Edición n° 2703 . 16/04/2024

Es influencer y sus videos en los que destaca a las universidades del Conurbano son vistos por millones de personas

Leandro Igounet, ex abogado luego transformado en artista humorístico, comenzó a publicar videos en los que recorre universidades. El de La Matanza fue visto por más de dos millones de personas que conocieron la gran variedad de espacios que tienen estas instituciones educativas, históricamente estigmatizadas.

Por: Gustavo Sarmiento@GustSarmi

“Ya no sé si estoy en Massachusetts o en San Martín”. La frase de Leandro Igounet forma parte de uno de los videos en los que recorre universidades públicas del conurbano que se volvieron virales al instante. Ex abogado, luego inclinado hacia el stand up, se autodefine: “soy un mimo con pensamientos”. Hoy es un influencer. Y las universidades son sus nuevas estrellas, de las que muestra lugares desconocidos para la mayoría, y de excelencia para cualquier institución educativa.

Su lugar es TikTok. Allí el video de la Universidad de San Martín (Unsam) tuvo un millón y medio de vistas. El último fue el de la Universidad de La Matanza (UNLaM): más de dos millones apreciaron las palmeras características, la pista de atletismo de 400 metros, el enorme gimnasio “donde se entrenaba Brian Castaño” (como cuenta Leandro); los pequeños panteones que separan a cada carrera: el de Salud, Derecho y Política, Ciencias Económicas “¿y alguien me explica qué es Formación Continua que no tengo ni idea?”, acota sobre la que sigue, siempre con humor.

Es el momento de la Biblioteca, “el piso súper encerado”, las aulas con camilla del sector enfermería, los muñecos; “estoico”, el caballo que da suerte para los que están complicados con el examen, las impresoras 3D fabricando prótesis en vivo; el enorme Teatro Universidad, y la milanesa con fritas a solo 300 pesos en el buffet universitario.

En primer lugar, Igounet arrancó con las estaciones de subte: “fue de casualidad, estaba con un amigo charlando de qué íbamos a hacer en las vacaciones de verano. Le conté que probablemente no me fuera a ningún lado, justo estábamos en subte viajando, le dije: lo más cerca de irme de vacaciones va a ser la Estación Juramento. Se río, y dije: por qué no mostrar los lugares turísticos que hay cerca de la estación de subte”, destaca a Tiempo el ex trabajador de una Fiscalía penal.

Así entonces empezó mostrando los lugares “y metiendo chistes”. De pronto, empezó a gustar. Crecieron las visualizaciones, y así llegó a hacer 20 estaciones. “En un momento me reconocían como ‘el que recorre los subtes’. Como soy culo inquieto, dije: no quiero encasillarme con el de subte. Además había solo 60 estaciones, se me iba a acabar el negocio, así que empecé a mostrar lugares de interés”.

Saltó de las estaciones de subte a otros lugares de interés con mucho flujo de gente. El primer lugar fue Ciudad Universitaria. “El video caminó muchísimo, lo levantaron en la FADU, los centros de estudiantes, ahí me di cuenta que había otra cosa que mostrar, y empecé a recorrer todas las facultades de Capital (N. de R: las públicas, porque las privadas le exigían presentar una nota y demás trámites burocráticos que iban a contramano del espíritu espontáneo e informal de las producciones). Fui a la de Derecho, la de Sociales, la de Filosofía, Psicología, Medicina, Ciencias Económicas. Cuando vi que se estaban acabando, tomé la decisión de mostrar otras en el Conurbano. Hice el video de la Unsam que explotó muy fuerte. Y ya el de La Matanza se fue de las manos, tuvo una trascendencia pública, lo levantaron políticos, educadores, estudiantes, porque la verdad la universidad es muy vistosa y ni siquiera yo sabía que eso existía”.

Todo es gigante

El video de la Unsam muestra, en este orden: Campus gigante y numerosos edificios (“sentís que estás adentro de la maqueta de una inmobiliaria”), obras de arte “como el firulete de Reynoso, la rosquilla de Homero Simpson o el Pegasus de los Caballeros del Zodíaco”), y lo que más lo flasheó: el Domo. “Ahí me enteré que en la Unsam podés estudiar circo, biotecnología y física de la medicina nuclear”.

El campus es tan grande que tienen un minibús que llevan a las personas de una punta a la otra. Se llama el Tornabus. “Frena en el tornavía, una sede donde antes reparaban ferrocarriles y hoy estudia un montón de gente, y además hacen la Tornapalusa”, aclara. Llega la biblioteca “re zarpada”, una playa sin mar, cancha de sintético, un auditor adentro de un tanque de combustible, aulas en chalets, y MENSA: el comedor donde se consiguen combos enormes de comida y bebida por 500 pesos.

“Lo que más me sorprendió de ambas universidades es la diversidad de gente que transita esos establecimientos. Venía acostumbrado a las universidades de Capital donde vas a la de Medicina y te encontrás a todos con ambo, a la de Derecho y todos de traje, todos en la misma canasta. Ahora, en al Unsam o UnLaM, hay médicos, abogados, alguien que estudia Informática o Ciencias Políticas, todos en el mismo lugar. Y también los campus. El tamaño que tienen. No son edificios, son conjuntos de edificios. Y la parte deportiva de ambas: acá en CABA es muy chiquito, la de Sociales son 4 pisos. En la UNLaM tenés pista de atletismo, natación, gimnasio; en la UNSAM tienen cancha de Beach Volley. Y los tamaños. Todo es mega, todo es gigante”.