Edición n° 3216 . 11/09/2025

Fuentes Seguras. El hilván oculto

Axel Kicillof frente a Javier Milei. Argentina importa. Tucker Carlson, Vladimir Putin, Donald Trump. EEUU en su laberinto. Los pibes de Nepal, a pura fogata después del acercamiento sino indio.

(Por Gabriel Fernández *)

AXEL KICILLOF. Se están cumpliendo 80 años del surgir peronista en la vida nacional. Su persistencia carece de parangón; no hay partido o movimiento que haya logrado una continuidad tan prolongada. La referencia está situada sobre una experiencia masiva, multitudinaria, no se trata apenas de una corriente que, con escasos pero aguerridos militantes, sostiene un sello con empecinamiento. Lo apuntó el Pepe Mujica, poco antes de cerrar su notable participación en la política de este mundo: el monstruo existe, el peronismo existe, créanme. Lo afirmó con esperanza: había entendido enseguida lo que significaba Milei.

La elección del domingo 7 de septiembre permite colegir, sin por eso ignorar otros factores, que el peronismo existe porque le resulta útil al pueblo argentino. Claro, también porque originalmente supo canalizar el alza productiva previa, a impulso de la Guerra. Desde esa base, lanzó sus grandes avances en el clásico decenio 45 – 55 poniendo de pie a una nación industrial y esparciendo la riqueza en variadas direcciones sociales. Asimismo, debido a una postura internacional sabia, profunda y anticipatoria. En sintonía, gracias a la gestación de una cultura honda, que ha combinado el trazo grueso del placer popular y la fineza de las grandes elaboraciones. Entre otros elementos.

Sin embargo, la funcionalidad de la herramienta se despliega en el tiempo con rasgos destacables. El peronismo es el martillo empleado por una gran parte de la población para impactar y, en tantas ocasiones, frenar el odioso andar oligárquico. Se trata de un martillo grande, pesado, que a veces se desarma y necesita reparación. Un arma que, en circunstancias complejas, se desajusta y deja caer su maza sobre el pie de quien pretendía utilizarla. El peronismo le ha traído varios dolores de cabeza al pueblo que lo fabricó, pero algunas satisfacciones enormes que le permitieron atisbar la perspectiva de una vida mejor.

La combinación de recesión y corrupción parece haber limado parcialmente la confianza de una zona de la sociedad en Javier Milei. Suponer que el juego está terminado podría ser temerario: resta otro tramo electoral, nacional, y también la rearticulación del tradicional gesto del antiperonismo cada vez que sospecha el emerger de lo que visualiza como el monstruo del Lago. De allí surge una de las tareas a realizar. Aunque se lo haya intentado, será pertinente insistir, con mejores argumentos, para convencer a los beneficiarios de la labor político económica peronista. ¿Es preciso convencer a alguien de su mejoría palpable? Está visto, que si.

Ha quedado claro que la táctica de calificar a una tendencia propia como traidora o describirla como lo peor de la historia, no es garantía de éxito. Pues ya se ha observado que no se trata apenas de intentar la unidad del movimiento, sino también de evitar la diatriba horizontal, la descalificación extrema del cercano. La otra labor que parece necesario desplegar, está relacionada con la ecuación crecimiento – inflación. Dentro de esa dualidad, es pertinente reflexionar acerca del desafío monetario en un país que no ha completado la sustitución. A vuelo de pájaro, habría que incluir el estudio de los vínculos internacionales según las necesidades y los intereses de la nación.

Existen varios aspectos a resolver en el plano organizacional. Lo vertebrador incide en los contenidos. Cómo escoger los liderazgos parece ser una cuenta pendiente. Y resolver qué lugar tendrá el movimiento obrero en la orientación del espacio político. Entre los dos puntos, es probable que se encuentren algunas respuestas de interés que eviten el vaivén nacional y faciliten una continuidad que trascienda la temporalidad observada en el arranque del texto presente y se afinque en el sentido de la política diseñada. Resultará de valor, a partir de allí, evaluar con detenimiento la relación del peronismo con las distintas fajas empresariales, una complicación recurrente que, aunque posea origen externo al movimiento, necesita una resolución satisfactoria surgida del mismo. En esa línea, será preciso decidir sobre la reconstrucción de compañías estatales y las dimensiones del Estado, sin dejarse arrastrar por la fatigosa y omnipresente propaganda liberal.

La victoria nacional popular de la víspera es de extraordinario valor. Por un lado, implica la decisión social de poner un freno a la acción del mileísmo y por otro abre las compuertas de la esperanza para la aplicación de un Proyecto Nacional integral que estimule el crecimiento local e impulse a la Argentina hacia el lugar que le corresponde en el mundo y las naciones hermanas esperan: vertebrar la unidad del Sur e hilvanar nuestra región con las potencias multipolares emergentes. Es probable que de allí brote una solución para la trampa de la deuda externa que el poder oligárquico financiero ha dejado instalada.

Todo eso es necesario, pero además, posible.

Poner manos a la obra contiene, además, la importancia de ser precavido ante un triunfalismo sin sustento. Existen causas que se concatenaron para llegar a la dramática situación que atraviesa el país. Así como ocho décadas después esta vertiente evidencia su vigor, es preciso admitir que una gran cantidad de ciudadanos tiemblan ante la posibilidad de un nuevo gobierno industrialista y están dispuestos a respaldar todo tipo de agresiones destinadas a evitar el desarrollo nacional. De hecho, están en el gobierno central merced al voto secreto, obligatorio y universal.

Por eso, cabe indicar: el avance ha sido importante, pero esto recién empieza. Y ya sabemos que los errores, se pagan caro.

TUCKER CARLSON. Los Estados Unidos vienen padeciendo fortísimas derrotas en los distintos planos de la vida internacional. Eurasia, Asia, Africa; y en cada caso es posible entrar en detalles notables. Su principal herramienta bélica, la OTAN, se disciplina al capital financiero, se hunde en ese esquema, pero Donald Trump no acude al rescate: la humilla, la sanciona y la distancia. Si se analiza con detenimiento lo ocurrido en ese flanco, las respuestas tardarán en llegar. En la dimensión interna, desempleo, tiros – líos y cosas gordas. Drogas. Delgado mecanismo de salud pública, bajo nivel educativo general. Y nuevos barrios sin servicios esenciales, con carpas y camionetas como casas estables.

Eso si: no renuncia a América latina. Junto a los movimientos generados de modo persistente en distintas naciones del subcontinente, elabora una presión intensa sobre Venezuela. Necesita obturar su influencia política, despejar el vínculo con China y Rusia, castigar la inclusión de funcionarios chinos especializados en PDVSA, debilitar la protección que la patria bolivariana despliega sobre Cuba y Nicaragua, y evitar que tarde o temprano se difunda la noticia más secreta de todas: Venezuela encabeza el crecimiento de PBI en la región. A ver si todavía, sirve de ejemplo. Entre otros asuntos. Con semejante panorama, solo un votante de Milei puede aceptar que la movida norteamericana esté destinada a combatir el narcotráfico.

Sin embargo, hay otro elemento, de menor relevancia, que puede incluirse en la lista. Se trata de un ítem liviano, de menor espesor que los enumerados. Pero Trump, que conoce bastante bien el razonamiento de sus huestes, quizás lo esté tomando en cuenta.

Hace un mes, aproximadamente, este narrador se sentó a ver una charla – asamblea del periodista Tucker Carlson en Texas. Y al final de la misma, estimó saludable subrayar esta clave. La exposición fue brillante. Durante más de una hora explicó con certeza el concepto de objetividad en el área comunicacional y desnudó los artilugios de los medios occidentales; entre otros, destacó las caracterizaciones forzadas para describir a los críticos del Estado Profundo. Casi no habló de Trump -andan ahí, tironeando- pero sí de las dificultades norteamericanas elaboradas bajo la influencia de “la guardia pretoriana de la clase dominante”.

Cuando el discurso terminó, invitó a que los presentes se expresaran con libertad. Una cola de personas jóvenes se formó con celeridad, un asistente alcanzó el micrófono y ahí los hasta entonces espectadores, se zambulleron en sus temáticas. Contrariando buena parte del planteo apuntado por el periodista, se preguntaron cómo harán los Estados Unidos para defenderse del comunismo; varios mencionaron las amenazas que a su entender implican China y Rusia, y fueron muchos los que enfatizaron el riesgo que observan en Venezuela y Cuba. El patrioterismo sin sentido, fruto de grandes inversiones en comunicación, logró establecer una neblina sobre los interesantes conceptos vertidos por el convocante.

Por más que en el trasfondo los motivos del voto republicano constituyeran una demanda de trabajo y bienestar (e inclusive paz), la traducción de Hagamos a Estados Unidos grande otra vez posee escuchas diversas y unas cuantas refieren a la reivindicación de guerras e invasiones típicas de la historia estadounidense. En las semanas recientes, y con energía tras el encuentro de Alaska, Trump es otra vez vapuleado por los medios concentrados: ahora lo acusan, intencionadamente pues saben lo que eso significa en un público de esa naturaleza, como pro ruso, tolerante con el comunismo asiático, empleado de países que anhelan destruir el Norte.

NEPAL, CHINA, INDIA. El acercamiento entre India y China amargó profundamente la mente occidental. Después de invertir tiempo y dinero en dinamitar ese vínculo y atraer a la nación que orienta Narendra Modi hacia un centro hoy descentrado, el Reino Unido y los Estados Unidos tuvieron que observar apretando los puños, la trascendente reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Tianjin y el gigantesco desfile organizado por el coloso que dirige Xi Jingpin.

Como no se logró articular alguna ofensiva sobre los distritos esenciales de la región, las marionetas resultaron ser los pibes de Nepal. Redes sociales y propaganda sobre corruptelas mediante, el malestar se amplificó y las calles ardieron, de modo salvaje.  Cientos de manifestantes incendiaron este martes el Parlamento de Nepal, en una escalada de las protestas que iniciaron la semana pasada, cuando el Gobierno nepalí bloqueó 26 plataformas de redes sociales. Si bien ya se levantó el bloqueo, la eclosión resultó imparable.

Las protestas contra lo que se presumió censura, se expandieron con celeridad. Resultaron muy enfocadas contra el gobierno, lo cual derivó en la renuncia del primer ministro, Khadga Prasad Sharma Oli y varios funcionarios. Durante las refriegas se produjo una veintena de muertes. Los medios locales sostienen que la esposa del premier fue quemada viva. Al cierre de esta edición continuaban las protestas. Densas columnas de humo negro atravesaban el cielo de Katmandú mientras el Ejército, desplegado en la zona, permanecía pasivo sin intervenir para detener el asalto ni sofocar el fuego.

La violencia de la jornada se extendió por toda la capital. La residencia privada del recién dimitido Oli fue incendiada y otros líderes de alto nivel, como el ex primer ministro Sher Bahadur Deuba, resultaron heridos tras ser atacadas sus viviendas. El aeropuerto en la capital de Katmandú fue cerrado y helicópteros del Ejército transportaron a algunos ministros a lugares seguros. Medios locales y videos compartidos en redes sociales mostraron a manifestantes atacando las residencias de los principales líderes políticos en Katmandú y sus alrededores. Se impuso un toque de queda en la capital y otras ciudades, y las escuelas fueron cerradas.

Las casas incendiadas incluyeron las de Sher Bahadur Deuba, líder del partido más grande, Congreso Nepalí; el presidente, Ram Chandra Poudel; el ministro del Interior, Ramesh Lekhak, y el líder del Partido Comunista de Nepal Maoísta, Pushpa Kamal Dahal. Una escuela privada propiedad de la esposa de Deuba, Arzu Deuba Rana, quien es la actual ministra de Exteriores, también fue incendiada. Veinte diputados del Rastriya Swatantra Party (RSP) renunciaron en bloque, declarando que el Parlamento «ha perdido su legitimidad» y proponiendo la creación de un «gobierno civil interino».

Cabe subrayar que los incidentes comenzaron entre los nepaleses más jóvenes después del bloqueo oficial a plataformas como Facebook, X y YouTube, diciendo que las empresas no se habían registrado ni sometido a la supervisión del gobierno. Pero incluso después de que los sitios volvieron a estar en línea, las manifestaciones continuaron, acicateados por renovadas convocatorias autorizadas por las empresas en las redes.

El analista Miguel Ruiz Calvo apuntó que la modalidad feroz y sanguinaria que adoptaron los manifestantes revela en parte la influencia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Mucho odio inducido. Otros informantes asiáticos apuntaron que la presencia de los agentes de inteligencia británicos y estadounidenses quedó transparentada en las manipulaciones de los últimos días a través de las redes, y de la presencia callejera sugiriendo acciones y proveyendo materiales incendiarios. La idea es complicar la existencia de chinos e indios en pleno proceso de enlace regional.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reclamó este lunes que se abra «rápidamente» una investigación «transparente», según un comunicado de Ravina Shamdasani, portavoz de la oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Bastante tiempo atrás, Katmandú fue sinónimo de paz interior y de crecimiento espiritual para el planeta. Por estas horas, parece que la capacidad para atrapar miradas y pensamientos desde las redes sociales, supera aquellos parámetros tan difundidos entre la muchachada hippie.

 * Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal

Ilustración. Nepal. Por Viktoriia Slavinska.