La Federación de Cooperativas Agropecuarias de San Juan (FecoAgro) Limitada integra, junto a una investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y a la Universidad Nacional de San Juan, un proyecto para producir una variedad nueva de zapallo.
FecoAgro es una iniciativa que surgió en la década de los ´90 para enfrentar la crisis que afectaba al sector agrícola en la región cuyana y que agrupa a pequeñas y pequeños productores agropecuarios a lo largo y a lo ancho de la provincia. En la actualidad, su actividad principal es el desarrollo y comercialización de semillas de hortalizas diversificadas de polinización abierta.
Desde la Federación, explicaron la situación que llevó a pensar este proyecto: “Las variedades de especies obtenidas a través de la polinización abierta permiten conservar la información genética de las semillas a través de sucesivas descendencias, lo cual posibilita al horticultor guardarlas para volver cultivarlas en un nuevo ciclo. Esto las diferencia de las semillas híbridas, obtenidas a través de la polinización cruzada de variedades de plantas diferentes, cuyas hijas no conservan sus características genéticas o son estériles y por lo tanto no pueden ser reutilizadas”.
Sin embargo, advirtieron: “Con el tiempo y a través de los sucesivos ciclos de cultivos se produce un proceso de erosión genética respecto de la calidad de la semilla madre (y, por lo tanto, de los productos obtenidos a través de ella) que, en caso de no hacerse de modo paralelo un mantenimiento de la misma, lleva a que la variedad termine por perderse o degradarse.
Ante esta observación, desde FecoAgro, firmaron un proyecto de investigación y desarrollo entre el grupo liderado por la genetista Rosalia Paz, investigadora asistente del Conicet en el Centro de Investigaciones de la Geósfera y la Biósfera, para el desarrollo de una nueva semilla de zapallo sobre la base genética del Cokena Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), una variedad de zapallo desarrollada en Argentina a principios de los ’90.
Por su parte, la investigadora que lleva adelante este proyecto, afirmó: “Una vez que una variedad de hortaliza sufre un proceso de erosión genética ya no se puede recuperar, pero si se puede desarrollar una nueva con características también deseables en lo que refiere al sabor, la forma, el color y el tamaño. Ese es el proyecto en el que estamos trabajando actualmente”.
Para finalizar, la Federación apuesta al desarrollo e innovación de sus semillas, con un proceso que necesita un seguimiento efectivo: “El mejoramiento genético clásico de los productos agrícolas se logra a través de sucesivas siembras y selecciones de semillas de acuerdo a los atributos que se buscan en un determinado cultivo, teniendo en cuenta además las condiciones del suelo, clima y disponibilidad de agua de cada lugar. En este caso, el desarrollo apunta a obtener la semilla madre de un zapallo con una forma uniforme, dulce y de un intenso color naranja. Una vez que se estabiliza la variedad son fundamentales las tareas de mantenimiento para evitar su erosión y no volver al punto de partida”.
Fuente: El Portal de las Cooperativas