Edición n° 2875 . 05/10/2024

Fuentes Seguras. Donde manda capitán no manda marinero

Europa levanta las tasas de interés y, junto a los Estados Unidos, marcha hacia una recesión. Christine Lagarde enfría la economía. El invierno enfría a la Unión Europea. Rusia cierra el aprovisionamiento. ASEAN y Shangai. Reino Unido: las andanzas de Liz Truss. Margaret Thatcher, sin embargo, no vuelve. Paradoja y destino.

Por Gabriel Fernández *

Sin exagerar, es posible decir que de esta no se vuelve. Europa acaba de adoptar decisiones económicas propias de un país mediano que teme el recalentamiento. El Banco Central Europeo (BCE) endureció su política monetaria con un alza de sus tasas de una dimensión inédita. ¿El argumento? Pero claro: frenar la inflación. No se arredre por algunos números, lector, y acérquese a inferir el significado profundo.

EL FRÍO DE MI CUERPO PREGUNTA POR TI. El Consejo de Gobernadores de la entidad incrementó sus tasas de referencia en 0,75 puntos porcentuales. Se trata de la mayor alza en la historia del BCE, desde 1999. La tasa de depósitos bancarios, que sirve de referencia en un contexto de liquidez, pasó de -0,5% a 0% en julio, y ahora a 0,75%. Por buen tiempo y con buen tino, las tasas de depósito se sostuvieron con indicadores negativos para orientar a los bancos de la eurozona a colocar sus recursos en proyectos productivos. Ya nada será igual.

A diferencia del título de nuestro programa radial, que sugiere modificaciones persistentes para mejorar su calidad, esta decisión –bajo el comando de la conocida Christine Lagarde– informa que las grandes corporaciones financieras han resuelto salir a flote radicalizando la transferencia de ingresos originados en las sociedades del Viejo Continente. Es una profundización del tramo explicado en las Fuentes Seguras llamadas Europa, Europa. Explícitamente, los aumentos de las tasas buscan desacelerar la inversión y el consumo, para reducir la presión sobre los precios. Sin necesidad de modificar su concepción, los analistas del Financial Times apuntaron que “se teme” que el sendero escogido “pueda desatar una recesión en el bloque”.

Lagarde es la presidenta del BCE. La caída no la atemoriza porque el desarrollo productivo nunca fue su Norte. Seguramente algunos argentinos lo recuerdan. Ante el revuelo que causó el anuncio –por estas horas se lo intenta opacar con reinas, reyes y novelescas anécdotas familiares-  advirtió que las tasas aprobadas están todavía “lejos” de un nivel capaz de “ayudar a llevar la inflación al 2%, objetivo permanente de la institución”. No iba a ser El País quien se encargara de indagar ¿por qué ese es el objetivo? La llegada de Liz Truss a la conducción del Reino Unido fue el empuje imprescindible para llevar adelante el enfriamiento.

Como veremos enseguida, ese concepto económico se está transformando, además, en una descripción de las temperaturas concretas.

MILONGA DEL MARINERO Y EL CAPITÁN. En julio, el BCE había sorprendido con un aumento de 0,5 de su tasa, el doble de lo que preveían los analistas. El alza, la primera en diez años, puso fin a una era con fluidez de crédito para estimular la economía de la eurozona, formada por 19 de los 27 países de la Unión Europea (UE). Los economistas estimaban que el camino se iba a retomar este septiembre, pero ya observaron que donde manda capitán no manda marinero y la lógica destinada a impulsar la actividad es calificada como populismo por los verdaderos jefes del bloque anglosajón que orienta la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), férreo disciplinador de la UE.

Parece que no bastaría con cerrar la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA); hay otras casas de altos estudios allende los mares que presentan sus merecimientos.

Impulsada por la acción de la misma OTAN sobre Eurasia, la inflación del bloque registró el mes pasado un aumento del 9,1% interanual, récord desde la creación del euro. La suspensión de entregas de gas ruso a Europa preludia un nuevo pico de los precios de la energía y una inflación de dos dígitos en el otoño. El BCE revisó de hecho su anticipo de inflación en la eurozona, a 8,1% este año, frente al 6,8% que proyectaba en junio, y afirmó que el fenómeno seguirá siendo “muy fuerte” durante “un largo periodo”. Desentendiéndose de la incidencia de sus acciones bélicas sobre los precios, la entidad monetaria informó que su previsión para 2023 y 2024, es de 5,5% y del 2,3% respectivamente.

Sin sonreír, sobreactuando seriedad para denotar que el rumbo es inevitable, Lagarde señaló durante los anuncios que “Hemos cometido errores de previsión porque es virtualmente imposible anticipar e incluir los nuevos modelos como el covid, la guerra en Ucrania, el chantaje de la energía”. Completó la frase asumiendo “la responsabilidad”. Olvidó señalar que la cuestión ucraniana fue forzada por el ala militar de la coalición al extender su presencia sobre la frontera continental. Hoy como ayer Occidente genera los problemas para proponer las soluciones; ahora, las soluciones impactan negativamente sobre el interior mismo de su influencia. Sobre los pueblos europeos, para ser más precisos.

En afán explicativo sencillo, que sería reprobado en las universidades y por las consultoras expertas en reuniones de charlatanes, los atribulados redactores del Financial Times apuntaron a sus lectores que “El alza de las tasas suele ir de par con una reducción de las expectativas de crecimiento económico”. No me digas. De hecho, el BCE subió su proyección de aumento del PBI este año en la zona del euro, a 3,1%, frente a 2,8% en junio; pero rebajó sustancialmente la de 2023, de 2,1% a 0,9%. Al presentar semejantes cifras, la abogada de origen francés admitió que esta última proyección puede empeorar, con un riesgo de “recesión” si se produce un “corte total” del suministro del gas ruso.

La verdad, está previsto que se dispongan nuevos aumentos en las tasas durante las últimas dos reuniones del BCE en 2022. En pleno Mundial de Qatar, que no interesa a los norteamericanos pero sí a los europeos, los miembros del Consejo de Gobernadores resolverán otro torniquete. Lo harán mientras completan sus álbumes de figuritas y los medios informarán quién fue el primero en pegar la más difícil. Desde el directorio del BCE, la alemana Isabel Schnabel, afirmó esta semana que la determinación financierista es la única forma de enfrentar la disparada de los precios, “incluso a riesgo de un crecimiento más débil y de un desempleo más elevado”.

Cabe recordar que en los Estados Unidos, las tasas de referencia de la Reserva Federal se sitúan entre 2,25 y 2,50% y los analistas prevén un aumento de 0,75 puntos porcentuales este mes.

QUE TARDE QUE HAS VENIDO, NO VES QUE YA ES INVIERNO. En tanto, la Federación de Rusia resolvió no reanudar sus suministros de gas a Europa hasta que Occidente levante sus castigos por la guerra de Ucrania. El flujo de gas por Nord Stream 1 está cerrado y el Kremlin recordó que se debe a las sanciones “introducidas contra nuestro país por países occidentales, incluidos Alemania y el Reino Unido”. Más claro: “No existen otras razones que pudieran causar problemas con el bombeo”. Esto lo apuntó Dimitri Peskov. Añadió que la reanudación completa del suministro de gas depende “sin duda” de un cese en las sanciones.

Nord Stream 1 es el gasoducto más grande de Rusia a Europa. El principal proveedor de energía, Gazprom, aseguró el viernes por la noche que la suspensión del suministro de gas hacia Europa a través del gasoducto se extendería indefinidamente. En guarda de las formas empresariales, la compañía rusa señaló “fallos” en una turbina del Nord Stream 1. La empresa a cargo de la maquinaria, Siemens, puso en duda el argumento. Pero la misma Gazprom había responsabilizado a las sanciones occidentales por interrumpir las entregas de gas, diciendo que el fabricante Siemens no había podido realizar reparaciones en las turbinas por ese mismo motivo.

En junio, los países del Grupo de los Siete acordaron estudiar posibles topes de precios al petróleo y al gas rusos para tratar de limitar los ingresos de Moscú tras el alza de los productos energéticos. El disparate procedimental saltó a la vista: los compradores pretendían fijar el precio al productor. El presidente de la Federación, Vladimir Putin, debe haber pensado hacia sus adentros: Si, claro.

La crisis energética en Europa se acrecienta. En los dos días recientes se registró una baja sostenida de las temperaturas promedio y el invierno está avisando de su llegada. Las medidas contra Rusia ocasionaron el alza a nivel mundial de los precios del petróleo, el gas y los fertilizantes“Es evidente que la vida está empeorando para las personas, los empresarios y compañías en Europa, el trabajo empeora, ganan menos dinero y la calidad de vida está cayendo. Es una realidad obvia y, por supuesto, los ciudadanos tendrán cada vez más preguntas que hacer a las autoridades de los países”, dijo Peskov.

ASEAN Y ALGO MÁS. Sigamos con Rusia, pero atisbando el océano. La trascendencia que va cobrando el próximo encuentro de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) quedó evidenciada, tres días atrás, en Vladivostok. Allí se congregó el Foro Económico Oriental, reunión anual del Lejano Oriente ruso, y los asistentes analizaron las relaciones entre la OCS y la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN), además de escuchar un potente y hondo discurso del jefe de Estado de la Federación.

El encanto que despertó en tantos lectores la secuencia de nuestras Fuentes destinada a Samarcanda merece esta breve extensión informativa. Es que la integración de la gigantesca entidad con los países del Asia Pacífico es la natural derivación del vuelco observado en estos últimos meses y la posibilidad de articular ambos espacios con la zona que abarca desde el borde siberiano hasta el mar. Cabe recordar que Asia Central no tiene salida oceánica; una confluencia futura inclinará de modo definitivo el eje de la economía mundial sobre la misma.

Esto no significa que el ASEAN vaya a integrarse a la OCS, sino que ambos conglomerados están dispuestos a enlazar sus políticas. La nueva situación explica la desesperación evidenciada por el presidente norteamericano Joseph Biden cuando recibió en Washington, en mayo pasado, una delegación asiática que ofreció una última oportunidad de contención. Una vez que se limpiaron las declamaciones, quedó claro que los Estados Unidos tenían poco para ofrecer y el viraje se completó: los visitantes consolidaron el giro que se venía desplegando.

Rápidamente el gobierno ruso lanzó su mensaje, ahora reiterado en VladivostokEl ASEAN no debe ser visto como un objeto sobre el que actúa la voluntad de los estados occidentales, para dominar. La OCS, tal como se ha desarrollado, puede triunfar sobre estos conceptos negativos. La idea no tuvo que ser decodificada; fue comprendida con celeridad y las gestiones se intensificaron. El trabajo previo, realizado en silencio y con sagacidad por China, empezó a plasmar resultados. La estructura central de Eurasia forma la agenda de la Gran Eurasia dentro de una red de organizaciones asociadas  Y allí es donde la cooperación con el ASEAN adviene vital.

Como alerta para sureños, cabe indicar que en la reunión del Lejano Oriente ruso habló el representante financiero de la República Popular China, Wang Wen, y expresó entre otras cosas que “Esto significa un nuevo modelo de civilización para economías emergentes como China y Argentina, porque quieren levantarse en paz. Creo que estamos en la nueva era de la civilización”. Es textual, fue traducido por este periodista desde la versión en inglés del foro. El hombre dijo “China y Argentina” al hablar de ejemplos de naciones que construyen otro futuro. Cada quien sacará sus conclusiones.

¿Y Putin? En síntesis apretada, dijo esto: “• Rusia, en cuanto estado soberano, defenderá sus propios intereses. • La fiebre de las sanciones occidentales está amenazando al mundo. Las crisis económicas no terminan después de la pandemia. • El sistema de relaciones internacionales ha cambiado. • Las sanciones a Rusia están haciendo cerrar las empresas en Europa. • La inflación está batiendo records en los países desarrollados. En Rusia gira alrededor del 12%. • Rusia hizo su parte en la exportación del trigo desde Ucrania, pero la mayor parte de las cargas fue destinada a países de la Unión Europea y no a los países en vías de desarrollo. • Occidente no está en condiciones de imponer a Rusia los precios de la energía. • El gas se pagará en rublos y yuanes. • El rol de Asia-Pacìfico está aumentando en modo significativo. • Asia es el nuevo epicentro del progreso tecnológico y la productividad”.

Este narrador solicita al lector que tome bien en cuenta el segmento que aquí concluye.

IN LIZZ WE TRUSS. Las cosas cambian en el Reino Unido. Algunas, cambian hacia atrás. El Rey Carlos III se reunió con la primera ministra, la thatcherista Liz Truss. El monarca la recibió en el Palacio de Buckingham, en la primera audiencia privada entre ambos. La primera ministra fue, a su vez, la última autoridad política en verse con la Reina Isabel II. Estuvieron reunidas el martes pasado, cuando la ahora fallecida le dio la bienvenida al cargo del cual salió eyectado el divertido Boris Johnson.

Mary Elizabeth Truss fue, hasta la semana anterior, ministra de Mujer e Igualdad, dato que no debería pasar desapercibido, sobre todo porque enlazó esa responsabilidad con una relevante presencia en la Secretaría de Estado para Relaciones Exteriores. Tras la salida de Johnson en medio de la tensión descripta en estas páginas sobre recursos y escándalos, Truss ganó las elecciones para el liderazgo del Partido Conservador y se convirtió en primera ministra. Se trata de la tercera mujer en ocupar el cargo tras Margaret Thatcher  y Theresa May. En medio de tanta algarada democratista en contraposición con la autocracia rusa, no está demás apuntar ese dato: llegó a la primera magistratura solo con el voto de una faja interna de los tories.

Detengámonos por un instante en Truss. Se trata de una personalidad cambiante, solo aferrada a lo peor: partidaria del libre comercio, expresión que implica disciplinamiento al capital financiero, opositora a las leyes laborales y férrea crítica de Rusia, China e Irán. Al filo de la guerra en Ucrania, se reunió como Secretaria de Estado, con el canciller Serguei Lavrov; el encuentro fracasó y el ministro ruso lo describió como “el diálogo entre un sordo y un mudo”. No le costó hacerse fama de línea dura: poco antes había sido objetora de Johnson cuando el despeinado intentó reorientar las cuentas fiscales para evitar el deterioro social que hoy se palpa.

En otros rubros, Truss te dice una cosa, como te dice la otra.

Se opuso al Brexit, y luego lo respaldó (“me equivoqué y estoy preparada para admitir que me equivoqué”). Zigzagueó en torno de Turquía, Arabia Saudita e Israel. Apoyó a Johnson, de quien luego se despegó. Respaldó el matrimonio homosexual pero no admitió los derechos trans. Algo semejante ocurrió acerca de la autoidentificación de género. Cuestionó las perforaciones petroleras y luego las admitió, incluido el fracking. Propuso el uso de paneles solares pero luego señaló que resultan deprimentes porque en su lugar debería haber cultivos. Rechazó inversiones en energía nuclear, luego dijo que respaldaba la construcción de pequeñas centrales y finalmente señaló la importancia de elaborar grandes plantas.

Como buena británica, es apasionada del fútbol, aunque con un rasgo impropio para los hinchas tradicionales: cambió de colores. Truss vivió en Leeds y alentó al equipo que hasta hace poco dirigía Marcelo Bielsa. Sin embargo, modificó su lealtad al Norwich City, y es el club al cual apoya actualmente: en su Instagram se muestra sonriente en las tribunas del Carrow Road. “Desde que vivía en Yorkshire, me mudé a Norfolk. Y tengo miedo de decir esto en Elland Road, pero me he convertido en seguidora del Norwich City FC. Son un buen club familiar, ¿qué puedo decir?”, confesó hace poco.

Sin embargo, la familia tampoco es un eje para la líder tory: En 2000, Truss se casó con Hugh O’Leary, contador;​ la pareja tiene dos hijas.​ Desde 2004 hasta mediados de 2005, sostuvo una relación extramatrimonial con el diputado casado Mark Field, a quien el Partido Conservador había designado como su mentor político. Al rato volvió a las fuentes y su matrimonio con O’Leary sobrevive hasta el presente.

A no confundirse, cabe insistir: lo importante es lo importante y hoy, como ayer, considera que su senda política es delineada por Margaret Thatcher y Ronald Reagan.

PARADOJA Y DESTINO. Claro, el planeta no es el mismo. Thatcher gobernó entre 1979 y 1990. La hegemonía del poder concentrado, a pleno. Un poder que usufructuaba el despliegue productivo gestado en las décadas previas a lo largo y a lo ancho de la coalición anglosajona, más los recursos exaccionados de las naciones dependientes. Ese inconcebible volumen de riquezas recién empezaba a ser trasladado hacia la región parasitaria del capitalismo, acrecentando una riqueza que durante el puente de un siglo a otro ahogó a la humanidad hasta forzar un despertar que se percibe por estas horas. Liz Truss podrá admirar a la brutal invasora de Malvinas, pero no logrará emularla.

Es preciso contar con potencial creciente para hacer pata ancha en este globo re diseñado.

Paradoja y destino se conjugan. Aunque tantos no se den cuenta, la revancha de la guerra de 1982 se concretó en el 2001, cuando el pueblo argentino en las calles dio el puntapié inicial para el nuevo período de la historia mundial. Desde entonces, el debilitamiento del neoliberalismo como ejecución económica de la unipolaridad resultó persistente aun con reflujos. Y fueron emergiendo las potencias multipolares, sacudiéndose recetas y sometimientos. El proceso está en marcha. Se sabe que quien planta el árbol no suele disfrutar su sombra –que lo diga Haiti, o la misma Argentina de los 60 después de haber liderado el tercerismo en el 45- y nuestra Patria todavía duda si zambullirse en el cauce que originó.

Pero lo hizo. No fue el único pueblo que movió el amperímetro. Pero lo hizo.

Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal

Pinturas Vincent Van Gogh

Fuente: Radio Grafica