacional con Alberto Fernández, en relación a los cambios en el elenco oficial (también se incorpora Agustín Rossi a la gestión ejecutiva) y a las estrategias para enfrentar un momento político particularmente complejo para el gobierno. Transitaron por la Quinta de Olivos, entre otros, Sergio Massa, Martín Guzmán, Gustavo Béliz, Santiago Cafiero y Cecilia Todesca

Todo comenzó con la distribución de un comentario «en off» adjudicado al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, poco después de las 21.30 horas del viernes, que respondía en duros términos a referencias hechas por la vicepresidenta Cristina Kirchner en su discurso de esa tarde, en la celebración del centésimo aniversario de la creación de YPF. 

Mientras que Cristina le había sugerido al presidente Alberto Fernández tener mayor firmeza en las negociaciones con Techint, el comentario «en off» le respondía que «fueron los funcionarios de IEASA, designados por ella, los que armaron un pliego de licitación a la medida de Techint» para la compra de los caños del gasoducto Néstor Kirchner. Y remataba el comentario señalando que «son los funcionarios de Cristina los que están usando incorrectamente la lapicera», en alusión a otra metáfora del discurso de la vicepresidenta.

Apenas pasado el mediodía de este sábado, la firma Energía Argentina (IEASA) respondió desmintiendo a Kulfas, a cuya área le adjudicó directamente la autoría del mencionado «off», dando lugar a una sucesión de respuestas y repercusiones que apenas dos horas después pondría punto final a la gestión del ministro. El presidente de la Nación le pidió la renuncia a Kulfas «por decir que había un negociado en la licitación de la obra emblemática del gobierno», el gasoducto Presidente Néstor Kirchner. «No se puede decir cualquier cosa amparado en el off o en la interna», señalaron cerca del presidente. 

La relación con las corporaciones económicas

La sucesión de hechos que enfrentaron en las últimas horas a Cristina con Techint, a Kulfas con Agustín Geréz (presidente de IEASA) y con Cristina (a quien remite políticamente Geréz), y que pusieron en un apuro a Alberto Fernández (prácticamente se vio obligado a despedir a Kulfas), remite a uno de los aspectos centrales de las diferencias internas en el Frente de Todos, que recién en los últimos días empezó a salir a la luz: la relación del gobierno con el núcleo de conducción política de las corporaciones económicas (impecable definición cuya autoría es de Alfredo Zaiat). 

Paolo Rocca CEO de Techint

Cristina Kirchner aludió en su discurso en YPF a un hecho puntual pero muy descriptivo de los condicionamientos que imponen los grupos más concentrados de la economía. Una empresa del grupo Techint, SIAT, se adjudicó la provisión de los caños que conforman el gasoducto Néstor Kirchner en su primer tramo, de 553 km, entre Vaca Muerta (Neuquén) y Salliqueló (noroeste bonaerense). Un ducto clave para garantizar el autoabastecimiento de gas en corto plazo. Para poder cumplir el contrato, SIAT informó que debía importar chapa laminada desde Brasil por unos 220 millones de dólares, que le comprará a otra filial del mismo grupo, para lo cual solicitó que el Banco Central le autorice la importación y le venda las divisas. Solicitud que se aceptó.

«Parece que se ha convertido en un deporte nacional sacarle los dólares de las reservas al Banco Central», ironizó Cristina, y le reclamó a Alberto Fernández más firmeza en las negociaciones con estos grupos que se siguen beneficiando de la obra pública y abusándose de su posición monopólica en los mercados de insumos difundidos.

 

Tras el acto de YPF en Tecnópolis, el viernes, Kulfas ya había tenido expresiones que evidenciaban su desagrado con los dichos de Cristina. Rechazó que el gobierno «se siente como amigos» para tratar con los grandes empresarios, dijo que la licitación adjudicada a Techint para el gasoducto fue conducida por «gente muy cercana a la vicepresidenta» (aludiendo a las autoridades de Energía Argentina) y calificó a la referencia al «uso de la lapicera» como «un chiste, está claro que quien conduce en Argentina es el presidente y no necesita que le digan cómo usar la lapicera». 

El «off» y la respuesta

Después, vino el «off». «La lapicera la tienen que usar los funcionarios de Cristina, que fijaron las condiciones para darle la construcción de las cañerías del gasoducto de Vaca Muerta a Techint. Es IEASA (Energía Argentina SA), con funcionarios designados por ella, quienes hacen las licitaciones», disparó el comentario distribuido por whatsapp en la noche del viernes.

Energía Argentina respondió al comunicado advirtiendo sobre la falsedad de algunas de sus afirmaciones y denunciando «la utilización del periodismo para hacer operaciones políticas en contra de la vicepresidenta» por parte de funcionarios, en este caso, del Ministerio de Desarrollo Productivo. 

La guerra estaba declarada, y fue Cristina quien pocos minutos después retuiteó el mensaje de Energía Argentina, agregando el siguiente comentario: «Muy injusto y, sobre todo, muy doloroso que este tipo de ataques lo ejecuten funcionarios del propio gobierno del Frente de Todos. Lo peor de todo: sin dar la cara, en off, mintiendo y utilizando periodistas. Con errores y aciertos, siempre hablé y actué de frente. Penoso».

Una hora después, a las 13.49, a través de otro tuit, el presidente Alberto Fernández manifestaba que compartía la respuesta de Energía Argentina SA «a una publicación fundada en un supuesto off salido de funcionarios del Gobierno. Confío en la integridad moral y en la idoneidad de quienes llevan adelante la licitación del Gasoducto Nestor Kirchner». Apenas media hora después, se confirmaba que le había solicitado la renuncia a Matías Kulfas. 

Un tapón en el gasoducto

El trasfondo de la disputa que terminó con Kulfas fuera del gobierno es una puja existente entre el bloque dominante del empresariado local y, en este caso, los funcionarios a cargo de la obra principal de infraestructura en la presente etapa. La adjudicación de la provisión de los caños a SIAT no cubre todas las expectativas de Techint. También aspiraban a adjudicarse la provisión de las válvulas con las que se impulsa el transporte del gas, que imaginaban importar a través de otra empresa del grupo. Pero esta semana IEASA declarará desierta esa licitación, contra la pretensión de Techint que pensaba volver a ser único oferente. 

La empresa de Paolo Rocca también aspira a adjudicarse la obra civil (excavaciones y demás), cuya licitación se anunció en la última semana. Este tema fue tratado en una reciente reunión de los principales dirigentes de la Cámara Argentina de la Construcción, en cuya composición actual no le sobran los amigos al gobierno. Ni a los funcionarios alineados con el kirchnerismo, a quienes estos dirigentes consideran «adversarios», ni a los más ligados a Alberto, con quienes aparentan tener buenas relaciones pero los prefieren en situación de debilidad. Tener que depender de este grupo de poder económico para llevar adelante la obra más importante de infraestructura energética del momento, es un riesgo por donde se lo mire.