Los vientos, las olas y los desafíos.
( Por Gabriel Fernández *)
Quienes se esfuerzan en conocer y comprender el decurso planetario deberían forzar una ralentización del ritmo generado por las redes. Ese salto continuo en busca de la novedad provoca dificultades respiratorias si se pretende aprehender los movimientos, necesariamente pausados, de los grandes grupos humanos. El recorrido veloz por las noticias es razonable para las ediciones que se ocupan del mundo del espectáculo, sus romances y desencuentros, o de las pasiones deportivas, con resultados minuto a minuto. No deja de ser conmovedor visualizar el esfuerzo de tantos medios por asimilar la política internacional a semejante métrica.
Atisbemos ahora lo ocurrido la semana pasada.
GRITOS EN LA OSCURIDAD. La debilidad del gobierno norteamericano puede considerarse equivalente a los gritos y los anuncios rimbombantes lanzados por el presidente Donald Trump luego de cada irrupción internacional. El panorama es lo bastante evidente como para que la República Popular China se corra de la escena, tras haber conseguido una baja en los aranceles, y permita a su adversario realizar los anuncios sobre la distensión. Sin embargo, si se observa y balancea la gira asiática en su conjunto, será posible valorar algunos logros de interés que el hombre de la corbata escarlata quedó en condiciones de hacer flamear.
Sucede que Trump va por el mundo con el anhelo de conseguir inversiones productivas para su nación y con el de George Soros (encarnado en Scott Bessent) de priorizar los intereses financieros y los beneficios de las compañías armamentísticas. Como era de prever tras situaciones anteriores, ni bien concluyó su recorrido por Asia, el rubicundo anunció la reanudación de pruebas nucleares tres décadas después, levantando una polvareda que pretende ocultar su menguada capacidad de resolución económica.
El presidente de los Estados Unidos habló con los periodistas en el avión presidencial Air Force One y declaró: “El tema de Ucrania se planteó de forma muy contundente. Hablamos de ello durante mucho tiempo y ambos vamos a trabajar juntos para ver si podemos conseguir algo. Xi nos va a ayudar y vamos a trabajar juntos”. En hilván, informó que bajará del 20 al 10% los aranceles que le había impuesto a China por el tráfico de fentanilo, afirmó que se solucionó “todo lo relacionado con las tierras raras” y dijo que Pekín se comprometió a comprar “inmediatamente cantidades enormes de soja y otros productos agrícolas” a su país.
Por su parte, el jefe de Estado chino se instaló en el terreno poético. Apuntó que “no siempre estamos de acuerdo, y es normal que las dos principales economías del mundo tengan fricciones de vez en cuando”; confió que le dijo a Trump: “ante los vientos, las olas y los desafíos, usted y yo debemos mantener el rumbo correcto y garantizar la navegación estable del gigantesco barco de las relaciones entre China y Estados Unidos”. El jefe oriental celebró que los “equipos económicos y comerciales alcanzaran un consenso básico para abordar nuestras principales preocupaciones y lograron avances alentadores”.
Bueno ¿qué sucedió? China hizo valer su preeminencia en materia de tierras raras así como su fortaleza en el ámbito comercial global y logró de ese modo las anheladas concesiones norteamericanas. Entre ellas destacan la apuntada reducción de aranceles, la suspensión de las tarifas portuarias sobre los barcos chinos y el aplazamiento de los controles de exportación estadounidenses. En un alarde de comprensión, The New York Times narró que “el líder chino permitió que Trump proclamara el resultado de las negociaciones como una victoria de los agricultores y las empresas estadounidenses cuando en verdad la potencia asiática situó la relación en el ámbito que le resultó más conveniente”.


Repasemos todo lo acaecido, porque la aceleración mediática tiende a desestimar, a cada paso, las referencias esenciales.
DEAMBULANDO POR ASIA. El tránsito de Trump involucró a Malasia, Japón y Corea del Sur. Participó en cumbres regionales y buscó revitalizar las alianzas comerciales y militares con históricos socios regionales desconfiados del camino adoptado por Washington y con serias inclinaciones hacia su potente vecino. En Kuala Lumpur, Malasia, se concretó la esperada cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Vale apuntar que allí se integró Timor Oriental como el undécimo miembro pleno del bloque. Es que la coalición se encuentra en alza, pues contiene numerosos elementos decisivos relacionados con la pulseada entre China y el Norte. De hecho, buena parte de la pujanza económica internacional se ha volcado sobre el Indo-Pacífico.
Como referencia de ese volumen, en esta ocasión, participaron el presidente de Brasil, Lula da Silva, el primer ministro chino, Li Qiang, y el propio Donald Trump; brasileños y estadounidenses se vincularon en busca de un atemperamiento de la pugna tarifaria (y política). Este periodista piensa que resulta posible que los sucesos delictivos que explotaron en Río de Janeiro configuren una objeción del Estado Profundo al intento de aproximación. Cual raft sencillo, vale puntuar que los “narcos” no son un puñado de vagos con camisas coloridas, armas sobre la mesa de un tugurio y parches en los ojos. Son gerentes de grandes laboratorios gobernados por corporaciones financieras.
Sigamos. La Asociación mencionada contiene realidades variadas que, sin embargo, confluyen en la necesidad de establecer relaciones equilibradas de comercio e inversión. Resulta pertinente mencionar el litigio fronterizo de Camboya y Tailandia –quizás con premura Trump se esforzó por anunciar que lo había resuelto-, las pugnas interiores en Myanmar (Birmania), las movilizaciones intensas en Indonesia, y las perennes disputas por la propiedad del Mar de China Meridional, que seguramente el lector conoce a través de estas páginas.
En ese marco, sus miembros han logrado una denominada equidistancia estratégica con respecto a los Estados Unidos y China, lo cual –si se consideran los antecedentes- es evaluado por los analistas como un viraje en beneficio de la parte oriental del conflicto. Desde ambas costas es viable suponer que los acuerdos norteamericanos sobre armamentos, bases y geopolítica serán difíciles de sostener si continúa avanzando la presencia económica de Pekín. Por ahora, la ASEAN contiene su unidad al rechazar la adopción de una postura definida en la disputa estratégica.
La alianza en materia de Defensa con los Estados Unidos de algunos países de la región, como Filipinas, Tailandia y Singapur, va en paralelo con el predominio de China en materia de relaciones económicas. Es por ello que en ASEAN prima la postura de mantener una posición autónoma que se resume en el rechazo a tomar partido en esa pulseada de mediano alcance, más allá de las posiciones particulares que pueda adoptar cada país, donde se perciben matices.
En la presente gira, Trump se autoproclamó autor de la paz entre Camboya y Tailandia (ambos países se están preguntando en base a qué factores lanzó su aserto). Asimismo, firmó con Malasia un acuerdo sobre minerales críticos, similar al que había conseguido días atrás con Australia. El objetivo de la Casa Blanca posee como vector la diversificación de las fuentes de esos recursos estratégicos y la gradual reducción de la dependencia de su nación con respecto a China. Cabe anticipar que podrá morigerar la misma, pero ya no eliminarla.
Pocas horas después que Trump abandonara Malasia rumbo a Japón, Pekin recordó al mundo la dimensión de su potencial al anunciar la ampliación del acuerdo comercial entre China y ASEAN para eliminar las barreras comerciales de productos ecológicos y digitales. Por ahora, más allá de las tensiones geopolíticas, la Asociación evidencia que es posible obtener beneficios comerciales y militares en simultáneo de ambas partes en colisión. Por ahora. La mayoría de los países se sienten cómodos teniendo a China como principal socio comercial, sin modificar la posición estadounidense en materia de Defensa.
Luego, Trump fue a Japón. La primera ministra Takaichi Sanae, extendió la alfombra roja y recibió con sonrisas al estentóreo. Ambos firmaron un vasto acuerdo comercial destinado a promover una “nueva era dorada” en las relaciones bilaterales. Los Estados Unidos reducirán de 25% a 15% los aranceles a las importaciones ponjas, mientras que el Sol Naciente ratificó la creación de un fondo de USD 550 mil millones para nuevas inversiones en el país del Norte. Vale recordar que China y Japón son líderes como tenedores de bonos de la deuda norteamericana. También firmaron un acuerdo de cooperación para garantizar el suministro de minerales esenciales y tierras raras.
Según fuentes diplomáticas China está amoscada con Takaichi. Le generan preocupación sus posturas militaristas y pro occidentales. Durante un evento con Trump a bordo de un portaviones estadounidense, la premier prometió reforzar el gasto en Defensa japonés hasta el 2% de su PBI y estrechar los vínculos militares con la potencia norteña. La reciente llegada de Takaichi al gobierno contribuye al progresivo rearme de Japón, y perjudica importantes apuestas del Dragón para obtener un acercamiento.
Observe la interpretación planteada por el analista Guadi Calvo sobre la actualidad trumpiana. Vale.
UN VECINO VEHEMENTE. Como se indicó al comienzo de este texto, Trump y Xi Jinping finalmente se encontraron cara a cara y acordaron una tregua comercial de un año, en Corea del Sur. La cumbre fue considerada un éxito por ambas partes y provocó cierto alivio a los mercados internacionales. Los Estados Unidos se comprometieron a reducir los aranceles sobre las exportaciones chinas del 57% al 47%, mientras que China acordó suspender durante un año sus controles a la exportación de metales de tierras raras, al igual que reanudará las compras de soja, sorgo y otros productos agrícolas estadounidenses. Nadie dijo nada sobre Tik Tok; por debajo, se hicieron circular versiones que ameritan chequeos para arribar a certezas.
Previo a la cita con el mandatario chino, Trump fue recibido por el presidente surcoreano Lee Jae-myung, otro flamante jefe de Estado proclive a reconstituir el vínculo con los Estados Unidos, lo cual implicaría una renovada distancia con su vehemente vecino, Corea del Norte. En ese sentido, Trump sugirió la posibilidad de volver a encontrarse con Kim Jong-un, y los interlocutores cambiaron de tema. Mientras tanto, justo cuando Trump visitaba la zona, el jefe comunista Kim concretó un nuevo ensayo misilístico.
Aunque el pacto resultó poco difundido, es de realce indicar que Trump firmó un acuerdo comercial con Corea del Sur que mantiene el arancel general estadounidense sobre los productos de ese país en el 15%, pero reduce los aranceles sobre los automóviles surcoreanos del 25% al 15%. Fue un logro de interés para las necesidades de la República de Corea. Por otra parte, los Estados Unidos brindarán a ese país el lugar de nación favorecida para sus productos farmacéuticos y de madera, mientras que las piezas de aviones, los medicamentos genéricos y los recursos naturales estarán exentos de aranceles. En cuanto a los semiconductores, los aranceles estadounidenses tendrán como referencia estricta los aplicados a Taiwán, el principal competidor de Corea del Sur en el sector.
A cambio, Seúl invertirá USD 350 mil millones en la economía estadounidense, destinados a la cooperación en la industria de la construcción naval. El presidente surcoreano habló de un plan para “hacer a la industria naval estadounidense grande de nuevo”, ante un Trump que lo aplaudía satisfecho. Ambos países anunciaron que se enlazarán en la regulación y el desarrollo de tecnologías como la Inteligencia Artificial, la biotecnología y la computación cuántica. Nunca olvide a los semiconductores, lector: tampoco, que China está superando a los Estados Unidos en IA.
Falta algo; Trump aprobó los planes de Corea del Sur para construir un submarino de propulsión nuclear en Filadelfia, elogiando a Seúl como un “socio importante” en los esfuerzos por reactivar la industria naval estadounidense. Este anuncio se registró pocas horas antes de la sorpresiva decisión de Trump de reanudar las pruebas con armas nucleares. Se supone que los destinatarios de ese “mensaje” fueron Rusia y Corea del Norte. Pero China reaccionó con suma preocupación, reclamando a la potencia americana que respete sus compromisos. A decir verdad, desde esta secuencia se prefiere indicar que se trató de gritos en la madrugada, modestamente orientados a brindar titulares a los medios. No más que eso.

AMÉRICA PARA LOS NARCOS. Es pertinente repasar el diálogo sostenido con el especialista Hernando Kleimans en nuestra emisora. Configura un estudio importante, pues evalúa el panorama internacional en su conjunto, considera la tensa situación latinoamericana y explica por qué se pretende devaluar el cónclave de Xi con Trump y cuál es el comportamiento de la Federación de Rusia en la presente instancia. Quien escribe preguntó al analista: Si los Estados Unidos persisten en la agresión sobre Venezuela ¿puede desatarse una conflagración con la nación que orienta Vladimir Putin? Vale pensar su respuesta.
Pero qué asunto más intrigante. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova enfatizó ayer que Caracas cuenta con el apoyo de Moscú frente a las agresiones contra Venezuela que los Estados Unidos llevan a cabo con el pretexto de luchar contra el narcotráfico. La perspicaz rubia aseveró que Rusia condena firmemente el uso excesivo de la fuerza militar en misiones contra los delincuentes. Esas acciones violan tanto la legislación estadounidense como el derecho internacional, recordó. Dichas acciones son reconocidas por representantes de varios países y organizaciones internacionales, entre ellos el secretario general de la ONU, António Guterres, y el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, sostuvo Zajárova.
“Reafirmamos nuestro sólido apoyo a los líderes venezolanos en la defensa de la soberanía nacional. Abogamos por la preservación de América Latina y el Caribe como zona de paz“, comunicó. En esa línea, señaló la importancia de “adoptar medidas para reducir la tensión y facilitar la búsqueda de soluciones a los problemas existentes de manera constructiva y respetando las normas jurídicas internacionales”. Enseguida, la vocera expresó que las relaciones bilaterales entre Moscú y Caracas “se desarrollan de forma ascendente en el espíritu de la colaboración estratégica, no están sujetas a fluctuaciones del entorno externo y abarcan áreas de interés mutuo“. Y subrayó que “las cuestiones relativas al fortalecimiento de la capacidad de defensa y a la garantía de la seguridad son competencia de los ministerios correspondientes de nuestros países”.
Vale precisar que las aseveraciones rusas están asentadas en firmes referencias; tienen fundamento. Existen informes de la Organización de las Naciones Unidas que descartan que en Venezuela se produzcan o se trafiquen sustancias ilegales con destino al país del Norte. Un completo reporte de la ONU precisa que 87 % de los narcóticos que tienen como destino la nación que regentea -como puede- Trump siguen la ruta del Pacífico, especialmente desde Colombia y Ecuador, mientras que 8 % lo hace a través de la Guajira colombiana. En el ‘Informe Europeo sobre las Drogas 2025: Tendencias y Avances’ se exponen conclusiones similares. Es más: ni siquiera la célebre DEA menciona a la patria bolivariana como zona de cultivo, procesamiento o distribución.
Es valioso adentrarse en el tema Seguridad de América latina, mediante la mirada de un conocedor con información precisa: el sociólogo y geopolítico Miguel Angel Barrios. A ver:
En su obra ya mítica, Sun Tzu realizó varias observaciones destinadas al empleo de estandartes y banderas a la hora de plantear una batalla. Explicó que esas telas coloridas, de gran porte, tienen como objetivo informar a las tropas sobre los lugares a ocupar y los senderos a recorrer, pero también engañar al rival acerca de las posiciones y los volúmenes de la fuerza propia.
Está todo en tensión, las situaciones son extremadamente dinámicas y algunos de sus factores se pueden modificar. Sin embargo, cuando se toma un poco de distancia, puede percibirse que la tendencia se mantiene. Entonces, sin perder de vista los explosivos datos de corto alcance, resulta pertinente sostener la mirada de trazo medio. Allí está la verdad.
Mientras los lineamientos fuertes se sostienen, es preciso admitir que la gira asiática no resultó infausta para Trump. Como se puede registrar, obtuvo algunas victorias de interés en un tramo muy difícil para su gestión. Esos beneficios no alcanzan para obturar la preeminencia china, pero hablan del complejo entramado del presente.
Es probable que algunos párrafos de este artículo merezcan un repaso.
Compartamos el mate y subrayemos, lector.
* Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal


