La revelación sobre el ataque norteamericano al Nord Stream. El proceso de hegemonía financiera y su auto demolición. Cómo surgieron los emergentes multipolares. El intento del pueblo norteño por zafar. El rol del noruego Stoltenberg. Atacar Asia para protegerla ¿de…?. Prédica humanitaria sintetizada en belicismo. Una OTAN para el Pacífico. Los mejores amigos, dialogan. Rusia e Irán: del SWIFT a la moneda con respaldo en oro.
Por Gabriel Fernández *
Varios puntos señalados con cierta intensidad en esta serie se han develado a través de los acontecimientos recientes.
El sol viene arrasando las calles porteñas y el lector anhela un domingo con lloviznas refrescantes. Vale internarse en el bosque de informaciones, desmalezar y dejarse empapar por los datos que configuran claves. Así, vibra el rayo bendito de la Idea.
SOLUCIÓN PRÁCTICA AL DEBATE FILOSÓFICO SOBRE LA VERDAD. El restallante y hondo trabajo del periodista Seymour Hersch expuso la responsabilidad directa de los Estados Unidos en el atentado contra el oleoducto Nord Stream. Pero, como parte interior de la narración, sacó a la luz algo más importante, signo de los tiempos, que favorece la comprensión del período previo a la contienda ucraniana y –ya que todo se transforma sin diluirse en la nada- un atisbo del devenir.
De la investigación surge, con transparencia, la búsqueda atlantista por quebrar el progresivo vínculo que se fue estableciendo entre Europa y el bloque euroasiático, con énfasis entre Alemania y Rusia, por las buenas o por las malas. Ese vínculo se fue concretando en paralelo al deterioro de la hegemonía del capital financiero, que mostró su dimensión en la crisis de 2008 – 2010.
El gobierno de Barack Obama (2009 – 2017) fue una advertencia bien absorbida por europeos y asiáticos: ultraviolencia en materia de política exterior, y transferencia de recursos hacia el sector financiero en el manejo de la economía local. En Alemania, Angela Merkel (2005 – 2021), quien subió al caballo de gran envergadura por derecha y bajó, encabezando todas las encuestas, por izquierda, encarnó un exitoso proceso inverso. Entre ambos senderos se gestó un espacio de comprensión y aprendizaje significativo para una gran parte del Viejo Continente.
A mediados del proceso indicado este periodista consultó al descubridor de una parte de la trama, el pensador Henry CK Liu sobre qué convenía hacer a Eurasia frente a tal panorama. El analista de Asia Times señaló que solo había que dejar correr la vida económica internacional, pues los vectores de crecimiento del Oso, el Dragón y sus aliados estaban en alza, mientras que los del bloque anglosajón venían decayendo por la propia lógica de acumulación auto impuesta. En ese sentido, explicó que ambas líneas se cruzarían a mediados de la década que hoy atravesamos, con resultados definitivos (hasta el surgir de otra era, claro).
Asimismo, este narrador repasó los textos del oriental argentino Alberto Methol Ferré anunciando la constitución de los estados regionales industriales en el orden planetario, entre los cuales América del Sur en especial y América latina en general, estaban llamados a ocupar un lugar bien importante. No fue necesario recurrir a un pensamiento superior o a datos reservados para comprender el emerger de la Multipolaridad. Veamos. En 2001 se creó la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) con objetivos limitados, y se fue potenciando hasta fortalecerse en todos los rubros a partir del 2017. En 2011 se consolidó el BRICS. Junto a otras entidades de coordinación, estos sinceraron la nueva relación de fuerzas.
UN MODELO AUTO IMPUESTO QUE LLEVA A LA RUINA. El bloque anglosajón y su herramienta, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) observaron que, como las corporaciones financieras que los conducen no podían revertir su modelo (rentístico y hostil a los desarrollos productivos) tendrían que resolver el problema por las malas. Esto es: los números no dan, los emergentes se despliegan proporcionalmente con mayor intensidad, por tanto hay que aprovechar el poderío bélico y propagandístico para disciplinarlos. Esta es la realidad que explica esa definición “objetiva” lanzada por China a mediados del año pasado sobre “el rol anti histórico que juegan los Estados Unidos”.
Por eso se impulsaron estos hechos: el golpe de Estado en Ucrania sobre el arranque de 2014, el intento frustrado de arrasar Siria (rumbo a Irán), las intervenciones para generar litigios internos en Georgia (Revolución de las Rosas, en 2003), y los posteriores hostigamientos sobre Bielorrusia, Kirguistán, Kazajistán, así como el aprovechamiento de situaciones pre existentes para acentuar conflictos en Nagorno Karabaj, en el bicontinental Yemen y varios más. El concepto occidental básico es no podemos ofrecer inversiones productivas, crecimiento, desarrollo, pero podemos obligarlos a disciplinarse a nuestras decisiones.
Durante un período (2017 – 2021), haciendo uso de una democracia que cuesta sostener a sus presuntos adalides, el pueblo norteamericano intentó cambiar la orientación y canalizar las energías externas hacia adentro, con el objetivo de reposicionar el país como una economía industrial, promotora de inversiones productivas y trabajo. Lo hizo a través de quien respaldara al Partido Reformista de Ross Perot en el 2000, el empresario Donald Trump. Perot fue demonizado desde los grandes medios precisamente por intentar un esquema distinto al de las dos grandes formaciones sistémicas. Trump comprendió que no podía prescindir de ellas y se insertó en el Partido Republicano.
Durante su gestión vitalizó la producción y mejoró el nivel de empleo, al tiempo que generó encuentros internacionales que distendieron zonas calientes. Desactivó el hoy redivivo conflicto en el Mar de China Meridional, las tensiones con Corea del Norte, y entabló relaciones continuas con China y la Federación de Rusia. Sostuvo el intento de control sobre América latina sin modificar la ubicación de la misma como patio trasero del imperio. Todo acompañado por un decir cracker que contenía las ansias de nacionalismo y lograba atemperar las demandas belicistas internas. Como ya se ha señalado en estas Fuentes, el balance futuro de la controvertida gestión mostrará algunos factores que pueden llamar la atención.
Pero, se corrobora en los párrafos precedentes, tras una gigantesca campaña propagandística y con serias polémicas en derredor de los resultados electorales, Joseph Biden, quien había sido vicepresidente de Obama, llegó para reposicionar a los Estados Unidos en el rumbo atlántico. Lo hizo con una energía superior a la que transmite personalmente, y con el conocido discurso demócrata asentado en la defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos.
La detonación del trabajo investigativo de Hersch originó tres esquirlas difíciles de sofocar. Por un lado, echó luz sobre una acción delictiva internacional de los Estados Unidos con complicidad directa de Noruega (Jens Stoltenberg, ex primer ministro de ese país, es hoy el secretario general de la OTAN), por otro relanzó el debate interno norteamericano sobre el rumbo de la política exterior y la moralidad y conveniencia de las decisiones adoptadas, y finalmente evidenció lo que estamos analizando, el camino de armonía entre la Unión Europea y el bloque euroasiático y el rápido boicot al mismo establecido desde el antiguo poder concentrado.
EL INTENTO DE ATACAR ASIA PARA PROTEGERLA. La OTAN profundizó en el arranque del año su intento de hacer pie –y generar contrastes- en Asia. Para eso necesita explicar al mundo que China, además de Rusia, configura una amenaza grave para la región. No le resulta fácil, más allá de la receptividad que sus voceros encuentran en los medios de propaganda, pues tras la desarticulación del conflicto en el Mar de China Meridional, el hondo silencio posguerra de Japón y el acercamiento de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) a la multipolaridad, las aguas se han desplazado con serenidad.
Por eso, los Estados Unidos y sus aliados enfatizan el “peligro” que implica la presencia china ¡en su propio barrio! y agitan informes acerca de supuestos planes ofensivos de Corea del Norte para desequilibrar el horizonte. El primer resultado de todo esto no es otro que un alerta general por los desajustes … que provocan los mismos que se manifiestan preocupados por la seguridad regional. El caso del secretario Stoltenberg, es evidente: realizó entre fines de enero y comienzos del mes en curso, un viaje de cuatro días a Corea del Sur y Japón, para abordar las “amenazas militares de China y Corea del Norte”, estrechar lazos políticos con sus principales socios y solicitar más “ayuda” para Ucrania.
Stoltenberg inició su periplo en Corea del Sur y fue recibido por altos funcionarios en Seúl. Durante la reunión con el ministro surcoreano de Asuntos Exteriores, Park Jin, advirtió sobre los “temerarios programas nuclear y de misiles de Corea del Norte”. Una verba semejante inflamó el encuentro con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, y otros funcionarios en Tokio. Stoltenberg celebró el plan de Japón de duplicar su gasto militar en los próximos cinco años, afirmando que refleja el compromiso del archipiélago con la seguridad en un mundo “volátil”. “Nos gustaría seguir promoviendo la cooperación en varios campos entre Japón y la OTAN como socios que comparten valores fundamentales”, dijo en un comunicado publicado por la cancillería japonesa.
Vale remarcar un punto que pasó desapercibido: la renovada presión sobre la zona fue respaldada por uno de los asesores violentistas que promoviera durante su gestión Barack Obama. Se trata de Jim Townsend, subsecretario de Defensa adjunto para Europa y la OTAN bajo la presidencia de Obama, y actual miembro del Center for a New American Security (CNAS). El halcón describió la gira de Stoltenberg por Asia como un viaje de “reafirmación” para los socios asiáticos. “El momento de la visita de Stoltenberg es importante. La guerra en Ucrania ha tenido un efecto en los países asiáticos, y la estrecha relación de China con Rusia es también una amenaza que hay que abordar”, expresó.
EL CONCEPTO DE MADRID SE RESUME EN BELICISMO. Vale recordar que a la cumbre de la OTAN celebrada en junio del año pasado en Madrid, fueron invitados los dirigentes de Japón y Corea del Sur. En aquel entonces expresaron su urgencia por abordar los retos de Asia Oriental. Kishida, expresó una “fuerte sensación de crisis” ante la probabilidad de un conflicto en Asia Oriental en medio de la presunta escalada de China y su creciente presencia en los mares de China Oriental y Meridional. Así Japón, de común acuerdo con los Estados Unidos, transformó su “sensación” en búsqueda, pues evitó narrar que antes del arribo de los atlantistas al gobierno norteño los litigios más importantes habían sido parcialmente desactivados. Durante todo el período, Corea del Norte había acercado vínculos con su vecino sureño y China se cansó de reiterar voluntad de paz y cooperación en todo foro disponible.
El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, manifestó una opinión similar y, sin información genuina sobre agresiones a mano, puso de relieve la importancia de mejorar la seguridad en la región del Indo-Pacífico junto con la OTAN. Desde entonces, tanto Japón como Corea del Sur vienen provocando a una Corea del Norte que, como respuesta, ha llevado a cabo pruebas de misiles en 2022. Los ejercicios militares de China en las aguas que rodean Taiwán el verano pasado también fueron evaluados como una agresión. La intención es involucrar más actores en la contienda que se lleva adelante contra la Federación de Rusia y, por relación transitiva, con el coloso asiático. Sin que la Europa política –doblegada en su soberanía por la OTAN– dijera nada, tanto Japón como Corea del Sur expresaron que la seguridad en Europa está ligada a Asia, ante los estrechos vínculos de Rusia con China y Corea del Norte.
Obvio. Los medios de comunicación estatales norcoreanos calificaron la visita de Stoltenberg como “preludio de confrontación y guerra”, ya que trae las oscuras nubes de una “nueva Guerra Fría” a la región Asia-Pacífico. En cuanto a China, su gobierno señaló a través de la Cancillería que “Las cinco expansiones de la OTAN hacia el este tras la Guerra Fría no solo no han conseguido que Europa sea más segura, sino que han sembrado la semilla del conflicto”. Pero si no hay voluntad, no hay voluntad: Townsend dijo que este tipo de retórica de Corea del Norte y China, en el marco de la visita de Stoltenberg, era de esperar. “Pero para la OTAN, este viaje no es más que una forma de tranquilizar a Corea del Sur y a Japón, de hacerles saber que tienen amigos en Europa y en Estados Unidos que se preocupan por la seguridad de esta parte de Asia”, añadió.
Toda buena película sobre mafiosos da cuenta de un procedimiento transparente. La banda delictiva destruye un predio, y luego se comunica con sus dueños para indicarle que si pagan lo requerido, el lugar será protegido.
UNA OTAN PARA EL PACÍFICO. Según las informaciones recibidas por este periodista, el proceso evidencia la voluntad de los Estados Unidos de constituir una OTAN para Asia y Pacífico. El pronunciamiento final de aquél encuentro español de la Alianza Atlántica, titulado Concepto Estratégico de Madrid, planteó que “Aunque la OTAN es una alianza defensiva, nadie debe dudar de nuestra fuerza y determinación para defender cada centímetro del territorio aliado, preservar la soberanía y la integridad territorial de todos los aliados y prevalecer contra cualquier agresor. En un entorno de competencia estratégica, vamos a aumentar nuestra conciencia global y alcance para disuadir, defender, impugnar y negar en todos los dominios y direcciones”.
El sentido profundo de las preocupaciones del bloque financiero que comanda la OTAN radica en el crecimiento sostenido de los integrantes del BRICS, de los miembros de la Organización de Cooperación de Shangai y de la Unión Económica Euroasiática (UEE). Ese desarrollo generó un acercamiento de las naciones que configuran el ASEAN. Es decir, Asia se le está escurriendo entre las manos al Norte y entonces recurre a los dos núcleos pro occidentales con los que cuenta. Ni siquiera ha logrado sumar a India, calificado como competidor de China en el mediano plazo. Stoltenberg se ha esforzado para incorporar a quien sea para promover la llamada “estrategia Indo-Pacífica” con el fin de formar una arquitectura destinada a contener el desarrollo multipolar.
Pero eso no fue todo. Después de Stoltenberg, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, llegó a Corea del Sur para reiterar su intención de reforzar la “capacidad de disuasión ampliada” de los Estados Unidos. Mientras ese país y la OTAN exageran la idea de que China es una “amenaza militar”, están acentuando sus alianzas bélicas con sus ya escasos aliados asiáticos, lo que provoca una profunda inquietud y amenaza a la seguridad en la región de Asia-Pacífico. Según el gobierno de la República Popular China, a través de Global Times, la OTAN está tratando de llevar a Asia una “confrontación bloque a bloque“ equivalente al litigio entre Rusia y Ucrania.
Es tiempo de visitar Rusia para Xi Jinping. Y hablar sobre estos temas para ratificar rumbos, y ahondar acciones. En pocas semanas, se concretará una reunión clave entre el líder chino y su par Vladimir Putin.
Los mejores amigos, según coinciden.
Las esquirlas de esa verdad siguen encendidas.
IRÁN, MONEDA. OTROS ASUNTOS DE INTERÉS. Como se anunció aquí oportunamente, la expulsión rusa del sistema de información interbancaria SWIFT brindó buenas ideas a los sancionados. Por estas horas el relevo elaborado por la República Islámica de Irán, llamado Sistema de Telecomunicaciones Interbancarias, congrega unos 200 bancos de origen euroasiático. El gobierno de la Federación señaló que el desarrollo de las operaciones está logrando “resolver problemas relacionados con la cooperación de beneficio mutuo y el aumento del comercio”. En sintonía, la administración persa señaló que el comercio regional “está en rublos un 40 por ciento”.
La nación confesional dejó claro que le satisface el empleo del rublo en las transacciones y ninguno de los bancos adscriptos planteó objeción al respecto. La transformación avanza. En las semanas venideras se concretará un Tratado de Libre Comercio entre Irán y la Unión Económica Euroasiática. Y más, a futuro: los Bancos Centrales de Irán y Rusia están trabajando para establecer una moneda estable para el comercio exterior, reemplazando al dólar estadounidense, pero también al rublo y el rial. Esta sería una moneda digital respaldada por oro.
Si se coordina esta opción monetaria, varios países anticiparon que se sumarán. Se trata de la República Popular China e India, nada menos. Los comandados por Xi ya están realizando sus negociaciones a través del yuan, aceptado por los mayores productores petroleros. De modo paralelo, los BRICS en 2023 profundizarán en la articulación de su sistema de pagos financieros mutuos y en la creación de su propia moneda de reserva. Todo esto, y bastante más, está en marcha; al conocer las perspectivas, Washington y Londres anticiparon “el endurecimiento de las sanciones” para los rebeldes económicos. Pero estos no replican, guardan silencio al respecto y siguen construyendo sus puentes.
Según The Cradle, “la fuerte productividad que se avecina vendrá de un BRICS+ respaldado por una moneda respaldada por oro y/o materias primas y un sistema de pago diferente que pasa por alto el dólar estadounidense. Una fuerte productividad definitivamente no vendrá del occidente colectivo cuyas economías están entrando en tiempos de recesión. En medio de tantos desarrollos entrelazados y tantos desafíos, una cosa es cierta. El acuerdo entre Rusia e Irán puede ser solo la primera señal del movimiento de las placas tectónicas en los sistemas bancarios y de pago globales. Bienvenido a uno, dos, mil sistemas de mensajería de pago. Y bienvenidos a su unificación en una red global. Por supuesto que llevará tiempo. Pero este tren financiero de alta velocidad ya salió de la estación”.
Caramba.