( por Cecilia Miglio) En los últimos años, la comunicación ha experimentado una profunda transformación, impulsada por la convergencia digital y la interactividad en entornos virtuales. En este contexto, el concepto de hipermediación, desarrollado por Carlos Scolari (2009), nos brinda herramientas clave para repensar el papel de los medios y la producción de contenido en la actualidad. A más de una década de la publicación de El fin de los medios masivos: el comienzo de un debate (Carlón y Scolari, 2009), podemos observar que el sistema mediático no ha desaparecido, sino que se ha reconfigurado, integrando nuevas formas de consumo y producción de información.


Hipermediación y la transformación de la comunicación
La hipermediación no se limita a un solo medio, sino que analiza la interacción reticular entre múltiples sujetos, lenguajes y plataformas digitales. A diferencia de las mediaciones tradicionales, que estudiaban la relación entre los medios y la cultura en un contexto estático, la hipermediación revela una comunicación en constante cambio, donde los usuarios no solo reciben contenido, sino que también lo crean, modifican y distribuyen.


Un ejemplo de esta transformación es el impacto de las redes sociales, que han redefinido el consumo mediático. Plataformas como Instagram, TikTok y YouTube ya no funcionan bajo la lógica de los medios masivos tradicionales, sino que operan mediante algoritmos que priorizan la interacción y la producción descentralizada de contenido. Asimismo, la hipertextualidad y la multimedia han cambiado las estructuras narrativas del periodismo, la literatura y el entretenimiento, integrando nuevas dinámicas comunicativas.
Otro aspecto clave de la hipermediación es la reconfiguración de los géneros mediáticos. Mientras el cine y la televisión enfrentan transformaciones radicales por la digitalización del contenido, otros medios como el streaming han asumido su lugar dentro del ecosistema mediático. Incluso fenómenos como Wikipedia demuestran cómo el conocimiento se construye de manera colectiva y colaborativa, en oposición al modelo unidireccional de los medios tradicionales.
Más de diez años después: ¿realmente llegó el fin de los medios masivos?
Cuando Carlón y Scolari abordaron la crisis de los medios en 2009, muchas de las hipótesis sobre el declive de la prensa, la televisión y la música grabada estaban fundamentadas en el crecimiento de Internet y la interactividad digital. Ahora, más de una década después, podemos ver que el declive no ha significado la desaparición de los medios masivos, sino su transformación.
Por un lado, la radio y la televisión han logrado integrarse a los ecosistemas digitales, adaptándose a nuevos formatos sin extinguirse. Por otro lado, la prensa escrita sí ha sufrido una reducción en su circulación, pero ha encontrado formas de supervivencia en medios digitales que refuerzan su legitimidad. En cuanto a la música grabada, si bien las discográficas tradicionales han perdido protagonismo, han surgido nuevas dinámicas de distribución, como Spotify, que mantienen viva la producción musical.
Además, el “vivo” televisivo sigue teniendo fuerza en eventos deportivos, espectáculos y noticias en tiempo real, lo que demuestra que la necesidad de contenidos masivos y simultáneos no ha desaparecido. En contraste, los blogs han perdido relevancia debido al auge de las redes sociales y las nuevas plataformas de microblogging (forma de comunicación digital basada en publicaciones breves, generalmente entre 120 y 280 caracteres).
Conclusión
El concepto de hipermediación nos permite comprender la comunicación actual como un ecosistema en constante cambio, donde los usuarios han adquirido un papel activo y los medios han evolucionado en función de las nuevas tecnologías. Más de diez años después de las discusiones sobre el “fin de los medios masivos”, podemos afirmar que no ha habido una desaparición absoluta, sino un proceso de reconfiguración en el que lo digital ha redefinido el consumo de información.