La segunda jornada de huelga de las y los trabajadores franceses ha sido todo un éxito, según los organizadores de la movilización.
El gobierno francés pretende retrasar de los 62 a los 64 años la edad de jubilación y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años para cobrar una pensión completa. Una auténtica barbaridad dado el cada vez mayor retraso de la juventud trabajadora en su acceso al mercado laboral y la precariedad de sus contratos que les impiden cotizar a tiempo completo en la gran mayoría de los casos.
Las autoridades desplegaron ayer hasta 11.000 agentes por todo el país para controlar y atemorizar con la idea de reducir la participación en las más de 250 concentraciones y marchas convocadas por todo el país.
La huelga ha sido muy concurrida en el sector de los transporte ssobretodo en la región parisina. La convocatoria ha sido más seguida en los trenes regionales e interurbanos. Y solo circularon, de media, un tercio de los trenes de alta velocidad (TGV).
La inestabilidad laboral, las facilidades a la patronal para el despido y las dificultades para conseguir un trabajo a partir de cierta edad tendrán como consencuencia que cada vez menos trabajadores y trabajadoras accederán a una pensión digna una vez terminada su vida laboral. En defintiva, la reforma pretendida significa la desaparición del Sistema Público de Pensiones, una conquista de la clase trabajadora francesa que se remonta a la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Los recortes en las prestaciones jubilatorias servirán, una vez más, para financiar las derivas guerreristas y militaristas que la Otan está exigiendo a los países miembros incrementando desorbitadamente el gasto militar.
Los y las trabajadoras jubiladas y pensionistas son parte de la clase obrera y, por tanto, las propuestas de retrasar la edad de jubilación, de potenciar las pensiones privadas y de bajar el monto de lo pagado mensualmente como pensiones públicas están dentro de la lógica del sistema. Con ello pretende seguir sacando plusvalías de los trabajadores y trabajadoras en activo para engordar las cuentas de los promotores de pensiones privadas, la banca internacional.
Sin duda, la clase trabajadora francesa muestra el camino a seguir para avanzar en los derechos laborales. Las movilizaciones masivas contra las políticas anti obreras deben ser una constante en todos los rincones del mundo. No se puede confiar ni en las retóricas de los líderes políticos cuyos hilos son movidos por la burguesía internacional ni en los sindicatos subvencionados por los estados y las empresas, que tratan de convencernos que en la conciliación de clases se encuentra lo mejor para la clase obrera.
La patronal solo entiende cuando la clase obrera le planta cara, así han sido históricamente sus conquistas.
Fuente: Rebelión