Edición n° 2723 . 06/05/2024

Julieta Marasas: “El arte es el espacio de análisis, de alienación del mundo real”

(Por Estefanía Cendón) Entrevista a la artista visual y docente Julieta Marasas. Un recorrido a través de su obra que aborda desde aspectos temáticos y técnicos, hasta el análisis de la función social del arte como herramienta de interpretación y cuestionamiento de la realidad y la misma naturaleza humana.

“Me interesa que el público se involucre en ese rol de descifrar, de conectarse, dejar que la obra lo interpele. El arte es ese punto de fuga donde a uno no le queda otra que ser auténtico”, describe Marasas, cuyo trabajo invita al espectador a reflexionar acerca del contexto social y político que nos atraviesa en lo individual y colectivo.

Radicada en la provincia de Córdoba hace 20 años, la artista completó allí sus estudios de formación técnica y docente. Su obra aborda la interpretación minuciosa de temáticas como la ingeniería social en sus diferentes planos tecnológico, político y cultural, provocando al espectador y corriéndolo de los lugares comunes de análisis.

“Las logísticas y las estrategias de manipulación social siempre son las mismas, lo que cambia son los formatos. A través de mi obra señalo de manera silenciosa cómo se regula, potencia o desequilibra una sociedad hipermediatizada y conectada entre sí”, describió la artista.

MOTOR ECONÓMICO: ¿Qué técnicas y materiales utiliza en sus obras? 

Julieta Marasas: Utilizo varias técnicas que viajan entre el dibujo, dispositivos electrónicos y la instalación. La impresión serigráfica es la técnica que más sostuve en el tiempo, un método que viene del grabado. 

Si bien siempre parto de un boceto para trabajar la imagen, la serigrafía me permite combinar aspectos digitales, utilizando programas como Photoshop e Ilustrator, y elementos plásticos, durante las etapas de revelado e impresión en las que uso diferentes pinturas.

Este proceso es casi alquímico: trabajo cautelosamente en las proporciones de distintos elementos químicos propios de la serigrafía. Hace varios años que experimento sobre metal, chapa, como excepción durante el período de pandemia en el que trabajé otros materiales como papel, pero no es lo habitual. 

ME: ¿Por qué la elección del metal? ¿Cómo se da en el tiempo el proceso productivo? 

JM: Siempre me sedujo trabajar con ese material, transmite frialdad y a su vez puedo lograr delicadezas en la terminación de la obra. Considero que involucrarse con el proceso creativo es impredecible, concretar una idea me puede llevar desde dos meses hasta un año. 

Mi obra pasa por varias etapas para existir. Los aspectos mecánicos son más fáciles de manejar en el tiempo, como todo lo relativo a la impresión, mientras que, por el contrario, el devenir de las ideas son impredecibles. 

ME: En su obra se conjugan técnicas tradicionales y otras más contemporáneas. ¿Qué aporta esta elección? 

JM: Creo que en la contemporaneidad vale todo. Es difícil hablar de tradición o no tradición, inclusive esto se ve en premios y reconocimientos a nivel nacional en donde puede ganar desde una pintura al óleo, hasta una instalación o videoarte. 

La obra del artista es contemporánea por la época en la que nació y por los acontecimientos que nos atraviesan. No estamos exentos del contexto. 

ME: También aborda el concepto de contrato social, un contrato social que moldea. ¿Cómo se da ese desafío de emplear el arte como una herramienta para cuestionar el statu quo?

JM: Es fundamental entender que el arte es el espacio más libre que uno puede tener para generar pensamientos abstractos. Abstraerse y a partir de ahí cuestionar tu entorno. En el caso de mi obra desarrollo temáticas vinculadas a ingeniería social, experimentos sociales, la manipulación y su conexión con cambios genéticos. 

El hecho de hacer, manejar herramientas y estar atenta permanentemente a qué cosas me llaman la atención, me permite generar cuestionamientos sociales. Todo pasa por un filtro personal, que la mayoría de las veces no lo tengo muy claro al momento de producir una obra. Trabajo de manera dialéctica entre el concepto y la materialidad: la idea me puede sugerir el material o viceversa, los materiales me sugieren ideas. Generalmente cuando doy muchas vueltas en torno a una obra queda descartada. 

ME: ¿Cuáles son los disparadores o fuentes de inspiración? 

JM: En mi proceso productivo genero una suerte de mapa conceptual donde voy investigando temas, algunos abordados mediáticamente, otros que me atraviesan en lo personal. Por ejemplo: elijo el metal, porque se vincula a la arquitectura; lo automotriz, porque tiene ese brillo que lo asocio a la fuerza de voluntad y la manipulación, porque la vivenciamos cotidianamente. Se da un proceso en el que voy linkeando, conectando temáticas y disparadores.

ME: ¿Cómo es el intercambio con el público? ¿Se da esa recepción del mensaje que busca transmitir?

JM: Con quienes tuve oportunidad de dialogar lo han descifrado bastante bien. Me gusta que se involucren en el juego de indagar, de ver lo fino, lo oculto. Creo que mi obra genera bastante inestabilidad al momento de leerla porque te sitúa en lugares conocidos y, a la vez, cuando te aproximas te lleva a lo desconocido.

Me interesa que el público asuma el rol de descifrar, de conectarse, dejar que la obra lo interpele. La primera pregunta que te hace la gente, por lo general, se vincula a la materialidad, por el impacto que genera, y luego parece que vislumbran cuestiones más profundas.

ME: ¿La obra se resignifica con cada espectador, se abre a nuevas lecturas?

JM: Sí, eso es algo que me enriquece un montón. Las conversaciones y escuchar las interpretaciones espontáneas de la gente es muy valioso para mí. 

Me atrae más preguntar que relatar significados. A veces los artistas podemos terminar contando más de lo que dice la obra… 

ME: En su ejercicio como docente, ¿qué le transmite a sus alumnos?

JM: Intento que miren al arte como una actitud crítica y sensible hacia diferentes acontecimientos individuales o sociales. El arte es un espacio de análisis, de alienación del mundo real. Hoy nuestras costumbres no nos ofrecen estos espacios, sino que promueven la productividad en términos económicos y nunca en términos de calidad humana.

El arte es asociación pura: desde el gesto que genera trazos, hasta como el material con el que trabajamos interactúa con el espacio, su combinación genera distintos significados. Mi obra, sin dudas, no sería la misma si estuviera hecha sobre tela o con barro. Me interesa transmitir a mis estudiantes que el arte es ese punto de fuga donde a uno no le queda otra que ser auténtico. A veces eso da miedo, porque representa lo incierto. 

ME: Definió al arte como un espacio para «alienarse» de la realidad, un concepto al que se le suele adjudicar una connotación negativa. En su caso, sucede todo lo contrario. ¿Qué nuevos cuestionamientos e «incomodidades» abordará su obra frente a la etapa que atraviesa la Argentina? 

JM: Hay muchos conceptos que se han resignificado, por ejemplo la idea de «libertad». Hoy está muy deconstruido el término: ¿qué es la libertad hoy?, ¿el que se hace millonario primero es más libre?, ¿más libre de qué? 

Mi obra gira en torno a la idea de una membrana que acapara y moldea a los seres humanos, que capta su energía vital: ese brillo auténtico y lo exprime. Esa membrana se retroalimenta en base al sudor y la sangre de las personas. Cuando el cuerpo muestra resistencia, cuando ya no cede, es cuando se da lugar a la reflexión, son los cambios graduales que suceden en el tiempo.

A través de mi obra señalo de manera silenciosa cómo se regula, potencia o desequilibra una sociedad hipermediatizada y conectada entre sí. También planteo cómo nuestros cuerpos se van transformando y se van generando nuevas entidades e identidades en esta mixtura entre lo orgánico y lo tecnológico. 

Hace años que mi obra está atravesada por la temática de la ingeniería social en sus diferentes planos: tecnológicos, políticos y culturales. Las logísticas y las estrategias de manipulación social siempre son las mismas, lo que cambia son los formatos. Mi arte va a profundizar en las desviaciones genéticas que produce este fenómeno. Estoy yendo hacia adentro del cuerpo humano.