Por Gabriel Fernández *
Europa, con demasiados problemas. Jerson, las interpretaciones. EE.UU. y el neoliberalismo. ASEAN, en marcha con algún zigzag. G20 en Indonesia: recesión, semiconductores, combustibles, ¿paz? América del Sur: atenti.
Claro: Todo taller de forja, parece un mundo que se derrumba.
Los trabajadores alemanes se movilizaron a fondo durante la semana que concluye. Antes habían dicho lo suyo en las calles los franceses, entre otros. En tanto, la Comisión Europea anticipó que la Eurozona entrará en recesión en este último tramo de 2022. “Se espera que un entorno externo más débil y condiciones financieras más estrictas vuelquen a la UE, la zona del euro y la mayoría de los Estados miembros, en recesión en el último trimestre del año”. La entidad que conduce Ursula Von Leyden, coordinadora de la Unión Europea (UE) mostró un informe económico lapidario que, como si fuera poco, será progresivamente entornado por el avance de las bajas temperaturas y la escasez de combustible.
Así las cosas, es pertinente observar con detenimiento los sucesos que, en modo rompecabezas, se van desplegando por todo el planeta. La situación concreta en el terreno de batalla ucraniano, las elecciones en los Estados Unidos, la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), la reunión del G20 que se avecina en Bali, Indonesia, las conflictivas realidades boliviana y peruana, y ciertas movidas comunicacionales sobre amenazas nucleares que, a la luz de acontecimientos previos, no habría que desdeñar pese a su tosquedad.
UCRANIA. En la cuestión Jerson se van cristalizando dos grandes interpretaciones. Están quienes estiman la retirada hacia el río Dniéper como una razonable táctica destinada a aguardar pertrechos recién salidos del horno y fríos vendavales amasados por la naturaleza, y aquellos que la observan como un importante avance ucraniano, portador de un mensaje de erosión y desgaste que involucra yerros de la conducción rusa. Frente a un hecho de importancia como el señalado, es comprensible que los datos se aquilaten en una y otra dirección. De hecho, los hemos recibido de Fuentes Confiables, alejadas de maniobras intencionadas.
Lo que no estaba en el cálculo es la virulenta crítica lanzada por el pensador ruso Aleksander Dugin, quien relativizó el análisis táctico pero también la posibilidad de error y evolucionó hacia el siempre venenoso concepto de traición por ausencia de genuino patriotismo en la cúspide de la Federación. Ese comentario feroz certifica la idea de los informantes que nos sugirieron precaución ante la versión de un Dugin que aconseja en cercanía al presidente Vladimir Putin, y nuestras propias prevenciones, cuando objetamos que su planteo merezca identificarse nítidamente con el peronismo.
En abril de 2019 este redactor lo planteó así: “Surgen dos errores importantes que devalúan el conjunto del planteo y llevan a la diferenciación entre su pensamiento y el análisis de fondo surgido de nuestro movimiento nacional. El primero evidencia la dificultad para tomar distancia y ver la dimensión del propio planteo sobre Eurasia: como si la Rusia imperial se vivificara en su interior, Dugin sugiere el “desmantelamiento” de China. Y lo hace con ofrecimientos menores a modo de consuelo que denotan una subvaloración de la milenaria civilización que se yergue al lado del gran Oso. Dice “Rusia debería ofrecer ayuda a China en dirección sur: Indochina, Filipinas, Indonesia, Australia, como compensación geopolítica”.
Vale adentrarse en la polémica completa. Puede revisarse aquí.
ELECCIONES EN EE.UU. Las elecciones en los Estados Unidos evidenciaron la consolidación de una nación partida y la eficacia de algunos fondos destinados a los más desfavorecidos inyectados por el gobierno demócrata para paliar someramente el malestar de base. En esa acción “populista” puede encontrarse una parte de la explicación acerca de la suave diferencia entre las mediciones previas y el conteo del último voto en Nevada. En el Senado, el oficialismo terminó imponiéndose 50 a 49. En las gobernaciones, la oposición nacional 25 a 23. En la Cámara de Representantes hubo fuerte victoria republicana 211 a 203. Aquí, los colorados sumaron 6 bancas y los celestes perdieron 7.
Los problemas de fondo quedaron lejos de una resolución apropiada. La Reserva Federal (FED) insistió en la suba de tasas de interés como medicina de amargo sabor para afrontar el proceso inflacionario y la situación de los más desfavorecidos se viene instalando como inmodificable. Esto ha llevado a algunas mentes lúcidas –quizás pronto recibirán alguna acusación como parte del esquema macartista integral- a sugerir virajes de fuste. Pocos días atrás el Instituto Roosvelt (por Franklin Delano, claro) evaluó que el gobierno demócrata, para supervivir, debe afrontar una agenda pos neoliberal. Su presidenta, Felicia Wong, señaló que “El neoliberalismo critica el papel del gobierno en la economía. Para los neoliberales, muchas herramientas del Estado son ilegítimas, y sólo deben utilizarse en caso de emergencia o con fines de seguridad nacional. Pero ahora hay una ola en la dirección opuesta”.
La organización, que pretende respaldar al oficialismo para que las huestes lideradas por el ex presidente Donald Trump no se desarrollen, estima que “la política debe reclamar todas las herramientas del Estado: desde la fiscalidad hasta la política industrial, pasando por las infraestructuras y la planificación. Por razones tanto de escala como de velocidad, muchos de los retos de nuestro tiempo requieren una acción gubernamental afirmativa: descarbonizar nuestra economía y luchar contra el cambio climático; crear una mayor equidad racial, de género y de riqueza; construir una infraestructura manufacturera norteamericana más fuerte. Este papel más audaz y robusto del gobierno va en contra del pensamiento neoliberal de la década de 1980 en adelante, y los estadounidenses han aceptado cada vez más la necesidad de ello”.
CUATRO LIBERTADES. Más contundente. La Wong enfatizó que “El neoliberalismo ya no es hegemónico en la política estadounidense, en gran medida por sus fracasos: malos indicadores económicos, desigualdades galopantes y evidentes excesos empresariales”. Sin embargo, el activo de la Roosvelt no se engaña acerca de las trabas para implementar un programa que contraste con el poder: “Muchos elementos del neoliberalismo persisten, porque están arraigados en las relaciones económicas y de poder existentes. El neoliberalismo ha permitido el crecimiento de megacorporaciones con un poder de mercado desmesurado en sectores como el tecnológico, el farmacéutico, el agrícola y el minorista, y su poder es muy difícil de frenar”.
Vale evocar hoy aquél discurso de Franklin Delano Roosvelt, quien activó el rol del Estado y promovió la industria estadounidense, logrando así cuatro victorias electorales. Se conoce como «Discurso de las cuatro libertades» (Four Freedoms Speech) dirigido al Congreso el 6 de enero de 1941. Recibió este nombre porque en el mismo Roosevelt sintetizó en ´cuatro libertades humanas esenciales´ los objetivos de los Estados Unidos para el mundo de posguerra: la libertad de expresión, la libertad religiosa, la libertad de desear una vida mejor y la libertad de vivir sin miedo (freedom of speech, freedom of religion, freedom from want and freedom from fear). Es de mencionar que la campaña de demolición mediática padecida por este impulsor de la locomotora ha sido intensa, persistente y continúa en la actualidad.
ASEAN. Viajemos al presente. La cumbre de Asia Oriental terminó sin un comunicado conjunto debido a discrepancias entre los Estados Unidos y Rusia por la guerra en Ucrania. En la reunión, celebrada este domingo en Nom Pen, Camboya, de forma paralela a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), el ministro ruso de Exterior, Serguéi Lavrov, confirmó la falta de consenso para publicar un documento tras la cita. “No hubo acuerdo. Estados Unidos y sus aliados insisten en un lenguaje inaceptable en relación a la situación en Ucrania”, indicó Lavrov, en rueda de prensa en referencia a las consideraciones que Washington buscaba añadir en el documento sobre el litigio.
La cumbre de Asia Oriental reunió a los líderes de ASEAN con socios externos como los Estados Unidos, China, Rusia, India, Japón, Australia y la Unión Europea. El cónclave congregó en la misma sala a Lavrov, que acudió ante la ausencia del presidente ruso, con el presidente de EE.UU., Joseph Biden, el primer ministro chino, Li Keqiang, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Según la información de quienes cubrieron, “en un ambiente de división y a puerta cerrada, se esperaba que la reunión estuviera dominada por la guerra de Ucrania, la crisis energética y alimentaria y la rivalidad entre China y EE. UU., entre otros asuntos”.
El primer ministro camboyano, Hun Sen, cuyo país preside este año la ASEAN, señaló antes de la reunión que era consciente de las divisiones, que creyó que era posible debatir pese a todo y que su confianza se vio defraudada. Ratificó la orientación de la entidad para construir una región “más pacífica, armoniosa y próspera”.
El dato de color lo insertó el presidente Biden, quien confundió la nación anfitriona con Colombia. Se lo evaluó cual un avance, porque en el traspié anterior había equivocado las razones de la muerte de su propio hijo.
G20 EN BALI. Tras la aparición de este texto, arrancará la decimoséptima reunión del Grupo de los 20 en la isla de Bali, Indonesia. Como se sabe, el G20 es un foro internacional de jefes de Estado y presidentes de bancos centrales, destinado a debatir sobre políticas relacionadas con la situación financiera internacional. Debido al volumen de los allí presentes, se lo considera el principal espacio de deliberación política y económica del mundo. Aunque la agenda marcada puede leerse como una sucesión formalidades y buenas intenciones, es probable que el eje sea cómo evitar (quienes si lo anhelan) una recesión económica global.
El problema es ese. Resulta probable que ante los efectos de la decisión corporativa financiera de alzar urbi et orbi las tasas de interés, mejorar su rentabilidad, destinar ingentes recursos sociales y productivos a la acción bélica, surja una distancia apreciable entre los protagonistas multipolares que necesitan cooperación para sofrenar esa tendencia y los gobiernos doblegados, empezando por los Estados Unidos y el Reino Unido. El contraste no emergerá de modo directo, sino a través de las distintas posturas asumidas ante el conflicto ucraniano. La misma lectura de los países concurrentes evidencia la dificultad: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Reino Unido, Sudáfrica y Turquía, más la Unión Europea.
Hay otra cuestión de interés que subyace en las tensiones que atraviesan el núcleo. Se trata de la discusión en derredor de la elaboración de semiconductores. Allí es donde China enfatiza su modelo cooperativo en detrimento de la ruinosa competencia occidental. Esos productos de alta tecnología están llamados a definir el rumbo productivo futuro y, por sus componentes, su ensamble, la exigencia de trabajadores cualificados y de especialistas, así como las inversiones necesarias, sólo es posible cubrir las exigencias planetarias con países relacionados. Las fuertes restricciones norteamericanas para esos vínculos viene trabando su elaboración y son varios los que, aun integrando su bloque, protestan por lo bajo.
Como si faltaran temas trascendentes, la cuestión de la energía, muy especialmente de los combustibles, también estará presente. En ese punto se aguarda con inquietud la posición de las naciones europeas, especialmente Francia y Alemania. La Argentina intentará, con ubicuidad, promover una mesa de diálogo entre Rusia y Ucrania para buscar un cese de las hostilidades, lo cual repercutiría directamente en la mayor parte de los cruces planteados. El presidente Alberto Fernández anticipó que “Quedamos con el presidente francés Emmanuel Macron en hablar con otros líderes del G20 para ver si podemos tener algún tipo de acciones ya más concretas en favor de constituir una mesa que recupere el diálogo y que empiece por el cese del fuego”.
Sucede que el diálogo debe ser “entre Ucrania y Rusia”, pero la solución será global y fuera de la lógica de bloques, destacó horas atrás. Entre las prioridades en la agenda argentina en la cumbre de Bali, está una reunión con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, y la discusión sobre las consecuencias de la guerra de Ucrania para los países del Sur. El presidente argentino mantendrá también una reunión bilateral con su colega chino, Xi Jinping; tienen varios temas pendientes, desde la instrumentación de la Iniciativa de la Franja y la Ruta hasta las inversiones pactadas previamente para la instalación de una cuarta central nuclear en la nación suramericana, sin olvidar la incorporación al BRICS, entre otros.
AMENAZAS DE FALSA BANDERA. Ahora bien, el lector habrá observado que desde hace una semana, poco menos, la prensa internacional agita la perspectiva de un ataque nuclear ruso sobre Washington. Este periodista ha explicado las distancias que existen entre la responsabilidad por imposición del futuro que despliegan la Federación de Rusia y la República Popular China, en contraposición con el desinterés por vidas y regiones manifestada en los hechos por el poder financiero que gobierna el bloque anglosajón que conduce la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Si a esto le sumamos la desterritorialización generada en la última década sobre el último espacio, la alarma debe encenderse y la consideración de esa “amenaza” evaluarse con detenimiento.
No sólo hay atentados de falsa bandera. También hay advertencias de falsa bandera.
Regístrense las columnas de Debe y Haber en la contabilidad del atlantismo y podrá hallarse sentido al párrafo precedente. A esto se le puede añadir el concepto de Defensa Preventiva que acuñaron los Estados Unidos aquél 7 de Octubre de 2001 cuando invadieron Afganistán sin la autorización de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); la destrucción perduró hasta el 15 de Agosto de 2021, cuando Kabul retornó a manos de los talibanes. La pregunta es ¿qué pretende hacer el bloque anglosajón contra sus adversarios? En la práctica ya habitual de la difusión concentrada, es de rigor plantar la vocación agresiva sobre el destino a horadar para justificar de antemano una acción criminal.
AMÉRICA DEL SUR. Finalmente: la insistencia sobre la configuración de un espacio del Sur que participe unido en la Multipolaridad es un filo que no sacaremos del abdomen de nuestros estados. Por eso, cabe apuntar que la Argentina necesita prestar especial atención a las complejas circunstancias atravesadas por Bolivia y Perú. En ambos países cercanos sendos golpes acechan, prohijados por oligarquías internas –en el caso boliviano, bien detectables- y respaldo norteño. Desajustes en esas zonas andinas pueden originar serios problemas en el precario equilibrio regional, justo ahora –y seguramente también por eso-, que Brasil relanza su lugar.
Sirve escuchar sobre este último punto, el parecer de la periodista Stella Calloni en La Señal.
Hoy como ayer, cuando se respaldó al gobierno constitucional de Evo Morales, la Argentina tiene que hallar el resquicio adecuado para intervenir junto al vecino lusitano para garantizar la democracia en sus alrededores. Sin afán colonial alguno, con sentido popular pleno.
Es cierto que nuestro país y Brasil son los ejes del aglutinamiento sub continental. Pero sin Bolivia y sin Perú, no hay confederación.
Que lo digan la historia, y el futuro.
Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Pinturas. Norman Rockwell. Four Freedom (y más)
Fuente: Radio Gráfica