Edición n° 2908 . 07/11/2024

Kicillof tiende puentes hacia sus colegas de la zona núcleo

En Expoagro el mandatario provincial aprovechó la cena del lunes para compartir una agenda común con Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. Los fondos y la producción, al tope del temario.

El gesto no pasó inadvertido entre el resto de los gobernadores, según pudo saber este diario: ni bien terminó su discurso ante la Legislatura, el lunes 4, Axel Kicillof viajó hasta San Nicolás para participar en la cena de Expoagro, donde terminó pronunciando otro discurso más. El contexto es nada menos que la discusión sobre el Pacto de Mayo propuesto por el Presidente. La eventual firma queda lejos, el 25 de mayo, pero el posicionamiento de cada provincia es como una página que necesita refresh a cada minuto.

Acompañado por el ministro de Desarrollo Agrario Javier Rodríguez, el de Producción Augusto Costa y el presidente del Banco Provincia Juan Cuattromo, Kicillof empezó por reconocer la compañía de otros gobernadores. Mencionó al cordobés Martín Llaryora, el santafesino Maximiliano Pullaro y al entrerriano Rogelio Frigerio.

Los productores presentes se preguntaron, ayer y hoy, si el gobierno mantendría la invitación para todos los gobernadores juntos, en principio para este viernes 8, y en ese caso cuál sería la posición de Kicillof.

Los funcionarios bonaerenses se dedicaron a recitar como un mantra un párrafo del discurso del gobernador. “No se confundan, porque el concepto es complejo y tiene más de un paso”, recomendaban.

En el texto hay por lo menos tres elementos que encastran:

*”Queremos garantizar que jamás, pero jamás, la provincia de Buenos Aires va a salvarse sola. No vamos a ser cómplices del afán desintegrador del Presidente. La Provincia promoverá cada vez más una mayor cooperación con los demás gobiernos provinciales”.

*”Cuenten con nosotros para reuniones de trabajo, para encuentros destinados a solucionar problemas, e incluso para debatir”.

*”Pero si se trata de encuentros para fotos y para marketing, arranquen nomás si no llegamos”.

El Gobierno nacional mostró idas y vueltas pero sus operadores mediáticos sólo reprodujeron la última frase de Kicillof y omitieron las anteriores.

Tampoco le prestaron atención, salvo que sí lo hayan hecho y luego resolvieran silenciarlo, a la agenda común de las provincias de la zona núcleo. Kicillof es peronista. Llaryora es un peronista cordobesista o viceversa. Pullaro, radical. Frigerio fue ministro del Interior de Mauricio Macri y revista en el PRO. Pero más allá de su color político, y sobre todo en los tres primeros casos, las agendas son parecidas.

Los gobernadores de la zona núcleo piden el pago del Fondo de Incentivo Docente, que fue interrumpido por la Casa Rosada.

Reclaman el regreso de los subsidios al transporte.

Córdoba en particular agrega un viejo tema, que es el de la deuda nacional con su Caja de Jubilaciones. Colaboradores de Kicillof que tuvieron contacto con sus pares cordobeses le informaron al gobernador que Llaryora está irritado con el freno en el giro mensual de 11 mil millones de pesos dispuesto por Luis «Toto» Caputo apenas se sentó en el superministerio de Economía.

Y están disconformes con las políticas productivas, porque la recesión aumenta e desempleo y profundiza la caída de la recaudación impositiva nacional, provincial y municipal. Acindar, del grupo ArcelorMittai, la mayor empresa de acero del mundo, anunció el parate de sus cuatro plantas en el país. Dos de ellas están en Santa Fe: Rosario y Villa Constitución. Otra en Buenos Aires, la de San Nicolás. Y la cuarta en Villa Mercedes, provincia de San Luis. La industria automotriz de Córdoba está desacelerando. Es el corazón de una industria que, como informó la Asociación de Fábricas Automotrices, producirá este año un 11 por ciento menos de vehículos. Los autopartistas son aún más pesimistas. Calculan la caída en un 20 o un 25 por ciento. Sufrirán más los vinculados al mercado interno, por caída del consumo. Y padecerán todos el peso financiero de su deuda en dólares con los proveedores internacionales. La única excepción hasta ahora es Ford, que anunció un aumento de producción gracias a las ventas de su Ranger.

«No hay que extrañarse por las coincidencias», reflexionó un funcionario provincial que pidió reserva de identidad. «Son provincias similares en términos de producción, y por lo tanto ya sufren el impacto en la caída del empleo debida a las políticas nacionales del ministro Luis Caputo. Sus gobernadores pensarán como piensen pero saben que siempre que aplicó ese tipo de medidas sus realidades provinciales se vieron afectadas.»

Para terminar con cualquier duda ajena sobre sus ideas, en la cena de Expoagro del lunes Kicillof dijo que «la provincia de Buenos Aires es el mejor ejemplo para repensar falsas dicotomías: nuestra columna vertebral es la producción y el trabajo, tanto en la industria como en el sector agropecuario». Subrayó: «Es imposible gobernar esta provincia sin pensar en el campo. Nos hemos dedicado desde el primer día a generar las políticas públicas que dieran respuestas en el interior bonaerense». Citó la sequía de 2023, recordó que su gobierno decretó la emergencia y que abrió líneas de crédito. 

Cuattromo lo complementó: «Hay una clara definición del gobernador de acompañar a todos los sectores productivos bonaerenses con políticas públicas que ayuden a sostener la actividad económica y cuidar las fuentes de trabajo en un contexto muy complejo». Indicó que los préstamos del Bapro al sector agropecuario crecieron en 2023 un 28 por ciento respecto de 2022. 

Los funcionarios de Kicillof no ignoran que parte de la complejidad es política.

Cuentan que en privado los dirigentes agropecuarios de la Provincia con quienes tienen relación expresan incertidumbre, hayan votado a Milei, en blanco o a Sergio Massa.

Algunos están en contra de toda retención. 

Otros están en contra de las retenciones no diferenciadas que planteaba la ley ómnibus. Exportar cerveza pasaría a ser una condena, porque tendría derechos de exportaciones iguales a los de la cebada.

La percepción de esos funcionarios es también de enojo, porque hubo una suba de retenciones e impuestos y porque la Secretaría de Agricultura está parada. 

Otro punto de incertidumbre es la tasa real de cambio. «Algunos dicen que con esta inflación muchos no van a liquidar la cosecha y el gobierno quizás se vería tentado de devaluar otra vez, como cuando asumió», relata un funcionario. «Y a su vez es un círculo vicioso, porque nadie quiere esta inflación tan alta, que no es un buen marco para producir. Por supuesto que están más preocupados o incluso irritados los que tienen mayor vínculo con el mercado interno, pero la sensación de incertidumbre sí es común a todas las personas con las que hablamos. Cuando habla el Presidente lo aplauden por coincidencia ideológica. Sin embargo, en las charlas mano a mano nos expresan las preocupaciones cotidianas, que son bien terrenales.»

Martín Granovsky