(Por Jorge Duarte @ludistas) En una reunión organizativa, la CGT definió detalles de lo que será la protesta del 18 de diciembre contra la Reforma Laboral. Habrá oradores y un fuerte operativo de seguridad. Se esperan unas 200 mil personas y buscan que no los sobrepase el malestar o el clima que se pueda generar. «Nos tenemos que jugar todo ahora porque no hay mañana», aseguran algunos. Otros prefieren preparar todo para febrero.
La CGT definió los detalles pendientes para lo que se espera sea una masiva protesta contra la Reforma Laboral de Javier Milei que ya empieza a transitar el trámite legislativo desde la Cámara de Senadores de la Nación. En una reunión organizativa se definieron la ubicación del escenario, los oradores, los presentes en el palco, la seguridad y quienes se encargarán de hacer de primera fila en las calles de ingreso a Plaza de Mayo.
La primera definición: el escenario estará ubicado en el centro de la Plaza de Mayo de espaldas a la Casa Rosada. La intención es mostrar el descontento de cara al Ejecutivo que es quien motoriza el proyecto por el cual responsabilizan en buena medida el ministro de Desregulación, Federico Sturzzeneger.
Además habrá un palco en el que, para evitar problemas, sólo subirá el Consejo Directivo pleno de la CGT. Nadie más ni nadie menos. Eso estará rodeado de un fuerte operativo de seguridad para obturar cualquier chance de «desborde» que pudiera surgir espontáneamente o que pueda ser armado prolijamente por cualquier sector.
Con el mismo objetivo ubicaron, adicionalmente, grandes gremios con columnas voluminosas en el frente del escenario y en las calles de ingreso a la Plaza de Mayo. Toda una señal del temor al fantasma de aquel acto del 2017 recordado por el famoso «Poné la fecha la P…».


La sospecha tiene dos aristas: la posible infiltración de la manifestación por parte del Gobierno para deslegitimar a la conducción de la CGT en medio del comienzo del tratamiento de la Reforma o el potencial desagrado espontáneo de las bases en caso de que los oradores no definan claramente la continuidad de las protestas.
«Hay que tener cuidado. ¿Qué le vamos a decir a la gente? ¿Para qué la vamos a juntar?», se preguntaban algunos importantes dirigentes de Azopardo respecto del contenido de los discursos si no había un horizonte claro. Piden que haya contundencia en las declaraciones y definiciones tajantes. El camino obvio luego de una marcha es un paro. «Lo mejor es esperar a febrero. Ahí si que nos jugamos todo», señalan otros.
Se definió que, en principio, tomen la palabra los triunviros: Octavio Arguello, Cristian Jerónimo y Jorge Sola. Todos esperan señales desde el Congreso para pensar el próximo paso. No sería lo mismo tener que enfrentar el tratamiento del proyecto en el Senado antes de fin de año a que quede para febrero. «Si queda para febrero es otro partido. El tema es que pasa si tratan de meterla ahora», se escuchaba.
Los más altos dirigentes de Azopardo ya se reunieron con diputados, senadores, gobernadores, intendentes, organizaciones Pymes, organizaciones sociales y las CTAs entre otros actores políticos y económicos. Al margen del resultado de esas conversaciones nadie se anima a precisar que el Gobierno no logrará el objetivo de obtener los votos necesarios. El clima es de incertidumbre total.


