Edición n° 2882 . 12/10/2024

Kirchner-Macri”: ¿la reconfiguración de la política a partir de los extremos?

Por Emilia Trabucco*

El jueves 14 de febrero, Cristina Fernández de Kirchner, ex presidenta y  vicepresidenta de la Argentina, rompió el silencio después de más de dos meses. Eligió el día de los enamorados, en calidad de “enamorada de la Patria”, para publicar un documento titulado “Argentina en su tercera crisis de deuda. Cuadro de Situación”. A pesar de despertar odios y amores, nadie puede negar la centralidad que sigue detentando Cristina Kirchner en el escenario político nacional. Quizás por eso despierta sentimientos tan extremos.

Su publicación desató rápidamente la reacción de Luis Caputo, actual ministro de Economía del gobierno de Javier Miei, ya que el documento recorre en clave histórica el problema del endeudamiento en el marco de la economía bimonetaria, planteando el inicio de “la tercer crisis de deuda (“aún en tránsito”) en 2016, durante el gobierno de Mauricio Macri, donde el mismo Caputo, como ministro de Finanzas, tuvo un rol central en la toma de deuda ilegal del país con el Fondo Monetario Internacional. Los 45.000 millones de dólares finalmente desembolsados fueron utilizados en su mayoría “para la fuga de capitales especulativos”. “Más que un préstamo, se trató de una monumental estafa”, reza el documento.

Luis “Toto” Caputo invitó a la ex mandataria “a tener un poco de dignidad y permanecer callada”, responsabilizando a sus gestiones por la crisis y defendiendo su política de déficit fiscal cero, cueste lo que cueste, desde la concepción de que dicho déficit es la causa central de la inflación. Kirchner, en las antípodas, fundamenta extensamente que la inflación es producto de la escasez de dólares y el endeudamiento compulsivo, oponiendo al proyecto neoliberal de Mauricio Macri -continuado por Javier Milei-, su proyecto de desarrollo con inclusión social, con el “Estado de derecho” como tercer sector.

Lo cierto es que Cristina elige aparecer en escena en medio de una ofensiva de Mauricio Macri como representante del Círculo Rojo empresarial sobre el gobierno de Milei. Como desarrollamos en análisis anteriores[1], la caída de la Ley Ómnibus de la Cámara de Diputados fue un hecho que conjugó las movilizaciones populares con una estrategia del poder concentrado representado por Macri para poner en evidencia la debilidad institucional del actual gobierno y obligarlo a negociar con los verdaderos dueños del país. El ex presidente parece querer acelerar el proyecto de liberalización financiera que no llegó a completar durante su presidencia.

Han desfilado estos días declaraciones que demuestran la intención explícita de una alianza entre el sector del PRO, partido que lidera Macri, y La Libertad Avanza, fuerza política del Presidente, aunque dicha coalición no termina de concretarse en los hechos, y el macrismo no logra consumar su ofensiva ocupando los lugares en el gabinete que quedaron vacantes después del “castigo” que el presidente efectivizó contra los gobernadores, al sacar de sus cargos a representantes de las provincias que no cumplieron los acuerdos durante el tratamiento de la Ley Ómnibus.

Las tensiones entre proyectos económicos que fueron a tregua para alcanzar la victoria de Milei no se resuelven en un escenario de empate técnico. Los grupos económicos se enfrentan en base a sus propios negocios con los intereses internacionales, aunque acuerdan en la destrucción de los mecanismos del Estado que les permitan seguir extrayendo la riqueza nacional, que se expresa en la fuga de dólares alimentando la bicicleta financiera a costa del bolsillo de los y las trabajadoras.

Cabe resaltar también, que la aparición de Cristina Kirchner se da en el marco de avanzada de dicho proyecto encabezado por Luis “Toto” Caputo. Los medios de comunicación anunciaban el pasado 9 de febrero que el fondo de inversión BlackRock, compró bonos BOPREAL[2], por una “modesta” suma de 1,8 millones de dólares. Lo que llama la atención es el estado público de la noticia, ya que dichos movimientos suelen ocultarse tras el privilegio del secreto bancario. Esto parece ser, más que un guiño al gobierno, la señal del fondo de inversión mundial a los actores financieros de que se volvió a abrir el ciclo de valorización financiera, y por ende, de desangre de divisas en el país. Cristina se refiere a este hecho en el documento: “por primera vez en la historia el Banco Central entregó bonos – bopreal – en una moneda que no emite – dólares – para la deuda en pesos con importadores”, señalándolo como una de las alternativas en curso del presidente para dolarizar.

A pesar de algunos grandes acuerdos, las tensiones por el control político siguen sin resolverse. Ello puede observarse por ejemplo en la “ecléctica” gira internacional del presidente: visita a Israel y su apoyo al sionismo, pasando por Meloni en Italia y terminando en una extensa reunión, con abrazos y sonrisas incluidas, con el Papa Francisco. Sostuvo con la máxima autoridad de la iglesia católica una reunión de 70 minutos, que contrasta con los 22 minutos que duró la misma reunión con Macri en 2016, cuando era presidente. Con Cristina se reunió menos de una hora cuando era mandataria presidencial, pero su relación tiene varios capítulos que incluyen almuerzos y reuniones. No hay que olvidar que, tras el velo místico que Milei quiso imprimirle a su viaje, lo que hay detrás son grandes intereses económicos en Argentina.

Volviendo a la política doméstica, dicho “empate catastrófico” está marcando el pulso y consumando la profunda reconfiguración de las fuerzas que venían ordenando el escenario político argentino, y cambiando además, las mismas reglas de juego, incluyendo la democracia representativa como la concebíamos hace unas décadas, y hasta se podría decir, hace un par de años. El “fenómeno Milei” y su escenario de los tres tercios consumó el alejamiento de la construcción de una mesa de consenso de los partidos con representación parlamentaria, al estilo de los tiempos de Raúl Alfonsín, que de todas maneras fracasó e inauguró la segunda crisis de deuda con la entrega del poder por adelantado. Aquel centro marcado por la moderación que se intentó caminar desde los sectores políticos más conservadores, con el propio ex presidente Alberto Fernández, en la antesala de la irrupción de Milei en la arena política.

En retrospectiva, se puede tomar el intento de magnifemicidio de Cristina Fernández de Kirchner el 1 de septiembre de 2022, como el hecho bisagra de la ruptura del pretendido pacto democrático, donde la misma familia Caputo estuvo involucrada con total impunidad frente al Partido Judicial. Cristina alude a este hecho en una de sus respuestas al actual ministro en la red social X: “no es el primero de su familia que intenta hacerme callar. Solo en un país con este poder Judicial usted puede volver a ser funcionario público”.

En este estado de cosas, las dos figuras que estarían definiendo fuertemente la reconfiguración de la política son Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner. “Dos líderes de facciones, quizás no mayoritarias dentro de estos espacios, pero sí suficientemente poderosas para perturbar el espacio del medio”, como los definía Nosiglia, operador histórico del radicalismo en 2022, en una entrevista con Carlos Pagni, periodista de La Nación.

Esta situación se enmarca en la crisis de los partidos políticos tradicionales, que se desarrolla desde la imposición del proyecto financiero especulativo y extranjerizador, triunfo de la última dictadura militar en Argentina, en un mundo que asistía al cambio del patrón oro por el patrón dólar. Ya en el siglo XXI, el kirchnerismo como expresión que inauguraba en la nueva época el movimiento nacional y popular a partir de 2003, desataba a la vez la rearticulación del proyecto conservador, con una burguesía sin ningún interés en el desarrollo nacional soberano. Un proyecto que logró hacerse del poder del Estado por vía democrática en 2015, con la Alianza Cambiemos, interrumpido – parcialmente – por el gobierno de Fernández-Kirchner en el período 2019-2023. Un gobierno de coalición donde no logró imponerse el plan de crecimiento con inclusión, en una amplia alianza que incluyó intereses económicos, actores del Círculo Rojo, que se siguieron enriqueciendo.

Hoy tanto la Alianza Juntos por el Cambio, cuyo liderazgo lo ejerce Macri,  como Unión por la Patria, con la figura fuerte de Cristina Kirchner, asisten a una crisis interna que está reconfigurando alianzas y posicionamientos de actores económicos y políticos. Fracciones más conservadoras al interior de cada espacio, pendulan en un escenario de crisis institucional, mientras que “los extremos” tensionan la reconfiguración de la superestructura y procuran construir espacios de poder y de control de los hilos estatales, donde el Presidente es la figura donde golpear, de un lado y del otro.

Cabe bajo estas hipótesis, preguntarse si el documento lanzado por la ex presidenta no es un mensaje al propio Milei, a pesar de definirlo como un “showman economista en la Rosada”, ya que sus golpes más contundentes parecen dirigirse a la dupla Macri-Caputo. O por lo menos, parece claro que un texto de 33 páginas está destinado a los oídos de quienes ocupan lugares en la superestructura política, propios y ajenos. Luego de recorrer las graves consecuencias que traería la efectivización del proyecto de dolarización en Argentina, “invita” al presidente, declarado admirador de Israel, a que tenga en cuenta que dicho país se constituyó en potencia a partir de “un Estado fuerte, presente y eficiente”- Declaración al menos, polémica, en un momento donde Israel bombardea hospitales y masacra millones de inocentes palestinos. Otra vez, el mensaje no parece dirigirse a sus bases de representación. El documento no plantea salidas de organización, eso será tarea de sus cuadros intermedios.

Mientras se juega la reconfiguración del escenario político superestructural, se acumula un 20,6% de inflación mensual, lo que suma un 51% en los primeros dos meses de gobierno y que destruyen el poder adquisitivo de las mayorías trabajadoras. Salarios congelados, 118% de devaluación, aumento indiscriminado del transporte, los servicios básicos y los alimentos marcan la cotidianeidad de millones de argentinos y argentinas que se debaten en una crisis que se agrava a medida que se acerca el tiempo de inicio de la escolaridad. La transformación de las reglas mismas de la política y la reconfiguración de las fuerzas no parecen hacer síntesis en referencias claras que marquen una direccionalidad a las múltiples iniciativas de organización que surgen en los distintos territorios y bajo múltiples demandas. La crisis atraviesa el propio proyecto del kirchnerismo, de la mano de funcionarios del gobierno anterior que aún se sostienen en el Estado, o el alejamiento de los representantes de las demandas urgentes de sus representados.

Los destinos de la avanzada de un proyecto de especulación financiera, endeudamiento feroz, dolarización y transferencia de ingresos de los y las trabajadoras a la ganancia empresarial son ya conocidos en la historia nacional. El recorrido histórico por las tres grandes crisis de deuda que realiza Cristina Fernández de Kirchner lo explica perfectamente. El tiempo que lleve construir la conducción del proyecto popular en esta época de profunda crisis política de representación, es tiempo de hambre y sufrimiento para quienes trabajan. Esa es la urgencia.

*Trabucco es psicóloga, Magíster en Seguridad de la Nación. Analista de CLAE Argentina (Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico)


[1] “La Ley Ómnibus que no fue: cómo se combinaron el golpe del Círculo Rojo a Milei y las movilizaciones populares” (9/2/24) ”https://estrategia.la/2024/02/09/la-ley-omnibus-que-no-fue-como-se-combinaron-el-golpe-del-circulo-rojo-a-milei-y-las-movilizaciones-populares/

[2] Bono para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal)